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Editorial: Necesitamos una salida desde la clase trabajadora para la crisis

El país se ha visto sacudido por una gran cantidad de bloqueos, en protesta contra el plan del gobierno de pedir un préstamo al FMI. Estos han llegado a paralizar sectores de la economía, lo que ha llevado a la represión del gobierno para garantizar los negocios de los grandes empresarios.

Desde el Partido de los Trabajadores hemos apoyado estos bloqueos, tanto con pronunciamientos como presencialmente en la medida de nuestras fuerzas, y queremos dejar claro que lo seguiremos haciendo. Debido al nivel de enfrentamiento en los bloqueos, algunas personas se empiezan a cuestionar sobre el método por su “violencia”. Debemos entender que la violencia no viene de las protestas, viene del gobierno y los grandes empresarios, que conducen el país cada vez a más miseria y desempleo mientras unos cuantos multimillonarios cada día son más ricos. La violencia inicia cuando el gobierno reprime las protestas, en este marco los manifestantes tienen derecho a defenderse de la represión por los medios que tengan a mano, porque el poder represivo del aparato estatal es muy superior. Es por esto que repudiamos la represión del gobierno, condenamos la persecución judicial y exigimos que no se procese a ninguno de los manifestantes.

En este marco hay que el Frente Amplio cada vez más deja claro su papel de sostén no solo del régimen capitalista, sino del gobierno del PAC. Lo dijimos desde que sirvieron de negociadores para facilitar la entrega del muelle a APM Terminals, el rol del Frente Amplio es ser la pata izquierda del gobierno y del régimen que les garantiza los intereses a los grandes empresarios. Por esto llaman a levantar los bloqueos como lo hizo Villalta, y se sientan a las negociaciones tramposas como lo hizo Patricia Mora. Sabemos que hay muchos luchadores y luchadoras honestas en las filas del FA, pero si no ven que hoy su partido de la mano de sus principales dirigentes al ser parte del gobierno es cómplice de la represión del mismo, muy probablemente acompañarán a esta organización a cualquier traición.

El gobierno se encuentra cada vez más aislado y frente a una disyuntiva donde la salida por la que está optando es la de descargar la crisis sobre la clase trabajadora y garantizarla a punta de represión. La crisis fiscal obliga al gobierno a tomar medidas para pagar la deuda pública que está ahogando el presupuesto nacional, y la solución que pretende es más endeudamiento y cobrarle a la clase trabajadora y los pequeños empresarios, ya que los grandes capitalistas no quieren ni van a pagar nada por las buenas.

En este marco el Movimiento Rescate Nacional ha surgido como una agrupación que ha capitalizado el sentimiento de la mayoría del pueblo de descontento ante el deterioro del nivel de vida, y la intención de descargar la crisis sobre el pueblo. Pero a pesar de capitalizar este descontento, se posiciona desde el descontento del pueblo para embellecer a la burguesía y no plantea con claridad que este sector es un enemigo. Es por esto que firma un acuerdo con UCCAEP, donde más allá del contenido del acuerdo, los embellece como una “organización patriótica” y no plantea claramente que son ellos mismos los que tienen arruinado al país y que empobrecen y explotan al pueblo costarricense.

En la lucha en general contra el préstamo del FMI se pueden distinguir dos sectores con una propuesta antagónica. Si bien todos están contra el préstamo con el FMI, hay un sector que políticamente coincide con la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial Privado (UCCAEP) y los grandes empresarios, que ven la solución en “recortes al sector público”. Esto significa bajar salarios y despedir trabajadores del sector público. Es a este sector que la dirección del Rescate Nacional se está acercando, y si opta por esta salida, no hay forma que en los hechos no termine acordando una medida contra el pueblo.

Otro sector plantea que la salida son más impuestos a los ricos. Si bien desde el PT coincidimos con esta posición, tenemos que tener claro que esto es insuficiente y no ataca el problema de fondo, la deuda pública que consume más del 40% del presupuesto nacional. Esta deuda es producto del no pago de impuestos de los grandes empresarios, y un sector de estos mismos es el que se está enriqueciendo con el pago de esta deuda.

La única salida es continuar luchando, pero buscando la más amplia unidad de la clase trabajadora y el pueblo. Unificando las reivindicaciones de los trabajadores del sector privado, del sector público, de los pequeños productores, de los pequeños empresarios, de las mujeres y la población LGBT en contra no solo del gobierno, sino de los intereses que representa, que son los de los grandes empresarios y transnacionales. No existe una salida en la que “todos pongamos nuestra parte”. O pagan ellos o pagamos nosotros. O descargamos la crisis sobre los grandes empresarios, lo que significa suspender el pago de la deuda, o la terminaremos pagando el pueblo.