Con la conformación de su gabinete colmado de representantes de los ricos y tras el acuerdo con Rodolfo Piza de la Unidad Social Cristiana, la administración Alvarado delineó una hoja de ruta para salvar los intereses de los grandes empresarios del país y cobrarle la crisis fiscal a los trabajadores.
En sus primeros días de gobierno se ha reafirmado esa orientación pro empresarial, pidiendo a los trabajadores innumerables sacrificios pero sin tomar ni una sola medida que afecten las riquezas de los grandes empresarios. Los recientes anuncios sobre medidas fiscales van justo en esa línea de que quienes paguen sean los trabajadores y de empeorar las condiciones de vida de la clase trabajadora; nada contra los empresarios que no pagan sus impuestos, contra los privilegios fiscales de los ricos o en el sentido de cobrarle más impuestos a las grandes riquezas que se amasan en el país.
Desde sus primeros días el gobierno apuesta todo su capital político para pasar decretos y directrices contra el salario de los empleados públicos, así como para aprobar la reforma fiscal que incluye el IVA; para ello ha conformado un gobierno que unifica los intereses de grandes grupos empresariales, recibe el apoyo a su agenda de parte del PLN, e integra a fuerzas como el Frente Amplio que son parte de ese gabinete y de ese gobierno enemigo de los trabajadores.
El Frente Amplio que en el pasado estuvo en la oposición hoy es parte del oficialismo y colabora con todas esas medidas de ataque. La presencia del FA en el gobierno juega un rol muy importante, ya que luego del gobierno del Luis Guillermo Solís, es lo que le permite al nuevo gobierno ponerse el disfraz de un gobierno diferente que puede gobernar para el pueblo. El rol del FA es justamente ese, ser la máscara social que esconde la verdadera cara antipopular del gobierno.
Durante las elecciones dijimos que no había que tener ninguna confianza ni en el PAC ni en Carlos Alvarado, mucho menos en sus alianzas con gente como Edna Camacho o André Garnier que representar a sectores super ricos del país. En la segunda ronda llamamos a votar nulo y hoy cuando se asoman esas medidas contra los trabajadores confirmamos haber estado del lado correcto.
La situación de la clase trabajadora viene empeorando y seguirá por ese camino si no logramos derrotar la agenda del gobierno y sus aliados. El costo de vida sigue subiendo, se vienen en fila alzas de precios (Riteve, combustibles, servicios públicos, pasajes de autobús); solo con la organización independiente y la movilización contra el gobierno podemos hacer frente a esa embestida.
Desde el Partido de los Trabajadores denunciamos las políticas antipopulares del PAC y el rol colaboracionista del Frente Amplio. Llamamos al movimiento sindical, a las organizaciones sindicales y populares a no dar ni un día de tregua a este gobierno que en nombre de la patria le mete mano a los bolsillos de los trabajadores y pone cuesta arriba las condiciones de vida de la clase trabajadora del país.
Hoy por todo lado asoman ataques del gobierno y la respuesta no puede hacerse esperar. Frente a la unidad nacional de los ricos hace falta la unidad de la clase trabajadora en las luchas, levantando un programa de lucha opuesto al gobierno y que plantee medidas concretas para que los verdaderos responsables de la crisis fiscal paguen por ella.
Nosotros planteamos un programa que parte de la necesidad de la suspensión inmediata de los pagos de la deuda pública con entes privados que consume la mayor parte del presupuesto del país, el aumento del impuesto a la renta que se debe pagar sobre las ganancias de los ricos, que se acaben privilegios fiscales que le permiten a negocios como los de las Zonas Francas no pagar impuesto. Frente al creciente costo de vida defendemos un congelamiento inmediato de los precios de productos y servicios, ajustes salariales de emergencia en el sector público y privado y la nacionalización de las actividades como el transporte público para tener servicios de calidad y a bajo costo.