El blog de Roberto Herrera Internacionales

La huelga de masas: ayer y hoy. La historia del debate marxista.

William Benbow caricaturizado en la revista Punch en 1848.

La “huelga de masas”, es una forma externa de lucha de clases, que sólo adquiere sentido y significado en determinadas situaciones políticas”.

Rosa Luxemburgo

(En una serie de artículos intentaremos reseñar la tradición obrera y marxista de debates sobre la huelga general).

Nuestros días.

Brasil arde. Los datos son contundentes millones de obreros participaron en la huelga general convocada por las centrales obreras. Nuestro partido hermano de la LIT, el PSTU ha jugado un papel importante en que esta política fuera tomada por los centrales obreras, después de la felicidad que esta gran jornada de lucha obrera, no está demás “volver a ver atrás”, a lo que dice nuestra tradición marxista, no para retroceder, sino para tomar más impulso.

La huelga del 28 de Abril. No solo es la primera huelga general contra el odiado gobierno de Temer (las encuestas más optimistas le dan 5% de apoyo), no solo es la primera huelga general desde 1996, huelga convocada en el cenit del neoliberalismo. Sino que, militantes veteranos aseguran que esta huelga general fue más grande que la de 1989, si es así estamos presenciando la huelga más importante (por extensión, no por intensión, allí seguiría siendo la revolución boliviana de 1952) de la historia latinoamericana.

El dato es que esta huelga general obrera brasileña está enmarcada en el proceso más general de ascenso popular que arranca con las primaveras árabes y las plazas y huelgas en España, Portugal, Grecia, Estados Unidos.

Lo que pareció un retroceso o un estancamiento de los ascensos populares en América Latina y el Norte de África, que los reformistas y castrochavistas leyeron como una “onda conservadora”, hoy muestra con claridad que fue solo un movimiento de bucle, una espiral que relanza nuevas fuerzas y nuevos problemas.

Marx, hablando de las revoluciones decía que estas: “se critican constantemente a sí mismas, se interrumpen continuamente en su propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, de los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos, parece que sólo derriban a su adversario para que éste saque de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a ellas

La huelga general brasileña, que fue precedida de la huelga general india. Podrían ser claves para la situación política mundial, pues introducen un debate sobre los objetivos, los métodos y el programa en el marco del ascenso de las masas populares.

Nuestra pregunta sería: ¿Habremos pasado el momento “espontáneo popular” de ocupación de plazas y barricadas que evoca demasiado las revoluciones de 1848 (la primavera de los pueblos) y estaríamos entrando en otro momento político que podríamos comparar con el momento del debate sobre la “huelga de masas” en el marco de las distintas corrientes de la socialdemocracia (1902-1907).

El objetivo de estas notas es recordar los distintos momentos que el marxismo discutió sobre la huelga general y de masas.

La primera vez que discutimos sobre la huelga general: cartismo y socialismo utópico (1832-1847).

El debate sobre cómo cambiar el mundo es antiguo, griegos y romanos construyeron muchas de las más bellas utopías antiguas, pero el mundo tenazmente no cambió.

Si bien la aspiración humana de un mundo sin Estado, sin clases sociales, sin dinero y sin mercado es tan antigua como la civilización[1], la posibilidad práctica de ejecutar ese sueño es reciente, es moderno. Moderno como la bicicleta, como el proletariado y como el socialismo científico.

Los antiguos socialistas utópicos, estaban opuestos a la huelga general y a los sindicatos. Recordemos la acre polémica de Marx contra los fourieristas y los owenistas, en Miseria de la Filosofía (1847):

“Los economistas y los socialistas están de acuerdo en un solo punto: en condenar las coaliciones. Sólo que motivan de diferente modo su condena.

Los economistas dicen a los obreros: No os unáis en coaliciones. Uniéndoos, entorpecéis la marcha regular de la industria, impedís que los fabricantes cumplan los pedidos, perturbáis el comercio y precipitáis la introducción de las máquinas, que, haciendo inútil en parte vuestro trabajo, os obligan a aceptar un salario todavía más bajo.

Por lo demás, vuestros esfuerzos son estériles. Vuestro salario será determinado siempre por la relación entre la demanda de mano de obra y su oferta; alzarse contra las leyes eternas de la economía política es tan ridículo como peligroso.

Los socialistas dicen a los obreros: No os unáis en coaliciones, porque, en fin de cuentas, ¿qué saldríais ganando? ¿Un aumento de salarios? Los economistas os demostrarán hasta la evidencia que los pocos céntimos que podríais ganar por unos momentos en caso de éxito, serían seguidos de un descenso del salario para siempre. Expertos calculadores os demostrarán que serían precisos muchos años para que el aumento de los salarios pudiese compensar aunque sólo fuera los gastos necesarios para organizar y mantener las coaliciones. Y nosotros, como socialistas, os diremos que, independientemente de esta cuestión de dinero, con las coaliciones no dejaréis de ser obreros, y los patronos serán siempre patronos, como lo eran antes. Por tanto, nada de coaliciones, nada de política, pues organizar coaliciones ¿no significa acaso hacer política?

Los economistas quieren que los obreros permanezcan en la sociedad tal como está constituida y tal como ellos la describen y la refrendan en sus manuales.

Los socialistas quieren que los obreros dejen en paz a la vieja sociedad para poder entrar mejor en la sociedad nueva que ellos les tienen preparada con tanta previsión.

Pese a unos y a otros, pese a los manuales y a las utopías, las coaliciones no han cesado un instante de progresar y crecer con el desarrollo y el incremento de la industria moderna. En la actualidad se puede decir que el grado a que han llegado las coaliciones en un país indica exactamente el lugar que ocupa en la jerarquía del mercado mundial. En Inglaterra, donde la industria ha alcanzado el más alto grado de desarrollo, existen las coaliciones más vastas y mejor organizadas,

En Inglaterra los obreros no se han limitado a coaliciones parciales, sin otro fin que una huelga pasajera y que desaparecen al cesar esta. Se han formado coaliciones permanentes, tradeuniones que sirven a los obreros de baluarte en sus luchas contra los patronos. Actualmente todas estas tradeuniones locales están agrupadas en la National Association of United Trades, cuyo Comité central reside en Londres y que cuenta ya con 80.000 miembros. La organización de estas huelgas, coaliciones y tradeuniones se desenvuelve simultáneamente con las luchas políticas de los obreros, que constituyen hoy un gran partido político, bajo el nombre de cartistas.”

Ver más: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1847/miseria/005.htm#13

En la Ideología Alemana (1845), los jóvenes Marx y Engels, después de romper con el “comunismo filosófico”, han conocido la realidad  del moderno movimiento obrero francés e inglés.

Ya convertidos al comunismo proletario y  se refieren al cartismo inglés como el modelo del movimiento obrero de masas moderno, por oposición el “espíritu crítico” de la filosofía poshegeliana de los hermanos Bauer y Max Stirner.

Cuanta actualidad tienen estas reflexiones surgidas en el inicio mismo del movimiento obrero y comunismo. Marx y Engels vienen rompiendo con todos los proyectos “fantasiosos y filosóficos” de transformación social y se adhieren a la auto actividad del movimiento obrero especialmente de los sindicatos y las huelgas, como método privilegiado de cambio social.

¿No podríamos ver una relación clave entra la pasión que levantan en la izquierda proyectos como la renta básica o la “economía social solidaria” y el retroceso del movimiento obrero? ¿No es el regreso de las huelgas generales obreras un buen momento para polemizar y ajustar cuentas con los proyectos de transformación social que buscan cambiar el mundo sin la participación de la clase obrera, sus métodos y sus organizaciones?

Es poco sabido que es un obrero cartista, el primero que se planteó la posibilidad de la huelga general, como un método de lucha fundamental de la clase obrera, él se imaginaba esta huelga general como una gran feriado/fiesta nacional:

“Una vacación [holiday] significa un día «sagrado» [holy day], y el nuestro debe ser el más sagrado de todos los sagrados días. Y debe ser el más sagrado y el más venerable, porque debe estar consagrado a promover, o más bien a crear, la felicidad y la libertad de la humanidad. Nuestro día sagrado se fija para establecer la abundancia, para abolir la necesidad, para hacer iguales a todos los hombres. En nuestro día sagrado haremos leyes para el género humano… Iguales derechos, iguales libertades, iguales gozos, igual esfuerzo, igual respeto, igual parte de la producción; éste es el objetivo de nuestro día sagrado, de nuestro día venerado, ¡de nuestra festividad!”

William Benbow (1784-¿1841?) fue un activista radical vinculado al cartismo. En 1832 escribió un panfleto La gran vocación nacional y el congreso de las clases productoras (Gran National Holiday and Congress of the Productive Classes)

Ver: https://www.marxists.org/history/england/chartists/benbow-congress.htm

Decía en este folleto Benbow: “Proclamando un mes de paro (huelga), abandonando el trabajo. Pues bien, dejemos de producir, y entonces pronto verán los señores que el exceso de riqueza económica no es ningún mal. Se nos dice que padecemos de superpoblación. Pues bien, hagamos un recuento y observemos cuan nutrido es el ejército obrero y cuan pequeño el número de la minoría privilegiada. Ya el solo hecho de abandonar el trabajo infundirá a las masas la conciencia de su poder y les revelará la importancia de una conducta solidaria. Para servir a la causa obrera, es menester que ese mes de descanso sea un mes de congresos, un mes del pueblo, y así podrá la Convención Nacional levantar un balance social y la tiranía será derrotada y obligada a huir”

Bueno, la clase obrera brasileña ha tenido su “Gran National Holiday”. ¿Qué seguirá de esto?

Próximo. El debate en la socialdemocracia (1902-1907).  

[1] Dice Ovidio en la Metamorfosis: “Entonces comenzó la edad de oro, donde regían espontáneamente la fe y la rectitud, y no había castigo ni temor; sin leyes ni jueces, todos estaban tranquilos y salvos. No existían naves ni viajes, ni las ciudades se protegían con fosas, y no había armas ni instrumentos que llamaran al combate. La gente despreocupada se dedicaba al ocio, y se alimentaba de los frutos que la tierra daba de suyo. El aire era suave y tibio en eterna primavera, y los campos se poblaban de espigas y corrían ríos de leche y de néctar, mientras la miel goteaba de las encinas”