Cárcel para los abusadores de menores y sus encubridores.
Justicia y reparación para las víctimas.
Separación inmediata de la Iglesia Católica y el Estado.
El lugar de la iglesia católica en nuestro país.
Costa Rica es un país mayoritariamente católico, según una encuesta realizada por el Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica (UCR) en Febrero de 2018, la población costarricense se divide entre 52% de católicos, 22% evangélicos y 17% sin creencias religiosas. Es la primera encuesta que da un porcentaje tan bajo de adhesión al catolicismo, los datos del mismo centro para noviembre de 2016 eran 72% católicos, 12% evangélicos y 10% sin creencias religiosas.
La estadística del CIEP muestra dos hechos sociológicos: Que por primera vez en la historia del país estamos en presencia de una crisis aguda de la Iglesia Católica y catolicismo y que pese a esa profunda crisis el catolicismo sigue siendo la denominación religiosa mayoritaria en el país.
Más allá de la estadística, la historia de Costa Rica muestra el extraordinario poder que ha tenido la jerarquía Iglesia Católica, como parte de la clase dominante de nuestro país.
Arrinconada durante los gobiernos liberales de finales del siglo XIX, la Iglesia Católica perdió mucha de su influencia política, social y cultural. Además el naciente movimiento obrero anarquista y socialista era un claro competidor por los sectores populares. La crisis duró hasta los años cuarentas.
Pero la Iglesia logró sortear el desafío y entró en la segunda parte del siglo XX como parte integrante de la transformación autoritaria que vivió el país desde los años cincuentas. Costa Rica se modernizaba económicamente, pero el lugar central de la Iglesia Católica como garante del “orden” y del “cambio con equilibrio” nunca fue presta en entre dicho. Todos los 2 de Agosto, la Iglesia hacia muestra de su arraigo popular en la romería de Virgen de los Ángeles, que concluía con un discurso del Arzobispo donde regañaba y daba instrucciones a los tres poderes de la República.
Ha este hecho de masas se le sumaba la influencia de la jerarquía de la Iglesia Católica en los dos partidos mayoritarios, en los medios de comunicación, en los sindicatos (a través de la CTRN Rerum Novarum), en los negocios (a través del Grupo Sama[1]) y la influencia seguía “hacia abajo” en una tupida red de iglesias y servicios en todos los pueblos del país.
Con el desarrollo de la globalización neoliberal y de la resistencia de masas, empezaron los problemas para la Iglesia Católica. Por un lado empezó un enfrentamiento con un sector de los empresarios que veían a la Iglesia como un “competidor desleal” en los negocios bancarios y de comunicación. Así mismo, el país empezó a desarrollar unas capas medias ligadas a la apertura económica, que no comulgaban con los valores conservadores del catolicismo romano, sino que eran portadores de otra ideología, la del consumo cosmopolita que les prometía la globalización y el acceso al crédito.
Las sucesivas oleadas de luchas juveniles y de mujeres que ocurren desde el inicio del siglo, también minaron el apoyo a la Iglesia Católica, estas luchas cuestionaban su patriarcalismo, su defensa de una familia nuclear donde los hijos y la mujeres están despóticamente subordinados al padre de familia varón[2].
La crisis de la Iglesia Católica.
La Iglesia Católica costarricense esta afrontando una aguda crisis. Se le acusa de sistemáticamente proteger a sacerdotes que son abusadores de menores. Se registran 29 denuncias por abusos de menores en los últimos diez años. El escándalo no solo es local, sino mundial: 1) El cardenal australiano George Pell, ex ‘número tres’ en la jerarquía del Vaticano, fue condenado a seis años de cárcel por delitos sexuales. 2) El cardenal francés y arzobispo de Lyon, Philippe Barbarin, fue condenado a 6 meses de prisión por no denunciar las agresiones sexuales y actos de pedofilia de un sacerdote de su diócesis. 3) Rogelio Cabrera López, arzobispo de Monterrey informa que desde el año 2010 hasta hoy, existen 157 sacerdotes mexicanos suspendidos por acusaciones de abusar sexualmente de menores de edad. 4) Un total de 4392 sacerdotes estadounidenses fueron acusados del abuso sexual de 10.667 menores entre 1950 y 2002. Estas son solo algunas muestras de la crisis, hay bastantes más.
El escándalo obligó al Vaticano a convocar de emergencia una “Cumbre antipederastia”, que a su vez fue repudia las organizaciones civiles de sobrevivientes al abuso.
En el caso de Costa Rica son 29 casos de denuncias de abusos. Los más conocidas son las de Mauricio Víquez, quien fue vocero de la Iglesia católica y actualmente es prófugo de la justicia y la de Manuel Antonio Guevara, actualmente separado de la Iglesia, pero que la Curia sabía de acusaciones contra él desde el año 2015.
La crisis llegó a un punto alto cuando el OIJ ingresó a la curia metropolitana a incautar documentos pertinentes para la investigación. La iglesia católica y sus agentes políticos como el ex presidente Miguel Angel Rodríguez, la diputada Shirley Diaz (PUSC) y el diputado Dragos Dolanescu (PRSC) hablaron de “abuso”, “uso excesivo de la fuerza” y “persecución antireligiosa”.
¿Que opina el Partido de los Trabajadores?
Nuestro partido busca organizar a los trabajadores más explotados del país, aquellos que necesitan una revolución socialista. En nuestro trabajo de base es muy normal que nos topemos con representantes de las iglesias evangélicas y católicas que actúan en los mismos barrios populares que nosotros. A veces chocamos con ellos, a veces podemos hacer alguna acción puntual, varia de caso a caso.
Nuestro partido es materialista, es decir no tiene credo religioso, ni inspira su actuar político en ningún credo religioso, para militar en nuestro partido lo único necesario es estar de acuerdo en nuestro programa y estatutos. En nuestro partido militan personas con credo religioso y sin creencias religiosas.
Creemos que si una persona tiene necesidades espirituales y su conciencia necesita de la fe, tiene el derecho de ejercerla sin ser molestada, ni interrumpida por agentes del Estado.
Por eso no confundimos la fe autentica de algunos trabajadores con el poder y prestigio de la Jerarquía de la Iglesia católica. No es lo mismo.
La Iglesia católica es una institución humana, hecha por seres humanos. Ha sido parte integral de las clases dominantes de este país, es empresaria y terrateniente. Es una Iglesia de Estado, recibe sistemáticamente subsidios estatales para sus iglesias, su escuelas y sus servicios, dicta o veta políticas en materia de salud y educación, interviene en la vida de los sindicatos y las organizaciones civiles. Es decir es una organización política, el partido de los defensores del Vaticano.
En el caso de los múltiples curas acusados de pederastia, rechazamos las hipócritas acusaciones de la Curia Metropolitana y sus agentes. políticos. La incursión del OIJ y la investigación judicial en su contra no es “persecución religiosa”, no se les está acusando de “idolatría” o de “seguir una religión falsa”, se les acusa en tanto que ciudadanos de conocer y proteger durante años a abusadores de menores, de proteger a pederastas y eso es diferente.
Creemos por lo tanto que la jerarquía de la Iglesia Católica es responsable de proteger a estos pederastas, de no entregarlos a los justicia y de ayudarlos a escapar. Poniendo en peligro a los niños de sus propios fieles que les confían su cuidado.
Por lo tanto creemos que la Iglesia Católica como institución esta obliga a reparar y hacer justicia a las victimas de abuso, no es un problema individual, no es un problema de “una manzana podrida”.
Finalmente creemos que es más urgente que nunca la reforma del articulo 75 constitucional, que es el que garantiza la confesionalidad del Estado. Es necesario separar tajantemente la Iglesia Católica (y cualquier otra iglesia) del Estado
[1] Hasta el año 2012 la conferencia episcopal poseía el 20% de las acciones del grupo Sama e invirtió 81 millones de dolares, el escándalo producto de una investigación del OIJ, los obligó a vender las acciones ese año.
[2]Curiosamente de los fenómenos del siglo XXI, que menos cuestionaron el papel dominante de la Iglesia Católica, fue el castrochavismo, el “Socialismo del Siglo XXI”. Los estalinistas cubanos se reconciliaron con la jerarquía vaticana desde el año 1998 con la visita de Karol Wojtyla (Juan Pablo II), luego se sucedieron las visitas de Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) en 2012 y Jorge Bergoglio (Francisco I) en 2015. Hugo Chávez juró su tercer periodo presidencial por: “Cristo, el más grande socialista”. En nuestro caso el Frente Amplio llevó dos ex curas al parlamento: Ronald Vargas (a quien luego tuvo que expulsar por un escándalo de acoso sexual) y Gerardo Vargas.