Los datos de accidentes laborales en Costa Rica son brutales. Durante el año 2016 se registra un total de 126 muertes, los que más accidentes y muertes sufren son los obreros de construcción (42% de todos los accidentes laborales en el país) y los peones agrícolas. Los jóvenes que representan el 63% de los trabajadores, son el sector más vulnerable, sufriendo 77,465 accidentes.
Estos datos no son casualidad, son la consecuencia de las pésimas condiciones laborales y de seguridad, jornadas agotadoras, exposición a rayería, etc. a las que son sometidos los trabajadores de construcción y agrícolas por parte de los empresarios.
El pasado 8 de mayo en Pérez Zeledón el joven Jhonnatan Rojas de 30 año fue alcanzado por un rayo en una plantación de piña de la empresa PINDECO, Rojas murió instantáneamente mientras que otros 4 trabajadores debieron ser trasladados al hospital.
Cuatros días después, en la megaconstrucción “Oxigeno” en Heredia, un obrero de la empresa VAN DER LAAT falleció al precipitarse al vacío, varios compañeros del fallecido denunciaron que las medidas de seguridad no son suficientes.
El pasado 26 de Marzo, en San Rafael de Alajuela, un trabajador de 17 años que trabajaba para la constructora H SOLIS, perdió la vida decapitado por una máquina la cual está prohibido el uso para trabajadores menores de edad.
Los empresarios son los culpables
Los accidentes provocados por impactos de rayos reflejan el desinterés de las empresas para respetar protocolos de protección a los trabajadores, ya que se ven como un simple “caso fortuito” a pesar de que los trabajadores son expuestos a una situación que es muy predecible a través de informes climatológicos o de la implementación de medidas de seguridad en los meses de más rayerías.
En la mayoría de los casos, cuando hay rayería los trabajadores son obligados a seguir trabajando como ocurrió en las fincas bananeras de Antonio Álvarez Desanti durante el Huracán Otto, y cuando los trabajadores se ven obligados a suspender las labores para buscar resguardo, les rebajan ese tiempo de los salarios.
En la construcción “Oxigeno” donde murió el compañero, no existen medidas de seguridad suficientes, no existen delegados de seguridad ocupacional elegidosentre los trabajadores como recoge la ley y las jornadas son agotadoras. Además, denuncian que el médico de la empresa no reporta los accidentes al INSS y a la Caja, por lo tanto, no los quieren incapacitar teniendo que trabajar con golpes, lesiones y con dolor. Muchos de ellos ni siquiera están asegurados, mientras se les rebaja el monto del seguro en la planilla quedándose la empresa con el dinero de los trabajadores.
El gobierno y el MTSS miran a otro lado
Mientras los trabajadores mueren en esas megaconstrucciones y plantaciones que dejan millonarias ganancias a los empresarios, el gobierno y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) son cómplices de la situación.
En febrero de este año el MTSS aprobó el nuevo “Reglamento de Seguridad en Construcciones”, una especie de “guía” para evitar los accidentes en la construcción. Según el gobierno “fue creada junto con la Cámara Costarricense de Construcción (cámara de patrones) con el objetivo de que la nueva normativa refleje la necesidad de la protección de los trabajadores, a la vez que se procura el menor impacto sobre la competitividad del sector”.
Es decir: Las ganancias de los empresarios están por encima de la vida de los trabajadores.
Varios meses después, esa “guía” solo ha servido para lavar la cara al sector empresarial, los accidentes aumentan y las muertes continúan. Mientras el gobierno lanza una campaña de “concientización” para el sector de trabajadores jóvenes que son los que sufren más accidentes y lanzan el slogan “ser joven no te hace invencible”, culpando a los trabajadores y su “insensatez” de los accidentes y de sus propias muertes, en vez de señalar a los empresarios y las pésimas condiciones laborales y de seguridad a la que nos someten.
Sindicatos para salvaguardar la vida y los derechos de los trabajadores
Los trabajadores necesitamos estar organizados sindicalmente en los centros de trabajo y participar directamente en la supervisión, los equipos y protocolos de seguridad, y si es necesario hacer huelgas para detener los trabajos para salvaguardar nuestras vidas. Además son necesarias medidas como por ejemplo la declaratoria de trabajo peligroso para la construcción y los trabajos más peligrosos y forzados, con la consecuente reducción de jornada sin reducción de salario.