Internacionales

¡Un proceso revolucionario sacude Estados Unidos!

Por: LIT-CI

En EEUU existe un proceso revolucionario en curso. Las masas tomaron las calles y las plazas y se enfrentaron con la represión policial, en una gigantesca movilización antirracista, después del asesinato de George Floyd.

Esa movilización, por su dimensión y radicalidad, es históricamente inédita. Existe un proceso revolucionario en EEUU, con características semejantes a las que surgieron en países semicoloniales como Chile, Colombia, Irak, Líbano, aunque también con grandes diferencias. Esta vez se está dando en el país imperialista más poderoso del mundo.

Aquello que siempre fue mostrado al mundo como el modelo de sociedad, ahora aparece con su verdadera cara: la grotesca dominación capitalista.

Una olla de presión

El país más poderoso del mundo vive un brutal crisis por la combinación del racismo, la represión policial, la pandemia y una recesión económica (cuyos números en EEUU se aproximan a los de la depresión de 1929, y pueden ser aún peores).

EEUU en este momento tiene el mayor número de contagiados y muertos por el Covid en todo el mundo. Las más de 115 mil muertes estadounidenses (hasta mediados de junio) son más del doble de las ocurridas en la guerra de Vietnam (que duró 20 años). La ausencia de un sistema público de salud afectó directamente a la población más pobre. No por casualidad, la tasa de mortalidad del Covid para los negros es el doble de la de los blancos.

La violencia policial contra los negros es expresión de un racismo omnipresente en EEUU. Las grandes luchas contra la segregación racial, en particular en la década del 1960, consiguieron abolir las leyes segregacionistas, pero no el racismo.

La gran burguesía utiliza el racismo para aumentar la explotación y enemistar a los trabajadores blancos contra los negros. Por eso la lucha contra el racismo es inseparable de la lucha contra el capitalismo. Como decía Malcolm X: “No existe capitalismo sin racismo”.

Es preciso luchar duramente contra el racismo y unir a los trabajadores negros y blancos en esta lucha contra la explotación y la opresión. El ejemplo de la juventud blanca presente en los actos de EEUU queda como una lección más de esas luchas.

Lo que está estallando ahora en EEUU es un acumulado de décadas de explotación y opresión. Es el capitalismo que ataca duramente a las masas; una olla de presión que la combinación de pandemia, recesión y racismo hizo explotar. El “sueño americano” es la misma pesadilla capitalista.

Las masas de EEUU se levantaron. El imperialismo está más débil en este momento. Es posible luchar y enfrentar la dominación capitalista.

En el momento en que comienza a expresarse nuevamente la posibilidad de retomar los procesos revolucionarios que sacudieron el mundo a inicios del año, el ejemplo de EEUU puede ayudar a incendiar otros países. El ejemplo de esa movilización, en pleno pico de la pandemia, es un ejemplo mundial para los explotados y oprimidos de todo el mundo.

Una gigantesca movilización… sin el control del Partido Demócrata

Una movilización espontánea, gigantesca, sacudió las principales ciudades del país después del asesinato de George Floyd por un policía blanco. En las calles, las personas improvisaban carteles, hacían pequeños mítines. Los que no estaban en las calles, aplaudían desde las ventanas.

Las multitudes en las calles incluyeron negros, blancos, latinos, asiáticos. Hubo una gran participación de la juventud blanca, que muchas veces tomó el frente de las movilizaciones para evitar que los policías siguiesen matando negros. La explicación para la movilización de conjunto es no sólo el rechazo a la opresión racista sino la crisis brutal de EEUU, que afecta a las masas empobrecidas.

La burguesía reaccionó asustada. Trump, rabioso, exigió más represión de los gobernadores, amenazó mandar a matar con el ejército en las calles. Los gobernadores y alcaldes del Partido Demócrata, que decían entender los motivos de los manifestantes, intentaban canalizar el ascenso de las masas para las elecciones de noviembre. No dio resultado. Mandaron a la policía y decretaron toques de queda, exactamente como los republicanos. La represión policial arrestó a miles. Hay varios muertos. Pero las personas no han dejado las calles.

La Casa Blanca siguió cercada por manifestantes rabiosos, con un escenario de destrucción en las cuadras aledañas. Las multitudes en las calles derrotaron en muchas ciudades el toque de queda y los alcaldes los tuvieron que suspender. Una delegación de policía y decenas de autos de policía han sido incendiados en todo el país. La situación se salió de control.

La policía tuvo que retroceder muchas veces frente a la multitudes dispuestas al enfrentamiento. En muchos lugares comenzaron a aparecer policías juntándose a las manifestaciones. Los aparatos de represión dieron claras señales de crisis. Dirigentes y ex dirigentes del Pentágono se posicionaron contra Trump, cuestionando su propuesta de usar a las Fuerzas Armadas para reprimir al pueblo. La represión retrocedió parcialmente, demostrando la fuerza de las calles.

En muchos países del mundo, en particular en Europa, se dieron grandes movilizaciones de apoyo a las luchas de EEUU. No es por casualidad. Existen muchas situaciones semejantes en esos países: además de la pandemia y de la recesión, también la opresión contra los negros y contra los inmigrantes.

El problema de la dirección de las luchas

Al contrario de la mayoría de las movilizaciones del pasado, las luchas hoy en EEUU no son dirigidas por el Partido Demócrata. La espontaneidad de las movilizaciones es la mayor virtud de esas luchas en EEUU: así no pueden ser controladas por los burócratas sindicales o los representantes del Partido Demócrata. Al mismo tiempo, esa es su mayor debilidad, por no tener una dirección revolucionaria, no organizarse, definir un programa y apuntar una perspectiva definida.

En este momento, ya existen señales de que el Partido Demócrata intenta canalizar el proceso hacia el parlamento y para las elecciones de noviembre. Los demócratas presentaron un proyecto en el Congreso para limitar la represión policial y múltiples gobiernos estatales están proponiendo propuestas similares. Joe Biden, candidato demócrata, pasó al frente de Trump en las encuestas después de todo esto, y promete que todo cambiará si fuera electo.

Si consiguen canalizar esas luchas para los parlamentos y el proceso electoral, una vez más los demócratas conseguirán esterilizar este proceso fantástico.

Es necesario avanzar en la autoorganización y autodefensa en los barrios y en las movilizaciones para enfrentar la represión, desde las bases y contra las burocracias. Es preciso impulsar a los sectores de los trabajadores organizados y de la juventud a las manifestaciones callejeras.

Hace falta un programa de emergencia que parta de las luchas contra el racismo y la represión, para avanzar en una respuesta revolucionaria a la pandemia y a la crisis económica.

¡Es necesario luchar duramente para derrotar el gobierno Trump en las luchas directas de las masas, sin esperar el proceso electoral, sin confiar en los demócratas! ¡Es preciso luchar por un gobierno de los trabajadores en EEUU!

Y para lograr todo eso, ¡hay que construir una nueva dirección revolucionaria en el curso de las luchas, en EEUU y en el mundo!

Traducción: Natalia Estrada. Adaptación: Loly Abarca.