Según la Encuesta Continua de Empleo, realizada durante el trimestre de junio, julio y agosto de 2023, el desempleo disminuyó en un 3% respecto de los mismos meses del 2022, lo cual representa una reducción de 89 mil personas. Esta noticia, que a primera vista es optimista, esconde, sin embargo, una preocupante realidad: que esa disminución no se debe a la creación de empleo, sino, principalmente, a la salida de miles de personas del mercado de trabajo que renuncian a la esperanza de buscar empleo después de mucho tiempo de intentarlo sin éxito.
En comparación al mismo periodo de 2022, la fuerza de trabajo ha disminuido en 154 mil personas a nivel nacional, mientras que la tasa neta de partición laboral presentó una baja de 4,5%. Esta tendencia se ha mantenido creciendo durante el 2023, siendo que, en comparación al trimestre de abril, mayo y junio de este año, aproximadamente 3 mil personas se han desalentado de buscar trabajo.
Y la peor parte de esta situación la soportan las mujeres, que representan el 72% de las 154 mil personas que dejaron de buscar empleo en comparación al mismo periodo del 2022. Esto se refleja, por otro lado, en una disminución 6% en la tasa de participación laboral femenina con 55 mil mujeres que dejaron tener empleo.
Todos estos datos demuestran que bajo el gobierno de Rodrigo Chaves la situación del empleo no ha mejorado, sino todo lo contrario. El número creciente de personas que se suman a la categoría de “desalentados” mes por mes es una prueba contundente, pero también lo es el proyecto de ley de las jornadas 4×3 impulsado por el gobierno, con el cual se impondrá las 12 horas de trabajo diarias, lo que permitirá a las empresas que antes contrataban 3 personas para mantener una jornada 24 horas continua contratar solamente 2 personas. Así, por más que el presidente diga que está preocupado por la creación de empleo, en su gobierno se han tomado decisiones que apuntan precisamente a destruirlo en beneficio de los grandes empresarios y a costa de jornadas laborales más largas y extenuantes.
En esta situación, es preocupante la situación de las mujeres, que desde la pandemia del Covid-19 han visto como su participación en el mercado laboral ha venido disminuyendo. Menos mujeres trabajando significa, al final de cuentas, que hay más mujeres que dependen económicamente de sus familias y de sus parejas masculinas. Bien sabemos que esta dependencia que es uno de los principales factores de que promueve y facilita la violencia contra las mujeres en la sociedad.
Esto es resultado de un modelo económico en que los recursos y la riqueza nacionales son apropiadas y controladas por el gran empresariado, principalmente la imperialista (de países como USA), que gozan de privilegios enormes en este país. Para eliminar realmente el desempleo y no condenar a nadie a vivir en la pobreza, la clase trabajadora debe tomar el poder del Estado y poner los recursos de la economía a producir empleos de calidad y con una mejora significativa de la productividad del trabajo.