La semana anterior concluyó una de las principales huelgas de las y los trabajadores de la Salud en los últimos años, después de 8 días completos de un paro laboral al que se sumaron más de 10 mil trabajadores de todo el país logró colocar, aunque de forma momentánea, una de las pocas derrotas que el gobierno de Carlos Alvarado ha tenido que soportar.
La huelga debió soportar un coro de ataques desde las cámaras empresariales, la asamblea legislativa y los principales medios de comunicación, quienes hicieron un esfuerzo descomunal por deslegitimar el movimiento, incluso culpando de varias muertes a la huelga.
El proceso de lucha tenía dos objetivos centrales vinculados a la implementación del plan fiscal en la CCSS, por un lado evitar la aplicación de la “regla fiscal” a la Caja que en la práctica amarra el crecimiento financiero de la institución, además de luchar contra una serie de modificaciones a sus condiciones laborales, que modifican anualidades, carrera profesional, cesantía, causando un gran perjuicio a los más de 57 mil trabajadores de la institución.
En febrero de este año, después de la gran huelga del año anterior, los sindicatos de la salud se reunieron con la Junta Directiva de la Caja, para llegar a un acuerdo sobre la implementación de las nuevas disposiciones del plan fiscal en relación a las condiciones laborales de los trabajadores, en esa “mesa de diálogo” se llegaron a algunos acuerdos, los cuales significaban pérdidas de derechos a los trabajadores, pero que no profundizaban tanto los ataques aprobados por los diputados, posteriormente el Ministerio de Hacienda emitió un reglamento para implementar el plan fiscal que desconocía los acuerdos de febrero, y en ese marco se dio la convocatoria de los sindicatos.
La victoria principal sería congelar varios de los ataques a las condiciones de trabajo por un periodo de tiempo indefinido, mientras se resuelve por la vía judicial lo acordado en febrero, ya que las autoridades de la Caja presentaron un “proceso de lesividad” en el que le piden a un Juez que decida si los acuerdos de febrero son legales o no, y mientras tanto no se aplicarían algunos ataques a las condiciones de trabajo.
No puede considerarse como una victoria el hecho de llevar los derechos a que sean decididos por un juzgado, ya que los trabajadores todos los días vemos como los tribunales de justicia siempre buscan la forma de beneficiar a los empresarios y por eso confiar en ellos es un grave error.
El acuerdo final de huelga, lo que hace en términos generales es por un lado, llevar los acuerdos de febrero relacionados a anualidades y otros incentivos, a ser analizados por los tribunales de justicia, y mientras no haya resolución judicial se seguirían aplicando. Otro de los puntos donde si hay victorias en el tema del pago bisemanal que se mantiene, además de los aumentos salariales congelados que se pagarían de forma retroactiva en la primera bisemana de octubre.
Por su parte no se llegó a acuerdos sobre la cesantía de los trabajadores de la Caja que quedaría en 8 años según el plan fiscal y no en 20 años, lo cual es una derrota muy importante.
Así por ejemplo sobre el problema de la Regla Fiscal para la CCSS, no se llegó a acuerdos, se seguiría aplicando y solo hay una manifestación de que se aplicarán acciones para fortalecer los servicios de salud.
Una semana después de firmados esos acuerdos, UNDECA llama a los trabajadores a estar alerta, porque existiría la posibilidad de que la Junta Directiva de la Caja revise y desconozca los acuerdos este jueves 22 de agosto.
Desde el Partido de los Trabajadores queremos poner como ejemplo esta huelga, para colocar algunas conclusiones que hemos venido señalando del proceso de lucha que ha enfrentado el movimiento sindical de los trabajadores públicos durante este proceso de ataques muy profundos por parte del gobierno.
No más huelgas en solitario: Unidad para luchar porque los ataques son los mismos para todos
En el último mes, hemos visto luchar a los trabajadores municipales, traileros, una parte del sector magisterial y la huelga de trabajadores de la CCSS; todas las luchas tenían como objetivo principal frenar la implementación de las normas del Plan Fiscal que afectan salarios y los presupuestos de las instituciones.
El año anterior, uno de los elementos más sobresalientes de la lucha fue que se lograron unificar los sindicatos del sector público contra el Plan Fiscal, pero ahora, las dirigencias sindicales sólo tienen la preocupación de “salvarse primero” y eso hace que las luchas sean débiles, o por lo menos insuficientes para enfrentar el nivel de ataques que se están enfilando contra los trabajadores.
Si bien la huelga de la CCSS tuvo un gran apoyo entre los trabajadores, y logró contener momentáneamente los ataques, si estuviera combinada al mismo tiempo con la semana de huelga del magisterio tan solo pocos días atrás, pudo haber fortalecido la lucha de ambos sectores, y así si se sumarán más y más sindicatos y gremios en lucha. Pero esa visión no es la que prevalece en las dirigencias sindicales, lo cual es un error grave que atenta contra la lucha.
Nosotros consideramos que es urgente convocar a un gran encuentro nacional de todos los sectores que está siendo afectados por los ataques del gobierno, incluyendo no solo a los trabajadores sindicalizados de todo el sector público, si no a los sectores de mujeres, estudiantes, indígenas, campesinos, LGBT’s y sobre todo, haciendo un llamado a los trabajadores de las empresas privadas a sumarse.
Sólo la más amplia unidad de la lucha y la coordinación de las huelgas y movilizaciones pueden no solo frenar los ataques del gobierno si no, obligar a los grandes empresarios y banqueros a pagar la crisis que ellos mismos han generado.
Es necesario modificar los métodos de lucha y la democracia desde las bases
Desgraciadamente el método de toma de decisiones que siguen utilizando las dirigencias sindicales es completamente antidemocrático, a pesar de que los miles de trabajadores de la CCSS sabían perfectamente las razones por las que estaban luchando, el acuerdo final de las direcciones sindicales no fue conocido si no varias horas después de levantada la huelga, y por los medios de comunicación.
A esta fecha, más de una semana después de depuesto el movimiento, aún andan representantes sindicales en los centros de trabajo “explicando” los acuerdos y alcances de la huelga, esa situación es muy negativa, porque es hasta ahora que los trabajadores están conociendo las razones que motivaron a parar el movimiento. No es de recibo que los acuerdos firmados para levantar el movimiento de huelga sean conocidos únicamente por las dirigencias y el gobierno, deben los trabajadores conocer de previo los acuerdos para poder determinar si satisfacen al movimiento o no.
Por otro lado, las huelgas deben tener un componente de actividad que logre fortalecer la lucha, no solo hacer concentraciones en los centros de trabajo o los parques de las ciudades, se deben tener formas de poner a los miles de huelguistas a discutir con el pueblo en general los motivos de la lucha y así sumar mucho más apoyo a los movimiento, y no dejar que el pueblo en general quede únicamente a expensas de los puntos de vista de los medios de comunicación que están a favor de los ataques del gobierno.
En ese sentido, también se deben utilizar los métodos de presión con cortes de ruta que han demostrado ser los que más presión ejercen sobre los empresarios y el gobierno, por las pérdidas económicas que los atrasos en el tránsito de mercancías provoca.
A estas alturas, el nivel de ataque generalizado a las condiciones de vida y de trabajo del pueblo no nos debe detener a pensar en la legalidad o no de las huelgas en los juzgados, si no en las formas de lograr conseguir victorias permanentes, que impongan el programa de lucha que obligue a los ricos a pagar la crisis.