Mujeres Nacionales

Contra la pobreza y el desempleo, por un 8M de lucha

El Día Internacional de la Mujer Trabajadora tuvo su origen en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas celebrada en 1910. A propuesta de Clara Zetkin se acordó conmemorar esta fecha en repudio a las condiciones de opresión en la que se encontraban las mujeres obreras en el mundo y a favor del sufragio sin restricciones.


El 8 de marzo no es una fecha cualquiera, es un día de lucha mundial de la clase obrera que busca la liberación de la opresión y de la explotación para todas las mujeres trabajadoras. Como cada año, el Día Internacional de la Mujer Trabajadora debe servir para impulsar las luchas en todo el mundo y para discutir la realidad de las trabajadoras a la luz de los principales problemas que afectan a la clase trabajadora.

El desempleo profundiza las desigualdades
Una de las principales preocupaciones de la población y las mujeres en particular es el acceso al empleo. Las últimas encuestas revelan que durante el 2019 el desempleo tuvo un porcentaje más alto entre las mujeres con un 15,3%, mientras que en el caso de los hombres fue de 9,9%.
A pesar de esto, el Gobierno sigue intentando cargar la culpa sobre la población. La Ministra de Trabajo, Geannina Dinarte manifestó que hay un sector de la población que abandonó sus estudios en décadas pasadas y no cuentan con los perfiles exigidos por las empresas. En la misma línea el presidente Alvarado, siendo Ministro de Trabajo en el gobierno anterior afirmó en su momento que “Trabajo hay, pero falta capacitación”.
Sus versiones se contradicen con la realidad. No sólo hay una política de desfinanciamiento de la educación, sino que las mujeres representan el 60% de las graduaciones en carreras universitarias, pero aun así, siguen siendo ellas las más afectadas con el desempleo.


Violencia económica: un engranaje fundamental para la violencia machista
El 8 de marzo del año anterior, el Gobierno anunció la constitución de un frente constituido por los Ministerios de Trabajo, Vivienda, Desarrollo Humano, el INAMU y el INA para la atención de las mujeres en condición de pobreza. El presidente Alvarado afirmó que “el Gobierno intensificará la integración de más mujeres al mercado laboral con opciones de cuido y formación técnica y bilingüe, para disminuir las brechas salariales entre hombres mujeres, impactar en el crecimiento económico y en su calidad de vida y la de sus familias”.
Pero desde entonces, la brecha de género en el desempleo pasó de un 52,4% a un 77% y el presupuesto de la educación disminuyó, afectando también los servicios de la Red de Cuido, los cuales abarcan sólo un 6% de la población meta.
De poco ha servido a las trabajadoras el tener un gobierno que se dice defensor de sus derechos o el tener a Patricia Mora del Frente Amplio a la cabeza del INAMU. No hay posibilidades de mejora para las mujeres mientras el gobierno siga impulsando la agenda del Fondo Monetario Internacional o recortando los programas de asistencia social que las afectan especialmente a ellas y sus familias, condenándolas a la pobreza y a mantener la dependencia económica de sus parejas. Por eso decimos que no sólo enfrentamos la violencia de sus parejas sino también de un Estado que con su política de recortes y desigualdad las violenta todos los días.


Enfrentar las políticas de desigualdad con organización y lucha
Este 8 de marzo, es fundamental que la clase trabajadora tome las demandas de las mujeres como parte de su plan de lucha. Para enfrentar la crítica situación de desempleo y precariedad laboral, es urgente organizarnos. Por eso es fundamental exigir la reducción de la jornada laboral sin reducción del salario, de manera que más personas puedan acceder a un empleo digno.
Además, es urgente exigir el cese en el pago de la deuda pública, para que el dinero que se destina cada año a pagar la deuda pase a ser invertido en educación, salud y en un plan de obras públicas que genere empleo digno para las mujeres.
Junto a esto es fundamental tener una política especial para la liberándonos de las tareas domésticas y de cuido que hoy limitan las posibilidades de las mujeres de salir a trabajar. Por eso es necesario la inversión estatal en guarderías, comedores y lavanderías 100% públicas para que las tareas de cuido y el oficio doméstico, tradicionalmente recargadas sobre los hombros de las mujeres, pasen a ser socializadas.