COVID-19 Laboral Nacionales

No podemos volver a las aulas en las actuales condiciones

¡Clases presenciales solo con vacuna para todos!

El Ministerio de Educación Pública (MEP) anunció desde el año anterior el regreso a clases para 2021 en la modalidad presencial de manera escalonada y en combinación con la virtualidad, bajo los protocolos establecidos en la iniciativa denominada “Yo me cuido, yo te cuido”.

El discurso de la ministra Guiselle Cruz y las autoridades del MEP argumentan esta iniciativa para “evitar el rezago en la calidad educativa” y como una necesidad de adaptarse a “la nueva normalidad” de la pandemia que supera los 190 mil contagios y ha cobrado la vida de casi 3 mil personas.

Este anuncio de regreso a clases con bombos y platillos que se lleva a cabo, contrasta con la realidad del sistema educativo, que este año vive un recorte a manos de los diputados de 77 mil millones de colones que afectarán aún más la infraestructura, ya que dichos recortes son la constante desde hace varios años. Esto ha traído como consecuencia serios problemas en infraestructura, la cual en muchos casos ni siquiera contar con los servicios básicos como agua potable, lo que haría imposible cumplir con los protocolos de lavado de manos.

En materia de salud, el plan de regreso a clases no contempla una campaña de vacunación masiva para las y los trabajadores de la educación, tan urgente para muchos compañeras y compañeros que presentan factores de riesgo y se encuentran expuestos a los contagios. Según las autoridades, este sector se ubica en el grupo número cuatro de los cinco sectores que recibirán la vacuna; es decir, serán de los últimos en recibirla, que bien puede ser inclusive hasta finales de año. Este gobierno perfectamente podría priorizar el sector educativo y la comunidad estudiantil, pero incluso prefiere vacunar a los diputados, todo con el fin de que avancen los proyectos que atacan las condiciones de vida de la clase trabajadora.

A esto se suma la situación general de la pandemia, que, si bien en las últimas ha habido una leve disminución en la tasa de contagios, las medidas de relajación, junto con las nuevas cepas que hacen el virus más potente y una nueva ola de contagios amenazan con profundizar la crisis sanitaria durante todo el 2021.

Estas situaciones concretas, la falta de vacunas y en la situación de emergencia causada por la pandemia, así como la debilidad de la infraestructura educativa producto de los recortes presupuestarios, crean las condiciones para que el regreso a clases sea un fracaso, al aumentar dramáticamente los contagios y las muertes por Covid. Esto es así porque el retorno a la presencialidad, por más regulado que se pretenda, implicaría la ruptura de burbujas, al reunir y exponer a estudiantes y personal educativo, quienes podrían ser foco de transmisión entre ellos y también hacia quienes conviven con ellos en sus hogares.

En cuanto al argumento de evitar un rezago educativo en las generaciones actuales, esa combinación entre presencialidad y virtualidad tampoco implica una mejora en la calidad educativa. En primer lugar, tanto el probable aumento en los contagios como el hecho de que buena parte del personal docente y principalmente el administrativo (conserjes, agentes de seguridad) son población de riesgo, hará que colapse ese retorno a la presencialidad.

Aunado a esto, se mantienen las dificultades de la virtualidad experimentadas el año anterior, donde según el informe presentado por las mismas autoridades educativas 324 mil estudiantes no cuentan con acceso a internet y los mismos centros de enseñanza tampoco poseen cobertura necesaria.

La pandemia exhibe las desigualdades del sistema capitalista, las cuales se expresan en el retorno a clases. Por un lado, las instituciones educativas privadas cuentan con la infraestructura idónea, sus padres los transportan en sus vehículos o bien pueden pagar varias unidades de transporte para lograr el distanciamiento; por otra parte, los hijos e hijas de la clase trabajadora deben viajar en condiciones de hacinamiento en el transporte público y sin respetar el distanciamiento en las busetas, lo cual empuja directamente los aumentos de casos de Covid no solo en la niñez y la juventud, sino en sus burbujas familiares.

La postura conciliadora de las dirigencias sindicales del magisterio

Las dirigencias sindicales han tenido una posición de abandono de las luchas en el marco de la pandemia y eso se refleja en su postura de apoyo al regreso a clases. Las cúpulas gremiales han seguido el discurso de adaptarse a la nueva normalidad que promueve el gobierno y el MEP, quienes bailan al son del gran empresariado. Salvo el SEC, que en un primer momento manifestó estar en contra mientras no exista la vacunación, tanto esta misma dirigencia, como las de ANDE y la APSE han seguido una línea de conciliación y de evitar a toda costa la organización de las bases para luchar contra el regreso a clases bajo las actuales condiciones.

El caso de la dirigencia de APSE es vergonzoso. Hasta hace unas semanas se encargaban de “resaltar el compromiso del MEP” para hacer funcionar el regreso a clases presenciales y se pone al servicio “del cumplimiento de las condiciones sanitarias” establecidas en el protocolo. Hace poco, movido por el malestar de un sector de la base, comunicó que se oponen rotundamente al regreso a la presencialidad, pero tampoco hay una intención de preparar la lucha desde las bases. En los hechos, parecieran que funcionaran como una dependencia al servicio de las políticas del MEP y no en la defensa y la organización de los derechos de las y los trabajadores.

Nos oponemos al retorno a clases en las actuales condiciones

Entendemos la necesidad de un sector importante de compañeros y compañeras de regresar a las aulas. El confinamiento durante tanto tiempo ha significado una sobrecarga laboral, un deterioro de nuestra salud mental y un aumento de los abusos y violencia contra las mujeres.

Sin embargo, desde el Partido de los Trabajadores consideramos que bajo estas condiciones no podemos volver a las clases presenciales. Debido a los recortes presupuestarios de los últimos años existe una infraestructura deficiente; además, gracias a las medidas de relajación, la pandemia está lejos de controlarse (se habla de otra ola y la llegada de una nueva cepa con una capacidad mayor de transmisión) y la vacunación va a un ritmo muy lento.

Ante este escenario, reivindicamos la necesidad de una vacunación masiva tanto de los trabajadores de la educación como la comunidad estudiantil como condición primordial para el regreso total a las clases presenciales. El personal docente y administrativo queremos volver a la presencialidad, pero cuando estén dadas las medidas sanitarias y la infraestructura adecuada. Mandarnos a trabajar sin vacunas es mandarnos a la muerte y a la enfermedad a miles de personas.

Para ello defendemos la estatización de las grandes farmacéuticas y colocarlas bajo el control de las y los trabajadores, evitar los recortes en el presupuesto público, en aras de su fortalecimiento para destinar recursos en investigación científica que amplíen y aceleren la producción de vacunas y demás insumos médicos para atender la pandemia.

Defendemos el derecho a la educación pública gratuita, científica y de calidad, exigiendo el inmediato aumento presupuesto en educación y salud y el no pago de la deuda externa. De esta manera podremos garantizar un plan de obras públicas que contemple la construcción nueva infraestructura y mejoramiento de la existente para asegurar grupos de 15 estudiantes por aula. Se debe asegurar transporte escolar público que garantice los protocolos necesarios, cobertura de internet en todo el país, computadoras para todos y todas, entre otras medidas.

Sumado a esto, se debe frenar todos los ataques en marcha sobre las condiciones laborales del sector educativo y con base en una mayor asignación de presupuesto contratar más personal (profesionales en psicología, orientación, trabajo social) para atender las situaciones de violencia y salud mental que se han incrementado en el marco de la pandemia.

Las dirigencias sindicales del magisterio tienen una cuota de responsabilidad significativa, al avalar el regreso a clases bajo estas condiciones. A estas cúpulas de APSE, SEC, ANDE exigimos que dejen de una vez por todas su posición complaciente con el gobierno y el MEP y propicien espacios de discusión amplios y democráticos desde las bases, empezando por asambleas virtuales en cada escuela y colegio, asambleas generales de los sindicatos y o bien espacios unitarios de debate sobre la situación actual del regreso a la presencialidad,  decidir de manera colectiva un plan de lucha para detener esta medida y comenzar a organizarnos para exigir vacunas para todas y todos ya como condición fundamental para el retorno a clases.