San José, abr (Socialismo Hoy) – Las armas y el armamento han cumplido diversas funciones a lo largo de la evolución de los grupos humanos. Si bien hoy son mayoritariamente herramientas con las que ejércitos de grandes potencias, dictadores y delincuentes despojan a la gente de su vida, su tierra o sus bienes, en la prehistoria fueron necesarias para la alimentación y supervivencia de todo el colectivo humano.
Durante los períodos en los que el ser humano dependió de la caza y la recolección por ejemplo, todos o al menos la gran mayoría del grupo poseía un arma usada para la caza, para repeler depredadores e inclusive algunas veces para batallar con otros grupos. La división entre quien iba armado y quien no era definida por las necesidades del grupo y su división de labores.
No fue hasta millones de años después, cuando los grupos humanos lograron establecerse en un solo lugar y producir alimento suficiente para acumular y multiplicarse mediante la agricultura y la domesticación de animales, que un sector de la población, dentro de los mismos grupos, pudo abandonar la labor productiva, dedicarse a gobernar y también llegar a apropiarse de dicho excedente producido por todos los demás mediante medios violentos.
Poco después dicho excedente arrebatado se convertiría en su propiedad privada.
Fue para defender su dominio sobre esa propiedad y obligar al resto de la población a trabajar en esas condiciones que dichos sectores privilegiados se vieron en la necesidad fundar una maquinaria de instituciones o “Estado” y con este los ejércitos o como les llama Lenin, destacamentos armados especiales, que han tenido como misión de mantener el dominio de las clases propietarias sobre las clases explotadas.
Como plantea Lenin: “el Estado surge en el sitio, en el momento y en el grado en que las contradicciones de clase no pueden, objetivamente, conciliarse. Y viceversa: la existencia del Estado demuestra que las contradicciones de clase son irreconciliables.” A partir de esa transición a lo que conocemos como sociedades de clase es que las armas dejaron de ser un recurso común a todos los miembros de un grupo con una función dictada por la naturaleza y la sobrevivencia a ser controladas exclusivamente por las clases gobernantes y sus fuerzas armadas con el objetivo de someter a las grandes mayorías.
El carácter de clase en el control de las armas
Nuestro presente no es nada distinto. La posesión en masa de armas en el capitalismo está reservada solo para el Estado Burgués y en cierta medida para las bandas del narcotráfico.
Ambos las utilizan para mantener bajo control sus negocios y territorios, lo cual incluye mantener a la clase trabajadora explotada y sumida en la miseria.
Como socialistas aspiramos a acabar con la división de la sociedad en clases por medio de una revolución armada, no porque nos guste necesariamente andar armados, sino porque tenemos claridad de que al intentar socializar la propiedad de los medios de producción y abolir la explotación de la clase obrera a manos de los capitalistas, inevitablemente tendremos que enfrentar y destruir esa maquinaria de Estado y sus fuerzas policiales que las defienden.
El sentido común nos dice que la revolución es mala porque es violenta. Pero este argumento es extraño sobre todo si miramos las condiciones de sobreexplotación de los obreros, las muertes por accidentes laborales o la criminalización de la pobreza en los barrios más desprotegidos, donde no se vive ninguna revolución, pero donde la violencia ataca todos los días a los trabajadores.
El marxismo y la autodefensa de los pueblos
Durante más de 150 años de lucha de la clase obrera los marxistas hemos defendido que el pueblo se arme y forme grupos de autodefensa para defender sus huelgas y manifestaciones de la represión estatal y del fascismo.
También hemos impulsado que forme milicias obreras para poder realizar y defender una revolución socialista contra el capitalismo tal y como paso durante la Revolución Rusa.
Creemos que mientras una minoría capitalista monopolice el armamento y los ejércitos para amenazar y someter al resto de la humanidad no será posible acabar con las guerras o la violencia.
Por eso que defendemos que el pueblo pueda tener acceso al armamento, para que organizado, sea capaz de eliminar la causa de gran parte de la violencia a lo interno de la sociedad.