Costa Rica ha sido históricamente un país dominado por los intereses imperialistas de EE. UU. y actualmente ese dominio sigue vigente, aunque los objetivos del primero respecto del segundo han cambiado con el tiempo. A continuación, se describen dos de los objetivos actuales de EE. UU. en CR: la gestión migratoria y la legitimación regional.
CR como frontera estadounidense
Uno de los objetivos actuales de EE. UU. en CR es el control de los flujos migratorios que tienen como destino final los EE. UU. En este sentido, CR se ha convertido en una frontera externalizada, lo cual significa que CR es usado para retener y/o expulsar a aquellos grupos migrantes que EE. UU. no desea en su territorio o para tramitar desde suelo costarricense la entrada legal de los grupos que sí desea aceptar.
Para lograr este cometido, EE. UU. brinda apoyo material y humano para la gestión de las fronteras y la atención “humanitaria” de las poblaciones migrantes, ya sea a través de financiamiento para el gobierno costarricense, o por medio de ONG’s o ciertos organismos de la ONU. Así, EE. UU. intenta alivianar el flujo migratorio indeseado incentivando a las personas migrantes a solicitar refugio en CR a través de instancias internacionales como la OIM, que tiene entre sus programas uno que brinda apoyo a personas venezolanas (entre otras nacionalidades) para solicitar refugio, migrantes que tenían como primer objetivo migrar a EE. UU. pero que, ante los obstáculos del trayecto migratorio hasta Norteamérica y las amenazas del gobierno estadounidense de no intentar entrar irregularmente al país, optan por CR como segunda opción de destino final.
El “lavado democrático” gringo a través de CR
Otro de los objetivos de EE. UU. en CR es hacer uso del prestigio “democrático” costarricense como una forma de legitimarse en la región latinoamericana, en lo que podría denominarse un intento de “lavado democrático” gringo frente a los múltiples golpes de estado, intervenciones militares y apoyo a gobiernos dictatoriales o autoritarios por parte del gobierno norteamericano en toda Latinoamérica.
Así, EE. UU. pretende usar a “la CR democrática y respetuosa de los derechos humanos” como correa de transmisión de sus intereses imperialistas en la región, de tal manera que no sean las propias vocerías del gobierno imperialista sino sus lacayos/as costarricenses quiénes comuniquen y negocien con los países vecinos esos intereses a nombre de la “democracia” y los “derechos humanos”. Este “lavado democrático” gringo adquiere relevancia para los intereses de EE. UU. en el marco del actual conflicto internacional que ese país tiene con China y Rusia, países que, por su parte, han extendido su influencia económica, política y militar en ciertos países de la región como Nicaragua y Venezuela.
El dominio gringo sobre CR es mucho más profundo de lo que se ha descrito hasta el momento, y para la clase trabajadora costarricense es primordial conocer las formas que adquiere ese dominio. Así, en próximas ediciones, se continuará y ahondará en este tema, con el objetivo de contribuir a un mayor conocimiento de las cadenas que nos atan al imperialismo gringo.