El gobierno de Rodrigo Chaves se ha presentado como un «cambio» radical, pero en esencia representa la consolidación de un modelo neoliberal autoritario: ajuste fiscal, austeridad, privatización, recortes sociales y una creciente búsqueda de centralización del poder bajo la figura del caudillo.
En este contexto, la candidatura presidencial de Laura Fernández por el Partido Pueblo Soberano (PPSO) es una apuesta para capitalizar electoralmente la popularidad de la que goza el presidente hasta hoy. Ex ministra cercana a Chaves, su campaña buscará la profundización de las medidas de ataque, la austeridad, la mano dura y la subordinación al capital transnacional.
El propio equipo del Partido Pueblo Soberado está conformado por figuras empresariales y tecnocráticas que representan el entramado político tradicional y neoliberal que ya gobernó:
- Francisco Gamboa Soto, exministro de Economía y actual secretario general del PPSO. Tiene vínculos con cámaras empresariales como Cadexco y CICR.
- Douglas Soto Campos, socio y jefe del área de Banca, Finanzas y Fusiones & Adquisiciones de la firma Zurcher Odio & Raven, procedente del PUSC.
- Carlos Valenciano Kamer, empresario banquero, político conservador declarado y dueño de un medio de comunicación (Canal Opa), encargado de finanzas.
- Freddy González, dirigente cooperativista ligado a movilizaciones pro-Chaves; sancionado con cinco años de inhabilitación para ocupar cargos públicos por malos manejos de créditos cooperativos.
- Calixto Chaves, empresario vinculado a la Sociedad Portuaria de Caldera y financista de Chaves, fue visto apoyando públicamente a Fernández, aunque el partido negó oficialmente su vínculo formal en la campaña.
Laura Fernández, señalada como candidata del oficialismo, tiene una carrera política asociada a figuras tradicionales, como lo fue su participación en el Partido Alianza Demócrata Cristiana (ADC), liderado por Mario Redondo (actual alcalde de Cartago, pero electo por otro partido). En ese espacio, ocupó un lugar en el Comité Ejecutivo Superior como presidenta suplente hasta abril de 2022 y fue candidata a vicepresidenta de la República por el ADC en 2018, partido que, dicho sea de paso, dejaron quebrado y con deudas después de las elecciones.
En este escenario, advertimos que esta fórmula no significa ninguna esperanza para la clase trabajadora. El gobierno de Chaves y la candidatura de Fernández son dos caras de un mismo proyecto: el continuismo neoliberal disfrazado de cambio, que perpetúa privilegios empresariales a costa del pueblo trabajador.
Frente a ello, el PT reafirma su compromiso con la lucha socialista, en defensa irrestricta de los derechos de la clase trabajadora, fortalecimiento de los servicios públicos, auditoría y suspensión de los pagos de la deuda para invertir en las necesidades del pueblo trabajador, nacionalización de las grandes industrias y expropiación de las grandes fortunas para acabar con la pobreza.