El Gobierno de Alvarado anunció el regreso de muchas actividades comerciales luego de Semana Santa, relajando así las medidas y cediendo claramente a las presiones del gran empresariado de mantener actividades no esenciales y de no garantizar cuarentena para todos.
Entre las actividades que se reanudaron está la apertura de centros comerciales, restaurantes, sodas y el servicio de tren. La Universidad de Costa Rica contó con el aval para retornar a las labores administrativas de manera parcial a partir del martes.
Mientras tanto, la incertidumbre y desesperación que viven los trabajadores ante la falta de respuesta del gobierno a sus condiciones de vida se vio en distintos puntos del país con grandes cantidades de personas haciendo fila en los cajeros automáticos, instituciones públicas y el regreso de actividades económicas del sector informal.
Ante este panorama, el ministro Salas mostró la habitual altanería que caracterizan sus conferencias de prensa, atribuyendo la situación a la irresponsabilidad de las personas. » Lo que estamos viendo en las calles es muy preocupante. El comportamiento que hemos visto hoy en las calles es un mal presagio. Vamos a ver un aumento de casos”, expresó el funcionario.
No es descuido, no es irresponsabilidad ni es un problema individual. Aquí el principal responsable de la situación vivida a partir del lunes es el gobierno que no garantiza las necesidades básicas de la población desempleada. La tan promocionada ayuda de 125 mil colones (de por sí insuficiente) sigue sin llegar por lo que las personas deben salir a buscar su sustento de alguna manera.
“Me ha ido como un quebrado. Debo ¢50.000 de casa y no los puedo pagar. Tengo miedo que me echen de ahí por falta de pago. La salvada mía es que mi hermana me llamó para que fuera por una comida, porque si no es por eso, yo me muero de hambre”, declaró un trabajador informal a Diario Extra.
Al no generar mecanismos ordenados para la entrega del Fondo de Capitalización Laboral, es entendible que se genere la concentración de personas que solo tienen este dinero para darle de comer a su familia. Las filas de trabajadores, entre ellos muchos motorizados que acudieron a recuperar sus placas, eran de esperarse porque es el único medio que tienen para ganarse la vida.
Se divulgó el cierre del Banco de Costa Rica en la zona de Cariari de Pococí debido a las largas filas, pero se ignora la realidad de las familias obreras que trabajan la piña y el banano, quienes se encontraban retirando su quincena y realizando trámites que en su mayoría son presenciales.
Todo esto se podría solucionar si se decreta inmediatamente cuarentena para todos con salario completo y prohibición de los despidos, pero el gobierno solo piensa en garantizar las ganancias de los ricos y no la vida humana.