La historia del Frente Amplio (FA) en Costa Rica está marcada por contradicciones que revelan su verdadero carácter: un partido que, pese a su retórica socialista, opera dentro de los límites de la democracia burguesa, perpetuando la sumisión al capital.
Cogobierno y traición: El FA y su alianza con el PAC
El Frente Amplio (FA) ha sido un socio clave de gobiernos del PAC, como los de Luis Guillermo Solís (2014-2018) y Carlos Alvarado (2018-2022) del cual incluso formó parte del consejo de gobierno ocupando un ministerio. Aunque critica el neoliberalismo, en la práctica avaló políticas como el contrato con APM Terminals en Moín, que privatizó recursos y afectó a trabajadores y comunidades. A pesar de que algunos diputados del FA denunciaron el proyecto, su bancada mantuvo la alianza con el PAC, permitiendo que Solís respaldara el contrato sin romper la coalición. En 2014, sindicatos como Sintrajap lucharon contra APM Terminals, pero el FA, aunque apoyó las protestas en el discurso, en lugar de poner su bancada para fortalecer la lucha, la utilizó para desmovilizar y llevar a la negociación. Esto evidencia que, ante la disyuntiva entre la lucha de clases y el pragmatismo institucional, el FA elige lo segundo.
Reformismo dentro del capitalismo: Limites de sus propuestas
El FA promueve reformas como renta básica, impuestos progresivos o legalización del aborto. Sin embargo, estas iniciativas no cuestionan la raíz del problema: la propiedad privada de los medios de producción y el Estado al servicio de las élites. Su programa se reduce a “humanizar” el capitalismo, no a destruirlo. Incluso su participación en el Gobierno de Carlos Alvarado (PAC) los vinculó directamente a decisiones como el ajuste fiscal y la gestión de deuda pública, donde priorizaron la “estabilidad económica” sobre los derechos populares.
Institucionalismo vs. Revolución
El FA insiste en que es posible transformar Costa Rica desde el Parlamento. Pero la democracia burguesa no es neutral: está diseñada para proteger los intereses de los capitalistas. Por eso, cuando el FA participa en elecciones o gobiernos, se somete a reglas que neutralizan cualquier cambio estructural. Su IV Congreso Ideológico (2024) lo confirma: hablan de “diálogo” y “unidad” con sectores progresistas, pero evaden la necesidad de confrontar al Estado capitalista.
La clase trabajadora necesita su propio instrumento
El Frente Amplio es una trampa que desvía la lucha obrera hacia reformas inútiles. Al defender el sistema capitalista en momentos clave, se alía con la burguesía para frenar la revolución. La clase trabajadora debe organizarse fuera de las instituciones burguesas, construyendo sindicatos combativos, asambleas y un partido revolucionario que impulse huelgas, ocupaciones e insurrecciones para derribar el Estado capitalista y edificar uno socialista basado en consejos obreros y control colectivo. ¡La emancipación no vendrá del Parlamento, sino del poder popular organizado!