Se asoma una nueva contienda electoral, en este caso las elecciones nacionales de 2026. Estas parece que se darán en medio de un gobierno que mantiene altos niveles de popularidad y un discurso populista de derecha.
En ese marco, queremos compartir algunas reflexiones sobre la relación de las personas revolucionarias con las elecciones burguesas.
Si bien de entrada no creemos que las elecciones garanticen las grandes transformaciones que la clase trabajadora necesita, consideramos que en las actuales circunstancias del país representan una oportunidad para que discutamos de política; para que hablemos de las limitaciones y contradicciones del sistema electoral, el régimen político, y la “democracia”. Las elecciones son una oportunidad para denunciar las injusticias del sistema y para organizar a las clases populares presentando un programa socialista y revolucionario como el que defendemos.
La democracia burguesa
Desde una perspectiva marxista, la democracia burguesa se refiere a un sistema político en el cual las instituciones y los derechos formales de participación (como el sufragio universal, las libertades civiles, y la separación de poderes) existen, pero están diseñados para proteger y mantener el control de la clase burguesa o capitalista sobre los medios de producción y, por ende, sobre la estructura económica y social en su conjunto.
En otras palabras, aunque el sistema democrático burgués puede presentar la apariencia de igualdad y participación abierta a todos los ciudadanos, en realidad, está profundamente influido por la estructura económica subyacente del capitalismo donde una clase en particular es la que se enriquece. Esto significa que los intereses y el poder de la clase trabajadora están subordinados a los de la burguesía, la cual domina el sistema a través de la propiedad privada de los medios de producción y su influencia sobre las instituciones políticas y mediáticas.
La participación electoral genera todo tipo de presiones sobre los partidos para defender esa democracia burguesa. En primer lugar, la presión por adaptarse a los mecanismos de esta democracia recortada donde nada cambia, la presión por hacer alianzas o frentes con los partidos que defienden los intereses burgueses, presión por rebajar o recortar nuestro programa para ganar más votos, presión por posponer nuestras luchas y reivindicaciones en pro de promesas electorales.
En esta ocasión particular, muy seguramente tendremos la presión de un frente “progresista” con el argumento de ayudar a “combatir” a la derecha y la agenda conservadora del gobierno de Chaves. Pero la realidad es que los cambios estructurales que necesitamos, solo se pueden conseguir mediante la lucha directa, y no mediante las urnas.
La política del partido bolchevique frente a las elecciones
Reivindicamos la herencia y las enseñanzas bolcheviques y de la tercera internacional de Lenin para la participación en las elecciones.
La participación electoral es una cuestión táctica, aunque las elecciones y las instituciones burguesas son un órgano representativo limitado y manipulado por la clase dominante. Lenin y los bolcheviques no creían que las elecciones o el parlamento pudieran llevar a una verdadera transformación socialista, ya que consideraban que el poder real residía en la clase dominante –lo que en Costa Rica llamamos las 16 grandes familias- y en la estructura capitalista que domina la economía.
Sin embargo, entendían que la participación en las elecciones podía servir como un instrumento para la propaganda y para agitar a las masas obreras. Utilizaron sus cargos para denunciar al régimen, organizar la resistencia obrera y promover las ideas socialistas. La idea era aprovechar el espacio limitado de representación para expandir la influencia bolchevique entre la clase trabajadora y los campesinos.
Diferenciaban entre la utilización táctica del parlamento y la participación con fines reformistas como hacen otros partidos que se reivindican de izquierda. Para un partido revolucionario, participar en las elecciones no significa aceptar el marco institucional vigente ni las leyes burguesas, sino aprovecharlo para deslegitimarlo desde dentro y organizar a las masas para la revolución.
Nuestra política
Como partido lucharemos por conquistar una nueva inscripción electoral para poder presentar candidaturas a la Presidencia y diputaciones. Tenemos claro que las posibilidades de participar son muy desiguales y que será una lucha dura conquistar nuevamente este derecho, ya que las reglas de participación están diseñadas para que sean los partidos que tienen los recursos económicos los que realmente puedan participar, dado que se necesita dinero para realizar asambleas en todos los cantones y provincias, así como recursos para enfrentar una campaña donde mandan los grandes medios de comunicación y las chequeras.
Para este partido es muy importante participar, en primer lugar, para difundir las ideas revolucionarias, y denunciar las propias limitaciones del sistema y de la democracia burguesa. En esa tarea nos hemos ganado la simpatía de miles de activistas que reconocen la coherencia de nuestro programa y la defensa valiente que hacemos de nuestras ideas.
Nuestra política es defender en las elecciones un programa socialista y revolucionario, que no tiene nada que ver con las farsas de las dictaduras de Nicaragua y Venezuela, bajo principios como la independencia de clase, y la independencia de los demás partidos de la burguesía, denunciando en todo momento las condiciones de opresión y explotación que enfrenta la clase trabajadora en este sistema capitalista.
Incluso en el escenario más optimista de conquistar algún cargo la tarea de denuncia y organización seguirá siendo la misma. Para el marxismo, la verdadera democracia solo puede lograrse con la abolición de las relaciones capitalistas de producción y la creación de un Estado obrero que represente directamente los intereses de la clase trabajadora, todas las actividades, incluso la participación electoral, están subordinas a esa estrategia.