Nacionales

Elecciones 2018: Un Juego de Cartas Marcadas

Debate presidencial en UAI Reynaldo Villalobos el 2 de noviembre de 2017 / AFP PHOTO / Ezequiel BECERRA

San José, ene (Socialismo Hoy) – Nuestro partido ha arrancado su campaña política dedicándose a denunciar las grandes injusticias que la clase trabajadora vive bajo el capitalismo y a plantear propuestas socialistas para acabar con la miseria, el desempleo y la desigualdad.

Sin embargo, a pesar de la simpatía que este mensaje está despertando, estamos muy claros en que las elecciones y su sistema de financiamiento están regidas por unas serie de reglas que favorecen a los ricos y sus partidos.

Estos concentran la publicidad en los grandes medios de comunicación, la aparición en los debates transmitidos por medios masivos y el presupuesto para financiar vallas publicitarias y demás propaganda, al acaparar el financiamiento estatal para las elecciones, la famosa “deuda política”.

Actualmente, la mayor parte del financiamiento de las campañas proviene del presupuesto público en la forma de deuda política.

Hoy los partidos más grandes se financian mediante la venta de los famosos “bonos” (Certificados de Cesión de Deuda Política). Al vender estos bonos  los partidos ceden (a sus compradores) su derecho al cobro de la deuda política a cambio de préstamos bancarios, espacio en los medios de comunicación o dinero de inversionistas.

La posibilidad de financiarse con dicho mecanismo es completamente desigual porque el pago de la misma deuda política por parte del Ministerio de Hacienda depende directamente del número de votos alcanzados en la elección.

Esto favorece a los partidos de los ricos que contabilizan miles de millones para campaña  y pone en desventaja a los partidos pequeños y en especial al nuestro, un partido de obreros.

En lugar de financiar la divulgación de las ideas políticas de todos los partidos a la población, el presupuesto electoral  termina siendo acaparado por los partidos que ya han elegido o que en general son respaldados por empresarios dispuestos a adquirir sus bonos.

Además, dicho presupuesto público termina repartiéndose como una piñata entre los principales compradores de bonos: bancos privados como LAFISE, los grandes medios de comunicación como Repretel y Teletica y recientemente hasta ricos autobuseros como Raymond Salim Simaan, que financió 160 millones en bonos  a Juan Diego Castro.

Desde el PT creemos que son estas reglas que terminan poniendo a los mismos partidos políticos en el gobierno y la Asamblea muchas veces a pesar del descontento y la desconfianza popular.

Son estas las que ponen en el poder a partidos que luego reparten jugosos negocios en manos de unas cuantas empresas y legislan en pro de su beneficio.

Por eso buscamos impulsar una reforma al Código Electoral que garantice igualdad de condiciones para que la clase trabajadora se organice en sus propios partidos.

Una que garantice el acceso equitativo de la “deuda política” para todas las agrupaciones, independientemente de los votos y el capital de los mismos; que brinde espacios gratuitos en los principales medios de comunicación para divulgar las propuestas electorales y que prohíba definitivamente el patrocinio empresarial de las campañas.