Centroamérica Nicaragüenses

La crisis del castro chavismo en Centroamérica: El gigante con pies de barro

El castrismo: de las montañas a los palacios

Después de la guerra y firmados los Acuerdos de Paz (1990-1996) las viejas fuerzas guerrilleras se transforman en partidos parlamentarios y abandonan cualquier referencia o intención revolucionaria, se transformaron en fuerzas del orden.

Los Acuerdos de Paz garantizaron la integración institucional y la impunidad, no obstante la participación de miles de combatientes en las guerras civiles le permitió al FSLN y al FMLN seguir usurpando los esfuerzos revolucionarios de las masas y presentarse electoralmente como una “fuerza revolucionaria”.

La retórica izquierdista nunca desapareció, pero la práctica era otra: se creó una cúpula, ligada a los viejos comandantes ( Ortega en Nicaragua, Handal y Sánchez Ceren en El Salvador) cuyo objetivo era acumular poder y dinero en los parlamentos, en las alcaldías locales, desarrollar un poderoso aparato electoral y clientelar, mientras mantenían el control del movimiento de masas.

El castrochavismo: ricos y tiranos

El ascenso electoral de Chávez (1998) y Lula (2002) abrió una “ventana de negocios” para el castrochavismo centroamericano. El ALBA y Petrocaribe, no tuvo nada que ver con la “solidaridad de los pueblos”, sino con la emergencia de una burguesía asociada a la administración, corrupción y uso clientelar de esos recursos.

Usurpando el descontento de las masas con 15 años de ajuste estructural y neoliberalismo, el FSLN (2006) y el FMLN (2009) regresaron al poder La usurpación y el engaño fueron brutales, pues desde el parlamento el FSLN y el FMLN habían sido claves para garantizar la implementación del orden neoliberal, muy especialmente las privatizaciones y el Tratado de Libre Comercio.

La crisis espectacular que hoy viven los partido castrochavistas: el FSLN, el FMLN y Libre en Honduras y el Frente Amplio en Costa Rica, tiene un explicación común: son partidos del orden neoliberal, comprometidos con las políticas neoliberales y allí donde han gobernado países, alcaldías, parlamentos lo han hecho al servicio de los ricos, fomentando o tolerando la corrupción estatal, enriqueciéndose y en el caso del sandinismo actuando como dictadores.

La ruptura de las masas con el castrochavismo

Entre los años 2014-2017, parecía que el castrochavismo estaba en su cenit, la declaración del XXI Foro de Sao Paolo (2015) decía: “En Centro América se presenta una situación política en la que se combinan la izquierda en el gobierno (el FSLN en Nicaragua y el FMLN en El Salvador), crecientes e importantes espacios institucionales en manos de la izquierda (LIBRE en Honduras y el Frente Amplio en Costa Rica)”.

Tres años después la ilusión está quebrada. En el año 2018 el castrochavismo vive su punto más bajo y su crisis más intensa desde que se puso al frente de las masas en los años 80’s. Hoy el gobierno sandinista está enfrentado una insurrección popular en contra de la tiranía, la corrupción, el enriquecimiento, la falta de libertades y la impunidad que se vive bajo la tiranía de la familia Ortega-Murillo.

El FMLN ha recibido su peor derrota electoral en 25 años de existencia, en las recientes elecciones legislativas, pierde 12 de 14 Alcaldías y el control del parlamento. En la ciudad de San Salvador pierde el 48,4% de los apoyos electorales.

En Costa Rica el Frente Amplio después de alcanzar el 17% de los votos y 9 diputados, pierde el 96% de su apoyo electoral y 8 de 9 diputados.

Hay elementos comunes en esta ruptura que es de masas en Nicaragua y por el momento electoral en Costa Rica y El Salvador.

La primera es que son vistos como partidos del orden neoliberal, partidos que gobiernan o cogobiernan y por lo tanto son garantes de las medidas que producen los sufrimientos de las masas.

La segunda es que se han corrompido, que el acceso al parlamento, las alcaldías, el gobierno y la administración de la relación con Venezuela, ha producido una nueva burguesía vinculada a este proceso.

Tercero que bajo estos gobiernos no se acabó la corrupción, el nepotismo y el clientelismo, sino que se fortaleció.

Cuatro que allí donde dirigen el movimiento de masas, lo conducen de manera autoritaria, si llegan a ser gobierno instauran gobiernos tiránicos.