Al escribir este artículo faltan 20 días para que se realice la segunda ronda electoral en Guatemala.
Desde el 25 de junio, día en que se dio a conocer que Semilla (moderado y socialdemócrata) y UNE (tradicional) pasaban a segunda vuelta, un sector de la oligarquía y su personal político echaron a andar un golpe de estado institucional, es decir el uso de todo un sector de las instituciones, sobretodo la fiscalía, el ministerio público, los jueces y la policía para evitar que se produjeran la segunda vuelta, para evitar de alguna forma el inminente y casi seguro triunfo de Semilla.
Esta derecha corrupta primero intento que el Tribunal Supremo Electoral, invalidara las elecciones, esa movida fue rechazada por el TSE y por la Corte de Constitucionalidad. Entonces se pasó a un nuevo asalto, el 12 de Julio Rafael Currichiche, Fiscal Especial contra la Impunidad (FECI) ordenó la suspensión de la personería jurídica del Movimiento Semilla. El ataque de Currichiche fue ejecutado por el juez Freddy Orellana. Ambos actos de Currichiche y Orellana, son claramente ilegales, según la propia (y muy antidemocrática) constitución guatemalteca, ninguna de estas instituciones pude suspender a un partido político.
La tercera maniobra vino de la mano de la Corte de Constitucionalidad, el Movimiento Semilla demandó a la Corte frenar la acción de la FECI y del Juez Orellana, la Corte suspendió la orden del juez, pero permitió que el Ministerio Público continuara con su espuria investigación.
Esta resolución tramposa y funcional a la derecha ha permitido que el Ministerio Publico sirva de ariete contra Semilla, organizando continuas redadas a los locales de Semilla, pero también intervenciones contra el Registro de Ciudadanos y el Tribunal Supremo Electoral.
Todas las personas al frente de las instituciones en conflicto fueron electas por el “pacto de corruptos”, hoy hay un enfrentamiento entre dos posiciones para derrotar el ascenso y el malestar popular, una autoritaria (evitar la segunda ronda) y otra que apuesta por la reacción democrática (permitir que gane Semilla). El imperialismo estadounidense y la Unión Europea, así como las poderosas cámaras empresariales han hecho énfasis en que se respete “la democracia y el proceso electoral”, no quieren un estallido democrático en el principal país de la región.
Por otro lado hay importantes movilizaciones ciudadanas para defender el proceso electoral, en las movilizaciones no hay aun presencia autónoma de los sindicatos como tales en la lucha contra el golpe. Sin estas movilizaciones, la derecha ya habría hecho de las suyas.
Nuestra posición es que hay que evitar el golpe institucional, eso implica mantener la movilización independiente de los trabajadores y el pueblo, si el 30 de Agosto resultara triunfador Semilla y derrotado el pacto de corruptos, la movilización por la verdadera democratización de Guatemala, seguiría siendo la tarea número 1 del momento, ahora bajo el gobierno moderado de Arévalo.