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Corren para aprobar un proyecto de jornadas 4X3 cada vez más perverso

Durante el mes de julio pretenden aprobar en la Asamblea Legislativa el llamado proyecto 4X3, que pretende autorizar jornadas de hasta 12 horas por cuatro días seguidos sin pago de horas extras. Este proyecto se tramita bajo un mecanismo rápido con el cual se reducen los tiempos de votación, el cual fue acordado por la mayoría de diputaciones a finales de abril.

Reiteradas veces hemos manifestado la oposición a este proyecto que significa atacar la conquista de 8 horas diarias y condenar a la clase trabajadora a condiciones de mayor explotación. Con el avance del proyecto y la votación de mociones cada vez queda más claro el verdadero objetivo del proyecto: aumentar las ganancias del gran sector empresarial a costas del mayor sufrimiento de la clase obrera que tendrá que laborar más horas sin recibir pagos por horas extras.

Diputaciones de casi todos los partidos no cesan en sus intenciones y aprietan el paso para lograr su cometido, en esto tienen acuerdo el gobierno, las cámaras empresariales y los partidos en la Asamblea excepto el Frente Amplio. El capítulo más reciente fue la aprobación de la moción 731 que introduce un texto sustitutivo aún más perverso que la redacción anterior: este nuevo texto obtuvo 26 votos a favor y 19 en contra el plenario legislativo.

En este nuevo texto se ratifica lo que ya hemos dicho: no hay tres días de descanso consecutivos, el patrono debe respetar solamente 12 horas entre un turno y otro. Se cae el argumento de que habrá más tiempo en casa o de descanso, lo único seguro es más tiempo en la fábrica sin pago adicional de horas extras.

En la nueva redacción aprobada se imponen 12 horas en jornada diurna o nocturna (en este caso el doble de la actual ordinaria nocturno que es de 6 horas), sin importar que está última sea más pesada. Es decir, no hay diferencia entre el turno de noche o de día, a pesar que está de sobra demostrado el mayor desgaste del trabajo nocturno. 

La nueva redacción reafirma el total desprecio e hipocresía en relación a las necesidades de cuido, en nuestra sociedad mayormente recargadas en las mujeres. Para aquellas personas con enfermedades o a cargo de cuidados de menores o adultos mayores podrán realizar turnos menores de 12 horas, pero con reducción del salario proporcional; no se establece tampoco ninguna obligación para las empresas de garantizar servicios de cuido.

En el proyecto se insiste en que el Ministerio de Trabajo autorizará las nuevas jornadas, pero sin dotar de ningún recurso ni posibilidad real de inspeccionar las empresas. Todos sabemos que la inspección laboral y el Ministerio de Trabajo en general no garantizan los derechos más básicos para las personas trabajadoras, durante la pandemia fue evidente como muchas empresas impusieron rebajas de jornadas y salarios sin pasar por el ministerio.

Poner al Ministerio de Trabajo a decidir sobre las jornadas, es poner un aliado de las patronales a decidir, sin mecanismo alguno de consulta a las personas trabajadoras que serán quienes sufren las condiciones físicas, mentales y sociales de ese tipo de jornadas.

Mientras las diputaciones meten el pie al acelerador lamentablemente no hay una política de movilización de sectores organizados. El Frente Amplio es el único partido con representación parlamentaria que se opone al proyecto, pero su estrategia no pasa de ser una “resistencia” parlamentaria testimonial estéril sin ninguna perspectiva de lucha más allá de los discursos entre cuatro paredes.

Desde el PT hemos tratado de llevar la discusión del proyecto a las puertas de fábrica y centros de trabajo, con recursos limitados y un gran esfuerzo militante hemos intentando señalar la perversidad de este proyecto y la necesidad de una estrategia de lucha.  Lamentablemente si se mantiene la lógica parlamentaria del FA y el acuerdo mayoritario de los partidos que defienden la ley en la Asamblea podríamos enfrentarnos en los próximos días a una de las más duras derrotas impuestas a la clase trabajadora en décadas.

Un gran problema  es que mientras se apueste al papel de las diputaciones del FA como principal apuesta para enfrentar esos ataques, lo único que se pueden esperar son derrotas, pero no por el papel en sí de esas diputaciones, si no por considerar que en el terreno parlamentario podríamos sacar alguna cosa buena para la clase trabajadora.

La clase obrera es también presa de una dictadura patronal que le impide organizarse en sindicatos, hoy las personas trabajadoras son las grandes ausentes del debate sobre sus jornadas de trabajo. Estas mismas personas que hoy no pueden opinar libremente sobre la ley son las que tendrán que aceptar la imposición de jornadas de 12 horas que no serán voluntarias como falsamente quieren decir sus defensores.

La principal enseñanza de este proceso, debería ser que en este momento si no se busca revertir a toda costa el enorme nivel de desorganización en las empresas privadas, y la falta de respuesta de la clase trabajadora a los ataques desde el parlamento y el gobierno, se tienen más cuesta arriba la lucha por nuestras condiciones de vida y trabajo.