Editorial

El “Dialogo Social” que sólo beneficia a los empresarios

Durante los últimos meses, Luis Guillermo Solís ha intentado recuperar la popularidad para esto, busca ubicarse como un gobierno que con diálogo, “transparencia” y “eficiencia” mejoró la economía, redujo la pobreza y arregló “la platina”. También dice aliviar la crisis fiscal mediante el mejoramiento en el cobro de impuestos y la negociación con los sindicatos.

Para nosotros, estos supuestos logros del gobierno no son más que un “autobombo” que oculta el verdadero malestar que la clase trabajadora padece bajo el capitalismo hoy; y la variedad de ataques al pueblo que ejecuta Solís, para garantizar los negocios del empresariado.

No se puede afirmar que se mejoró la economía cuando, a pesar del crecimiento de sectores como las zonas francas o las piñeras, los aumentos salariales se han quedado congelados en 0, el desempleo sigue rondando el 9% y es acompañado de una significativa reducción de la fuerza de trabajo del país.

Tan sólo en los primeros dos años de gobierno, 148 mil personas, en su mayoría mujeres, dejaron de buscar empleo luego de meses sin lograrlo.

Tampoco consideramos que la celebrada reducción de la pobreza de un 22,3% a 20,5%, sea algo realmente sustantivo para la clase trabajadora. En primer lugar, porque, puntos más puntos menos, es la misma cifra que se ha venido mostrando el país desde hace 20 años. En segundo, porque está basada en ayudas económicas cada vez de menor duración, que no permiten a las familias cambiar la realidad de sus ingresos, sino apenas pasar por encima de la línea de pobreza por un tiempo.

Un gobierno al servicio de los empresarios

Para nosotros este gobierno ha avanzado más que cualquier otro de Liberación o la Unidad en garantizar medidas de ataque contra el pueblo y de favorecimiento a los grandes intereses imperialistas y empresariales.

Ha permitido que las empresas mantengan o incluso eleven sus ganancias apelando a los despidos, a los aumentos en las jornadas de trabajo (sin extras) y en los ritmos de trabajo, así como también al congelamiento de los aumentos salariales.

Logró, con la invaluable mediación del Frente Amplio y las burocracias sindicales, privatizar los puertos de JAPDEVA, recortar el presupuesto nacional, reducir la planilla del ICE y negociar a la baja importantes convenciones colectivas, algo que la burguesía venía intentando sin éxito por más de dos décadas

Recientemente, volvió a poner sobre la mesa propuestas que habían sido repudiadas por el pueblo al término del gobierno de Chinchilla como el aumento de los peajes para la carretera a San Ramón, la concesión de la carretera a Cartago o el cobro por descarga en internet post pago.

Solo en estos dos meses que lleva el 2017, aumentó la cuota obrera en las pensiones, subió el precio de la gasolina dos veces y ahora se prepara para aumentar el precio del gas de cocina y racionar el agua en los barrios.

Es un hecho que también se encuentra en avanzadas negociaciones con la bancada Liberacionista para aprobar la versión Frenteamplista del proyecto de Impuesto sobre el Valor Agregado (IVA), aunque no está claro que ninguno se quiera quemar a meses de las elecciones.

Los verdaderos logros del gobierno PAC son a favor de la burguesía y el imperialismo que necesitan seguir recortándole a los trabajadores para pagar la deuda de los grandes bancos. Que siguen buscando nuevas formas de apropiarse de los bienes del país para lucrar a costa del pueblo y de someter a la clase trabajadora a niveles más intensos de explotación laboral.

¿Cuál ha sido la receta para pasar estos ataques?

¿Qué es lo que permitió a un presidente tan impopular como Solís “pacificar” a un país convulso por movilizaciones que habían paralizado al gobierno de Chinchilla y avanzar con semejante agenda de ataques?

En nuestra opinión el secreto del gobierno fue lograr reducir las protestas populares utilizando la trampa de un supuesto “diálogo social”.

Los sindicatos, que habían estado a la cabeza de las manifestaciones en el gobierno de Chinchilla, fueron conducidos por sus dirigencias y por el mismo Frente Amplio, a participar en un sinfín de negociaciones legislativas sobre los proyectos de ley de ataque al empleo público.

En su supuesto intento de “ganarse” como aliado al gobierno en estas negociaciones, callaron y aceptaron pasivamente todos los ataques de Solís en lugar de organizar una verdadera lucha contra sus ataques.

Mientras tanto la gran mayoría de la clase trabajadora fue excluida de este supuesto diálogo al no contar con organización sindical propia para su defensa. Su propia opinión sobre los temas laborales, fue suplantada por la de Albino Vargas y los demás los burócratas sindicales. Sus necesidades básicas de aumento salariales, cumplimiento de derechos laborales e inversión pública fueron contestadas con más ataques a su nivel de vida.

Y a pesar de todo esto, esta clase aún no ha dejado de batallar. La mejor muestra de ello son los obreros piñeros nicaragüenses de Los Chiles, afiliados a SITRASEP, que hoy luchan por dar a respetar su sindicato y negociar una Convención Colectiva que mejore su situación laboral.

Solidarizarnos con su esfuerzo y propagarlo entre los trabajadores de la empresa privada, en oposición al engaño del diálogo y las negociaciones en la Asamblea Legislativa impulsados por el FA y las burocracias sindicales, es nuestra prioridad hoy.

*Este artículo fue impreso en la edición N° 81 de «Socialismo Hoy»