El economista Álvaro Ramos oficializó su precandidatura por el PLN. En los últimos meses se ubicó en la discusión pública tras su salida de la Presidencia Ejecutiva de la CCSS, donde fue nombrado por el actual gobierno de Rodrigo Chaves.
Antes ocupo varios cargos en la SUPEN y fue viceministro de Hacienda durante la administración de Laura Chinchilla; siempre ligado a gobiernos del PLN. Su padre fue Ministro de Oscar Arias en su primer gobierno y es socio comercial de este; es decir, la familia Ramos no es ajena a lo que el PLN ha hecho por años en este país y que le ha ganado el repudio de la clase trabajadora.
En principio no tuvo problema de sumarse al gobierno de un presidente acusado por acoso sexual a subalternas en el Banco Mundial, agente de este organismo internacional en el cual sirvió por muchos años.
Tras su salida del gobierno ahora se presenta como el “salvador” de la CCSS, como una alternativa democrática y el salvador ético del PLN. Todos esos atributos son mentiras para intentar limpiar la cara de un partido corrupto, enemigo de la CCSS -recordemos la presidencia de Eduardo Doryan- y de los derechos de la clase trabajadora.
Aunque el PLN se vista de Ramos corrupto se queda, no hay cara que lavar porque ese partido está podrido de pies a cabeza. Sus derrotas son una dura factura cobrada por el pueblo tras tantos años de corrupción.
La democracia que defiende es la misma en la que siempre ganan los millones, la de la ley anti-huelgas impulsada y aprobada por su partido, la de la reforma fiscal del PAC aprobada con los votos del PLN en la Asamblea. Incluso los peores proyectos actuales como el cambio de jornadas a 12 horas por 4 días también cuentan con el apoyo del PLN.