Socialismo Hoy - Periódico Oficial del Partido de la Clase Trabajadora
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Dos Pinos: cuando el capital exprime nuestros cuerpos

Mientras los medios celebran la supuesta responsabilidad social de Dos Pinos, dentro de sus plantas se vive una realidad muy distinta: la intensificación brutal de la explotación de la clase obrera. El caso de esta empresa, que produce alrededor del 1.5% de toda la riqueza del país, muestra cómo el capital está dispuesto a exprimir hasta el último esfuerzo físico de quienes generan su riqueza, sin importar las consecuencias humanas.

En las plantas de producción, como El Coyol y San Carlos, se han aumentado las velocidades de las máquinas sin estudios técnicos ni supervisión profesional. Esta imposición ha traído como resultado un incremento alarmante de accidentes laborales, incapacidades médicas y desgaste físico severo entre las personas trabajadoras. Pero cuando alguien se lesiona producto de estas condiciones, la empresa, en lugar de asumir responsabilidad, opta por despedirlo utilizando el artículo 254 del Código de Trabajo. Así convierte al obrero lesionado en un “estorbo” descartable.

Peor aún, Dos Pinos no cuenta con una política real de prevención de riesgos. Las funciones que deberían estar en manos de profesionales en salud ocupacional han sido delegadas a jefaturas intermedias sin formación técnica. Esto incrementa los errores, la improvisación y el sufrimiento de las y los trabajadores. A esto se suma el uso de equipo obsoleto —como carretillas manuales en logística— que sigue provocando hernias, daños lumbares y desgaste físico irreversible. Mientras otras empresas avanzan tecnológicamente, aquí se prefiere ahorrar a costa de la salud obrera.

Frente a estas condiciones, el sindicato UDECO ha denunciado firmemente esta situación. Sin embargo, la empresa ha respondido negando el acceso a información clave como la cantidad de accidentes y despidos, violando la transparencia y el derecho a la organización sindical. Esta actitud obstruccionista revela el desprecio patronal por los derechos laborales. El gobierno de Chaves, por medio del Ministerio de Trabajo, guarda un silencio cómplice que refuerza la impunidad empresarial.

Esta no es una situación excepcional. Lo que ocurre en Dos Pinos forma parte de una ofensiva general contra la clase trabajadora. En nombre de la productividad y la competitividad, las empresas descargan cada vez más presión sobre nuestros cuerpos y vidas, mientras se blindan legalmente para eludir cualquier responsabilidad. El capital quiere producir más a toda costa, y si eso implica romper cuerpos y despedir obreros lesionados, lo hace sin dudar.

Desde el Partido de la Clase Trabajadora, llamamos a la organización y la lucha activa. Es urgente construir comités obreros que fiscalicen las condiciones de trabajo, exigir acceso total a la información sindical y pelear por el fin de los despidos arbitrarios. Pero no basta con resistir: debemos avanzar hacia una transformación profunda del modelo económico. Mientras la producción esté al servicio del lucro privado, la clase trabajadora seguirá pagando con su salud y su vida.

Solo una salida socialista, con el poder en manos de la clase trabajadora, puede garantizar condiciones dignas, seguridad y respeto humano en el trabajo.
Nuestra vida vale más que sus ganancias.
¡Por una Costa Rica obrera, socialista y solidaria!

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