Socialismo Hoy - Periódico Oficial del Partido de la Clase Trabajadora
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¿En qué trabajan las mujeres* en Costa Rica?

Por Diana

Intentando aportar a la comprensión de la clase trabajadora del país, esta segunda entrada del blog presenta un esfuerzo por responder a la pregunta ¿a qué se dedican las mujeres* que trabajan (y les pagan) en Costa Rica?

1. La mayoría de las mujeres*[1] no tiene empleo remunerado

El paréntesis en la frase del apartado anterior podría parecer extraño o incluso innecesario. Sin embargo, es central. La razón para esto es que, en el país, más de la mitad de las mujeres* no tiene trabajo remunerado. Más bien, entre las mujeres* fuera de la fuerza de trabajo y las desempleadas suman el 58% de las mayores de 15 años en Costa Rica[2].

Fuente: Gráfico original a partir de datos del INEC, 2024.

Los motivos para esto son muchos y consideramos que tienen un estrecho vínculo con el sexismo y la división sexual del trabajo, que recarga sobre las mujeres el trabajo reproductivo de forma gratuita mediante la organización social de la familia y la pareja heterosexual, subvencionando así a la clase capitalista, que se ahorra considerar estas necesidades dentro del salario. Es así como si el 96% de las mujeres fuera de la fuerza de trabajo afirman no estar disponibles para “trabajar”, en gran parte es por sus responsabilidades de cuido y trabajo doméstico no pago según otras investigaciones. Será tema de otra entrada profundizar sobre el trabajo reproductivo, pero para efectos del mercado del trabajo, es central identificar que las mujeres* están siendo en su mayoría excluidas de participar. Nosotres, en concordancia con la tradición socialista, reivindicamos la importancia de que las mujeres* tengan su independencia económica para subsistir y desarrollarse plenamente. Lo cual además juega un papel importante en las situaciones de la rampante violencia machista ya que la dependencia económica es un factor de riesgo de gran peso.

2. La mayoría de mujeres* con trabajo son asalariadas del sector privado

Concentrémonos ahora en el 42% de las mujeres* que tiene un trabajo, entre las cuales el 78% trabaja de manera asalariada, es decir directamente dependiente de un patrón y del pago por su jornada de trabajo, 13% por cuenta propia, mientras que solamente el 2% se reporta como empleadora, lo cual evidencia la importancia del tema del salario para la mayoría de las trabajadoras, con la correspondiente generación de plusvalía apropiada por la patronal. Además, el 80% de las mujeres empleadas trabaja en el sector privado, donde hemos expuesto en reiteradas ocasiones que impera una dictadura patronal para garantizar el máximo de explotación y el irrespeto a derechos laborales tan básicos como el pago justo y oportuno, la jornada laboral convenida o la sindicalización. Vamos ahora a pasar a analizar a qué se dedican específicamente las mujeres con trabajo remunerado.

3. Hay mujeres trabajando en todas las ramas de actividad

Es importante constatar es que las mujeres participan en todas las ramas de actividad económica. En menor o mayor medida, hay mujeres en todos los sectores, como se puede ver en el gráfico de más abajo. Incluso en Construcción, donde menos mujeres* trabajan, hay 4 956 trabajadoras. Además, hay 30 106 mujeres* (14% de 209 521 personas) en agricultura, ganadería y pesca y 5 005  (12% de un total de 40 539) en “Otros” trabajando en minas y canteras, suministros de electricidad, gas, vapor y aire acondicionado, suministros de agua, evacuación de aguas residuales y gestión de desechos y contaminación.

 Este punto es importante porque, desde una visión socialista coherente en contra de cualquier tipo de opresión, el género no debería ser una limitación para desarrollarse en ninguna actividad. Aunque no obviamos la necesidad de discutir en qué condiciones se trabaja en todas y cada una de estas ramas de actividad. Si bien lucharemos incansablemente junto a estas trabajadoras contra el acoso y abuso sexual en las plantaciones, por espacios, equipo y medidas de protección acordes a las condiciones físicas de las personas, contra la asignación de tareas peor pagadas a las mujeres, entre muchas otras consignas, nuestra propuesta política va mucho más allá del derecho a ser explotadas “por igual” o de exponerse a riesgos, atropellos y persecución sindical “por igual”. Nuestro programa se centra en la necesidad de luchar como clase obrera, por condiciones justas de trabajo para todas las personas, considerando las necesidades específicas de las mujeres*, lo cual en última instancia se puede garantizar plenamente solo en el marco de una economía socialista, como nos lo demuestra cotidianamente la realidad de irrespeto a los derechos legales de la clase trabajadora.

Fuente: Gráfico original a partir de datos del INEC, 2024.

4. Las obreras primero

Hay sectores de la economía que juegan un papel fundamental en la lucha de clases como la clase obrera industrial. Este es el sector que verdaderamente transforma la materia en productos necesarios para la existencia humana, generando plusvalía para la clase capitalista. Son el sector de la clase que puede paralizar un país, porque sin esa actividad económica, no hay alimentos ni productos básicos de consumo y además, por la organización colectiva del trabajo industrial, son el sector de la clase trabajadora con mayor potencial de colectivizar la economía. En esta rama de actividad hay hoy en día 82 281 mujeres* trabajando (34% de las 240 582 personas en total), es decir, más de un tercio de las personas que se dedican a esto, por lo que son un sector sumamente importante de la economía y de la sociedad. La clase obrera industrial como actor político en la sociedad costarricense, ha sido invisibilizada, oprimida, y reprimida en su organización sindical y política, relegada a espacios de trabajo mayoritariamente en manos del empresariado con prácticas dictatoriales. Nuestra propuesta política es la organización de esta clase, para que tome en sus manos el Estado y transforme la sociedad, colectivizando los frutos del trabajo humano.

5. Trabajadoras en educación, salud y hogares

Dicho esto, la actividad en que más mujeres* trabajan es Enseñanza y salud, con 170 104 trabajadoras (68% del total de 248 548 personas que trabajan en esto). Esto corresponde al 19% de las mujeres ocupadas, es decir prácticamente 1 de cada 5 mujeres con empleo. Es interesante destacar cómo se reproducen aquí los roles de género dominantes con las mujeres trabajando mayoritariamente dedicadas a labores con características asociadas al cuidado de personas y su formación.

Además, hay 99 785 mujeres* (93% de un total de 107 421 personas), trabajando con hogares como empleadores, donde se incluye trabajo doméstico y bienes para uso propio, lo que también puede entenderse desde los roles sexistas de género, en que socialmente son mayoritariamente las mujeres* las encargadas del trabajo doméstico. Ahora bien, es evidente desde una perspectiva socialista como en una actividad como esta, donde el 56% de las trabajadoras es jefa de hogar y el 23% migrantes, se evidencia el fenómeno inherente al capitalismo de la mano de obra de reserva, con sectores de la clase en profunda necesidad, a quienes se fuerza a trabajar en condiciones laborales precarias y sometidas a múltiples atropellos como lo es el prevalente acoso y abuso sexual en este tipo de trabajos y se evidencia en que solamente el 15% de estos puestos es trabajo formal según la UNA y el salario mínimo legal. Ya que esta es la actividad con el menor promedio de ingreso mensual de las mujeres con 210 884 colones, a pesar de que el salario mínimo establecido por el MTSS para “trabajador en ocupación no calificada” es de 358 609 colones. Evidenciando en un ejemplo crudo cómo se menosprecia el trabajo doméstico, a pesar de que es indispensable para la sobrevivencia de la humanidad.

6. Algunas reflexiones finales

Es evidente como en la organización social en que nos encontramos, el rol que se asigna a las mujeres sigue siendo atender a los cuidados, lo doméstico y labores asociadas en condiciones laborales injustas. En primer lugar porque la mayoría de mujeres (58%) se dedica a esto sin remuneración alguna, en el espacio privado de los hogares, en la dependencia económica y con alta vulnerabilidad ante la violencia machista. Y en segundo lugar, porque cuando analizamos a qué se dedican las mujeres con trabajo, destacan la educación y salud (19% de las trabajadoras), el trabajo doméstico y otras ramas como el comercio y reparación, hoteles y restaurantes.

Además, hay un número importante de mujeres trabajando en sectores clave como la industria manufacturera y la agricultura, ganadería y pesca y otros de importancia central en la lucha de la clase trabajadora por su emancipación, alcanzando más de 100 mil trabajadoras en estas actividades. Reivindicamos que estas obreras son el sujeto histórico de la revolución socialista y por tanto deben jugar un rol central en la lucha contra la dominación capitalista, que es el único camino coherente para lograr la liberación de las mujeres*.


[1] Se colocará un asterisco en la palabra mujeres* para hacer constar un distanciamiento de las categorías dicotómicas, heterocentradas o transfóbicas. En el caso del presente texto, se coloca * en la palabra mujeres*, a pesar de que el INEC no aclara su definición del término en los datos.

[1] Los datos que se utilizan vienen de las estadísticas reportadas por el INEC para finales de año 2024- enero 2025. Se destaca que el INEC, en una decisión metodológica no neutral, no evidencia datos sobre trabajo de personas trans o no binarias por lo que esta es una importante limitación de este análisis.

[2] Los datos que se utilizan vienen de las estadísticas reportadas por el INEC para finales de año 2024- enero 2025. Se destaca que el INEC, en una decisión metodológica no neutral, no evidencia datos sobre trabajo de personas trans o no binarias por lo que esta es una importante limitación de este análisis.

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