Socialismo Hoy - Periódico Oficial del Partido de la Clase Trabajadora
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¿Independencia?

Cada septiembre se intenta evocar en los salvadoreños sentimientos de amor patrio y civismo porque conmemoramos la así llamada Independencia patria. Es importante revisar las definiciones que nos permitan contrastar los discursos y prácticas con las que los políticos de turno buscan convencernos de que somos una nación independiente. 

Independencia es la condición o estado de ser libre y autónomo, sin estar sometido al control, autoridad o influencia de otros. Podemos entonces hablar de independencia cuando tenemos la capacidad para tomar nuestras propias decisiones y valernos por nosotros mismos. También podemos decir que un país o nación es independiente cuando se gobierna a sí mismo, sin estar bajo el dominio de otro y cuando puede sostenerse económicamente sin depender de otros. 

Partiendo de lo anterior, podemos fácilmente concluir que, a pesarde que El Salvador, al igual que el resto de países centroamericanos,se independizo de la autoridad colonial española el 15 de septiembre de 1821, realmente nunca en su historia ha sido un país independiente. Bastaría repasar los capítulos de los libros que nos relatan toda clase de influencias externas que han dictado los destinos de quienes han vivido y de los que aun vivimos en estas tierras. 

Algunos quizá nos quieran recordar las palabras de Nayib Bukele en la conmemoración del 201º aniversario de la independencia: “Por primera vez, no lo dice un gobierno, no lo dice una élite…; si no que lo dice el pueblo, por primera vez tenemos libertad de verdad…; por ahí escuché que antes se vivía en libertad y democracia; no sé en qué país vivían, probablemente en el país de las élites”. Vale entonces la pena analizar detenidmente si realmente tenemos independencia no solo como nación ante el mundo, pero también como ciudadanos en el interior de nuestro propio país. 

Empecemos analizando si somos una nación independiente. La deuda externa bruta total de El Salvador se estimó en 24,926.87 millones de USD en el primer trimestre de 2025, y se proyecta que el pago total de intereses y amortizaciones de la deuda externa para este mismo año alcanzará los 2,784.66 millones de dólares, un 28.8% del presupuesto general de la nación. La deuda pública general cerró 2024 en 32,107 millones de dólares y Fitch Ratings estimó en mayo de 2025 que permanecería en alrededor del 87.8% del PIB. El pago de intereses y amortizaciones de la deuda es el principal gasto del Estado salvadoreño para 2025. Economistas afirman que el gobierno de Bukele ha endeudado a El Salvador en menos de seis años con $12,000 millones más.

En educación se destina menos del 4% del presupuesto anual pues,cuando se hace el cálculo con el presupuesto ejecutado cada año, el quinquenio de Nayib Bukele alcanzó el 3.92% de inversión con respecto al PIB en el rubro educativo. En el caso de salud se sabe que el presupuesto para 2024 fue de 1,146 millones de dólares, lo que representó un 8.6% del presupuesto total.

Se vuelve más que evidente entender que ningún país que se ve forzado a gastar casi un tercio de su presupuesto (28.8%) en pago de deuda y que invierte poco mas del 12% de ese mismo presupuesto en salud y educación, puede llamarse a sí mismo independiente.

Otro aspecto importante a considerar es que hoy mas que nunca se hace evidente que El Salvador se proyecta a sí mismo como el patio trasero del imperio norteamericano. Bukele no solo sigue permitiendo la presencia de bases militares estadounidenses en el territorio salvadoreño, sino que hoy, además, pretende convertirse en el carcelero de Trump haciendo acuerdos nefastos, que solo buscan proteger su enorme corrupción y su pacto criminal con las pandillas,que le permitió reducir los homicidios antes de a la entrada en vigencia del ya eterno régimen de excepción (más de 3 años y másde 40 prorrogas).

Y ya que hablamos del régimen de excepción, pasemos a centrarnos en la independencia al interior del país. No podemos negar la baja de los homicidios y el hecho de que muchas comunidades, otrora esclavizadas por las pandillas, pueden hoy sentirse libres de ese yugo pandilleril que las oprimía. Pero tenemos que recordar que la seguridad y el derecho a la vida han sido siempre responsabilidad del Estado y no regalos de la elite gobernante de turno. Que el Estado se hay mostrado incapaz de garantizar estos derechos a toda la población o que incluso hayan hecho pactos oscuros y sangrientos para conseguirlos no es justificación para creer que estamos obligados a renunciar a otros derechos para poder vivir libres de violencia pandilleril. Por eso es que tenemos que cuestionarnossobre cual esta siendo el precio que estamos pagando para que estas condiciones se produzcan.

Se han realizado varias encuestas que muestran como los salvadoreños no se sienten libres de expresar sus opiniones libremente. Es evidente como crece el temor de ser perseguidos, encarcelados, desaparecidos o incluso asesinados por el régimen que gobierna el país. Pareciera que el régimen quiere convencernos de que para que se nos respete el derecho a la vida y la libertad de tránsito tenemos que renunciar a nuestra libertad de opinión, de pensamiento, de asociación e incluso de religión en la medida que lideres religiosos que se atreven a criticar las medidas autoritarias son también amenazados y vilipendiados y hasta encarcelados. No hay que olvidar que 1 de cada 59 salvadoreños están presos y no se les respetan sus derechos dentro de las cárceles. En El Salvador no existe independencia de poderes, no existe estado de derecho y tampoco tenemos derecho al debido proceso. 

Antes se decía que El Salvador era un país polarizado entre la derecha y la izquierda. Hoy parece que los ciudadanos son obligados a dejar de pensar por si mismos. Vemos como cada vez se introducen elementos que buscan uniformizar las conciencias (el último ejemplo es el nuevo estilo impuesto por la ministra de educación, militar de carrera). Existe un enorme aparato de propaganda y publicidad, pero también un aparato de troles cuya función es aplastar, vilipendiar, calumniar infamemente a quienes osan contradecir al gobernante. 

Lo cierto es que la única y verdadera independencia no viene de la mano de falsos mesianismos ni de dictadores que se aprovechan de su pueblo para enriquecerse a si mismos y a sus allegados. No. La verdadera independencia solo puede venir desde dentro del mismo pueblo honrado y trabajador que cada día lucha para subsistir. Ese pueblo, esa nuestra gente es la que debe tomar en sus propias manos la construcción de su destino y de su verdadera independencia. Para eso, es vital que insistamos en que lo que hoy tenemos no esta bien, ni siquiera es lo menos malo que podemos tener. Por eso es que en cada colonia, en cada barrio, en cada fabrica, en cada escuela o universidad, ese pueblo que lucha, que trabaja o que se educa debe poder organizarse, debe poder juntarse sin depender de políticos mentirosos, fracasados y traidores sino solo y únicamente confiando en sus propias fuerzas para apartar del poder a aquellos que hoy dañan a nuestro país…solo así un día de verdad podremos sentirnos independientes y podremos decir con la voz saliendo fuerte de nuestras gargantas: “El Salvador es libre, El Salvador es independiente y El Salvador es de su gente, de su pueblo”. Por eso el Partido de los Trabajadores en El Salvador se pone al servicio de nuestro pueblo para alcanzar este objetivo, luchando contra quienes hoy nos oprimen y buscando la verdadera independencia de nuestra nación. Creemos que solo la organización de la gente puede conducirnos a la anhelada meta y renovamos nuestro llamado a todos los sectores que luchan para construir la organización que permita librarnos de quien ahora nos oprimen.

¡¡¡Que viva el pueblo honrado y trabajador!!! ¡¡¡Que vivan los estudiantes salvadoreños!!!

¡¡¡Fuera quienes venden nuestras libertades!!! ¡¡¡Fuera dictadores y opresores!!!

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