El sábado 21 de marzo los diputados aprobaron de forma unánime, una ley que le permite a las empresas reducir las jornadas de trabajo y los salarios de los trabajadores cuando estas se vean perjudicadas por la situación de emergencia generada por el coronavirus.
Esta es una medida que claramente viene a trasladar los costos de la crisis a los trabajadores, quienes verán sus salarios disminuidos. Esto no sorprende para nada, viniendo de los diputados del PAC, del PLN, evangélicos, o el PUSC. Sin embargo, tomó por sorpresa a muchas personas que el Frente Amplio votara este proyecto. A otros no nos sorprende, después de todo es un partido que apoya el gobierno de Carlos Alvarado.
El Frente Amplio del lado de los patronos
En la sociedad actual, existen dos sectores cuyos intereses se encuentran enfrentados de forma permanente, y este antagonismo se demuestra támbien cuando se debe hacer frente a crisis como la originada por el coronavirus. Por un lado, los empresarios y por el otro los trabajadores. Esto lo vemos en temas tan cotidianos como los salarios: los patronos presionan por no aumentarlos o inclusive por bajarlos para aumentar sus ganancias, mientras que los trabajadores queremos mejores salarios para vivir mejor. Con la crisis fiscal, que fue creada centralmente por los empresarios que evaden impuestos, ocurre igual: los empresarios quieren que la crisis fiscal la paguen los trabajadores con recortes salariales e impuestos indirectos (como el IVA), y los trabajadores no queremos pagar más impuestos porque apenas nos alcanza para vivir.
Con el coronavirus sucede lo mismo. Existe una imperiosa necesidad de aislar a la población, sin embargo, los call centers, las fábricas y las empresas continúan trabajando para mantener sus ganancias, porque para este sistema capitalista las ganancias de las empresas son más importantes que las vidas de los trabajadores. Los empresarios quieren parar sus negocios para no tener pérdidas o al menos para reducirlas al máximo y que todas las pérdidas las asuman los trabajadores con los despidos y recortes en el salario.
La realidad es que los empresarios, al apropiarse de la riqueza producida por los trabajadores y estafar al Estado con la evasión fiscal, tienen una gran cantidad de reservas de ganancias que les alcanza para rato (propiedades, fondos, etc) y tienen un gran nivel de vida que les permite ponerse a salvo en la crisis, mientras que por otro lado los trabajadores son obligados a exponerse y/o a irse para la casa sin plata en esta emergencia
No es cierto que los empresarios en Costa Rica viven como los trabajadores, coyol quebrado coyol comido, eso es un mito del cual hoy se ampara el Frente Amplio (FA) para escudar este apoyo al capitalismo.
El coronavirus inevitablemente va a traer un costo; la pelea es por quién va a pagar esos platos rotos. Los empresarios de la mano del Frente Amplio están peleando porque los platos rotos los paguen los trabajadores. Recordemos que el 20% de los hogares más ricos de Costa Rica concentra el 50% de los ingresos del país, dentro de los más ricos de ese 20% se encuentran los dueño y accionistas de las grandes empresas.
Según datos del Observatorio Económico Social de la Universidad Nacional, el ingreso promedio por persona del 60% de los hogares de este país es de 139.000 colones. Son estas personas quienes se verán aún más perjudicadas con el voto del Frente Amplio a favor de la reducción del salario, donde los únicos beneficiados de esta medida son los grandes empresarios y sus ganancias.
Los empresarios que el FA defiende mienten sobre sus ganancias
Los grandes empresarios siempre han mentido sobre sus ganancias. Mintieron para aprobar el plan fiscal maquillando sus ganancias en cero. Y ahora que la situación es más urgente, quieren rebajar salarios para tener cero perdidas cuando todos sabemos que siempre han ocultado sus ganancias.
Grandes empresas como Florida, Claro, Del Monte, PIPASA, Universidad Latina, El Lagar, La Universal, Autopistas del Sol, Tío Pelón, La Nación, Durman, Pinturas Sur entre muchas otras reportaron 0 ganancias anuales por varios años y por tanto pagaron 0 impuestos sobre la renta.
La Contraloría General de la República también ha alertado que una de cada cuatro empresas consideradas como Grandes Empresas Territoriales (GETES) que reporta una renta anual de entre 20 mil y 40 mil millones de colones, habían reportado ganancias 0 en los períodos fiscales de 2010 a 2016. Algunas de las empresas contempladas en dicha lista son Paseo de Las Flores, Grupo Orosi, BAC San Jose, DOLE, Azucarera el Palmar, Piñales Las Delicias.
Excusas del Frente Amplio
José María Villalta se justifica por haber votado este proyecto diciendo que “logró” entre otras cosas que no se incluyan mujeres embarazadas y en periodo de lactancia, que haya equidad de género o que los despidos se paguen con base al salario original. Es decir, los empresarios aprobaron en la Asamblea Legislativa golpear a la clase trabajadora con un garrote, y el Frente Amplio nos dice que ese golpe es necesario, que ellos lo aprueban, pero que garantizaron que el garrote lo lijaran un poco y le quitaran las astillas para que haga menos daño.
Por más que el diputado Villalta vocifere en su intervención y diga que esto lo hace por los más necesitados, los trabajadores tenemos que aprender a juzgar la realidad por lo que es. Debemos juzgar a los políticos por lo que hacen no por lo que dicen. Es por esto que si tomamos el historial del Frente Amplio tenemos que decir que hace tiempo dejó de ser un partido cuyo interés central sea el pueblo.
El rol del FA no es sorpresa
La preocupación central del Frente Amplio es sostener el sistema capitalista en Costa Rica, esta es la prioridad en su quehacer político. Después y solo después de garantizar esto, en la medida de lo posible, ven en que pueden tratar de atenuar un poco los efectos del capitalismo en el pueblo costarricense.
Esto no es nada innovador, desde 1914 cuando vino la I Guerra Mundial, la izquierda se dividió entre reformistas y revolucionarios. Los reformistas se quedaron del lado de las burguesías de sus países apoyando los créditos de guerra, que mandaron a los obreros a morir por millones matándose unos contra otros, para defender los intereses de los empresarios de sus países. Hoy el Frente Amplio queda del lado de los empresarios sin importarle la vida de los trabajadores en Costa Rica.
El Frente Amplio recoge ese historial de traición, en una postura mucho más a la derecha que la de estos partidos reformistas de inicios de siglo pasado. Hacemos un breve recuento de las principales traiciones del Frente Amplio:
- Apoyo a la Reforma Constitucional dándole rango de solidaridad al Solidarismo, que ha sido clave en evitar la sindicalización en el sector privado. (2010)
- Apoyo a Obama en su visita a Costa Rica (2013)
- Colaboración a través de Gerardo Vargas en la derrota de SINTRAJAP para la concesión de los muelles a APM Terminals. (2014)
- Aprobación de la concesión de la ruta 32 (2016)
- Voto a Celso Gamboa como magistrado (2016)
- Apoyo al desenganche salarial de los Médicos. (2018)
- Co gobierno con el PAC 2018 hasta hoy. Aunque voten de manera diferenciada o intenten diferenciarse en sus discursos, los convierte en cómplices de todo el accionar de Carlos Alvarado, la Reforma Fiscal, la represión a la huelga contra el Plan fiscal, la ley anti huelgas, etc.
Sabemos que dentro de las filas del Frente Amplio hay muchos compañeros y compañeras valiosos, que son genuinamente de izquierda, sin embargo, aunque les duela, deben aceptar que su partido se viene convirtiendo cada vez más en un partido servil a los empresarios.
Sólo un gobierno de los trabajadores nos salvará de la pandemia.
La crisis económica y ahora la crisis humanitaria por el COVID acrecientan el enfrentamiento entre la clase capitalista y la clase trabajadora.
Para evitar caer en la recesión económica las empresas están apelando a que los trabajadores expongan su salud y la de sus seres queridos trabajando para no parar la maquinaria y sostener sus ganancias o enviándolos a casa dejando de recibir salario y así minimizar las pérdidas.
Hoy cuando la clase trabajadora arriesga su vida y tiene todo que perder, la “izquierda” del Frente Amplio se pone del lado de los capitalistas. Por eso necesitamos construir una izquierda que esté a la altura de esta crisis capitalista y tenga una alternativa socialista para enfrentarla. Una que utilice toda la riqueza del planeta que es producida por los trabajadores y la ponga a disposición de la humanidad para enfrentar la epidemia. Esto solo será posible si los trabajadores asumen el control de los gobiernos y de las economías mediante una revolución socialista.