El blog de Roberto Herrera

Libre comercio, economía solidaria y socialismo

Economía Social Solidaria

La última semana se desarrolló en el país un debate entre dos sectores de la clase dominante, el estallido del debate fue producto de una serie de notas del periódico La Nación donde se anunciaba que el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) había rebautizado su centro en la Zona de los Santos, ahora se llamaría Centro Nacional de Economía Social Solidaria y que el currículo del INA se habría modificado para incluir la enseñanza de la economía social solidaria.

Un debate en el seno de la clase dominante.

Los artículos del grupo Nación S.A. generaron un debate en el seno de la clase dominante.

En el primer bloque encontramos a la UCCAEP, el periódico La Nación y Ottón Solís quienes vieron en estos hechos un intento por “desvirtuar” los objetivos del INA, con el objetivo de “ideologizarlo”, de introducir en este “doctrinas políticas”, Rosibel Ramos del PUSC asoció esta transformación con el chavismo venezolano.

Para este bloque el gobierno estaba en primer término improvisando, luego duplicando esfuerzos (si lo que se quería era fomentar el cooperativismo, pues ya existía para eso el INFOCOOP) y finalmente desvirtuando al INA para introducir “a hurtadillas” políticas contrarias al “libre comercio”, “a la libertad de empresa” y a la “propiedad privada”.

Rápidamente se generó un segundo bloque que salió en defensa del concepto “economía social solidaria” y sobretodo de lo actuado por el gobierno, en este bloque encontramos a Víctor Morales Zapata y Henry Mora del PAC, así como al Frente Amplio.

Para este bloque La Nación estaba “ideologizando” el debate, estaba usando la carta anticomunista, presentando a la economía social solidaria como una práctica contraria a la “libertad de empresa”, cuando no era el caso, en el fondo se estaría fomentando un “capitalismo solidario”, la clave estaría en: “hacer que la propiedad privada y la economía de mercado sean motores de desarrollo para una sociedad más solidaria”(1).

Así Para Henry Mora, cuando se habla de economía social solidaria se hace referencia a una serie de iniciativas y practicas asociativas que: “comparten tres grandes características: i) dan prioridad a la satisfacción de necesidades humanas por encima del lucro (sin que por ello sean anti-mercado), ii) gestionan la actividad económica de manera democrática (no hay «empleados y patrones», sino, «socios y colaboradores») y iii) actúan con responsabilidad social y ambiental (y rindiendo cuentas por esta responsabilidad).”(2)

Después de una semana de debate lo que se podía sacar en claro era que el gobierno estaba empezando a usar este concepto, en el INA y que ya antes lo había utilizado en el Plan Nacional de Desarrollo y algunos documentos del Ministerio de Trabajo, en concreto serían parte de la economía social solidaria: ”las cooperativas, las mutualidades, las fundaciones y las asociaciones que lleven a cabo actividad económica, las sociedades laborales, las empresas de inserción, los centros especiales de empleo, las cofradías de pescadores, las sociedades agrarias de transformación” (3)

La UCCAEP y La Nación: el cinismo empresarial.  

Lo primero notable del debate es el absoluto cinismo de las cúpulas empresariales del país y de su principal vocero La Nación S.A.

Ronald Jiménez, presidente de la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial Privado (Uccaep), señaló los puntos empresariales en debate: 1) “Vemos con gran preocupación que se le vaya a cambiar al INA su objetivo, que es capacitar personal técnico (…), 2) ”El INA tiene una función muy definida y es aprovechar los fondos del sector empresarial para formar personal técnico, darles empleo a los costarricenses y darle mano de obra al sector empresarial. No quisiéramos verlo dando cursos, por ejemplo, de doctrina política”.

Queremos criticar en primer término a los empresarios, la primera crítica es bastante obvia: ¿Por qué no puede un gobierno electo modificar los objetivos del INA o de cualquier institución?

Los empresarios más o menos presentan así el argumento: el INA capacita personal técnico que se necesita para la producción, esta actividad es política e ideológicamente neutra, es “lo obvio” y “los natural”, cualquier intento de modificar el INA o alguno de sus programas, con otro objetivo que no sea “darle mano de obra al sector empresarial” sería “politiquería”, “ideología trasnochada” (en lenguaje empresarial eso significa comunismo).

Estas afirmaciones son muy cínicas, porque en primer término presentan al INA como si fuera la propiedad privada de los empresarios, cuando no lo es, el INA es una institución del Estado a la que todos los trabajadores contribuimos, segundo por que esconde una realidad, que el INA es un mega subsidio del conjunto de la sociedad a los grupos empresariales, no es expresión de ninguna “racionalidad técnica” autoevidente y tercero no es para nada “natural” que toda la sociedad tenga que “darle mano de obra al sector empresarial” sin que por eso puede discutir cómo y en qué condiciones se forma y se organiza la educación laboral y técnica de sus trabajadores.

Nos detenemos más en el problema, el hecho es este: el INA se fundó en 1965, su objetivo es “promover y desarrollar la capacitación y formación profesional”, así como elaborar “planes de capacitación y las acciones formativas relevantes al mercado de trabajo” en estrecha coordinación con “los representantes de los empleadores”.

Básicamente, es una institución autónoma que se encarga de la formación técnica y especializada de la clase trabajadora, en la definición de los objetivos y cursos del INA, tienen un peso decisivo las necesidades de los grupos empresariales (los grupos empresariales están sobre representados en el INA tienen 3 representantes, luego hay 3 del gobierno y 3 repartidos entre sindicatos, cooperativas y solidaristas). La pregunta es: ¿Y cómo se hacía antes que existiera el INA?

La respuesta es que la educación laboral y la formación técnica se realizaban en “la producción misma”, por ejemplo si uno lee las novelas sociales de Carlos Luis Fallas como El Taller o Marcos Ramírez, que retratan la Costa Rica de los años treinta, estaba bastante claro que a partir de los once o doce años un grupo grande los niños, “caía” directamente a los centros de trabajo como aprendices de oficios (zapateros, pureros, panaderos, etc.) o empleados de comercio.

¿Por qué no se siguió haciendo eso así? ¿Por qué los empresarios no contratan ellos mismos a sus empleados y los forman “in situ”? La respuesta que darian los empresarios es porque eso es muy caro y oneroso y por eso lo mejor es que el conjunto de la sociedad lo haga por nosotros, al fin y al cabo eso es “lo natural” y ”lo mejor”

Nos explicamos aún más, los empresarios compran a los trabajadores un segmento de su fuerza de trabajo, dependiendo de la empresa de 8 a 12 horas, de esta fuerza de trabajo es de donde los empresarios sacan su ganancia, del segmento no pago de la fuerza de trabajo obrera, ahora … los trabajadores son explotados en las fábricas (en este sentido que por más justo que sea el salario, siempre hay una parte que se la deja el empresario), pero los trabajadores no solo producen las mercancías que luego intentarán vender los empresarios, los trabajadores también tienen que ser competentes, para poder ser explotados.

Eso quiere decir que el empresario espera que las 8 0 12 horas de trabajo que contrata al trabajador este sea completamente productivo, es por eso que en las fábricas se persigue y se castiga tanto los “tiempos muertos” (las llegadas tardías, el tiempo del almuerzo, el tiempo de café, el tiempo de ir al baño, etc.), pero el trabajador no puede ser completamente productivo sino tiene la educación y los conocimientos técnicos.

El proceso sistemático de renovación del parque industrial y tecnológico de las empresas, que los empresarios usan para colocarse en una posición ventajosa en el marco de la competencia con los otros empresarios, hace que los procesos de producción sean más sofisticados técnica y socialmente, para realizar a cabalidad esos procesos ocupa una clase trabajadora “despierta” y educada capaz de comprender esos procesos, inclusive de innovarlos en el camino.

Pero por más inteligente que sea un trabajador o trabajadora, siempre ocupa un proceso de aprendizaje y si el proceso productivo es muy tecnificado ese proceso de aprendizaje para llegar a ser completo necesita de un periodo largo un año o dos, y como cualquier proceso de aprendizaje necesita de “echar a perder” cosas, es decir de muchos intentos donde no se logra el objetivo, hasta que finalmente este se logra virtuosamente.

Los empresarios son tan cínicos y tan mezquinos que no están dispuestos a que estos errores necesarios para el aprendizaje ocurran en sus propias fábricas, no quieren que sus productos se arruinen o que sus máquinas se dañen o se deprecien producto de un error, tampoco quieren facilitar tiempos muertos para que algún “maestro” le enseñe a los “aprendices”, así que lo que decidieron hacer es usar su peso social y político para que sea el conjunto del Estado y de la sociedad a cargo de quienes corra la responsabilidad de la formación laboral y técnica, ellos solo quieren las ganancias en “estado puro”.

En realidad el INA, en tanto que institución es una institución súper política y súper ideológica, es una institución que pretende mostrar como “obvio, justo y necesario” que el conjunto de la sociedad financie la formación laboral que los empresarios necesitan. Es decir es un megasubsidio hacia los empresarios.

La economía social solidaria: El cinismo del “progresismo”.

En el caso del bloque “progresista”, para ser más exactos el bloque que apoya al gobierno de Luis Guillermo Solís, el eje de su defensa es mostrar como la economía social solidaria es una forma de que “la propiedad privada y la economía de mercado sean motores de desarrollo para una sociedad más solidaria”, se le presenta como una respuesta alternativa amedio paso entre la economía de libre mercado “pura y dura” y el estatalismo, se supone que sería una vía intermedia donde se evitan los dos males “el lucro” de la libre empresa (sin que se desprecie el mercado) y la rigidez del Estado (todos los trabajadores son socios).

Para Morales Zapata lo que se busca lograr es que: “que los productores nacionales avancen hacia esquemas asociativos de diferente nivel y naturaleza que les permita enfrentar con éxito al competidor extranjero, a la gran transnacional o al productor subsidiado de los países desarrollados que cuentan con tecnologías y apoyos que nosotros no tenemos

Los ejemplos prácticos que muestra como ejemplos son Coopeagri en Pérez Zeledón o Coopevictoria en Grecia.

Para el Frente Amplio, la economía social solidaria es parte del “sentido común” de los costarricenses y remiten esta aseveración a las políticas sociales de los años 40’s y al desarrollo del cooperativismo en los años 60’s (4).

El énfasis de ambos partidos tanto del FA como el PAC, es el mismo, parecen decir no exageren, no estamos haciendo nada anticapitalista, de hecho lo que proponemos esta en los marcos del capitalismo y la constitución, de hecho es compatible con la libertad de empresa y el libre comercio.

En el caso del PAC y el FA lo que se hace literalmente es ideología, es decir se hace un discurso para embellecer el actual sistema de dominación, el hecho que la defensa de la “economía social solidaria” venga de la mano de la defensa del “capitalismo solidario” muestra la intención de la “progresía”, demostrar que en el fondo si los empresarios fueran amables y racionales, entenderían que por el bien de todos, deberíamos trabajar por el bien común, por hacer la vida solidaria y sostenible. Lamentablemente parece que los grupos empresariales no están dispuestos a escucharlos mucho.

La idea básica que defienden Morales Zapata, Henry Mora y Patricia Mora es que es posible una mejora sustantiva en las condiciones de trabajo, en la convivencia humana y en la preservación ambiental bajo el actual capitalismo y para ello lo único que se ocupa es un poco de política social: crédito barato y “ético”, comercio justo, algo de fomento al cooperativismo, algunas multas si dañas el medio ambiental y … ya esta: capitalismo solidario.

La idea aunque suena “sensata” (¿Quién quiere embarcarse hoy en día en grandes transformaciones revolucionarias, que al final terminan en violencia? ¿No es mejor que lleguemos a acuerdos al final “todos vamos en el mismo barco”?) tiene algunos problemas que señalaremos rápidamente:

  • ¿Qué piensan hacer con el imperialismo? La economía de nuestro país es dependiente, la mayoría de sus exportaciones e importaciones vienen de Estados Unidos, la gran mayoría de grupos empresariales con mayor capacidad tecnológica son empresas estadounidenses, una parte muy importante del sistema bancario nacional o es parte de los capitales imperialistas (estadounidense o europeo) o está asociado de manera subordinada al capitalismo extranjero, cualquier política de protección y promoción a medianas empresas con “encadenamiento productivo”, cualquier cuota estatal fija de compra a cooperativas o a asociaciones de comercio justo es considerada por el TLC como “competencia desleal”, cualquier actividad para intervenir e impedir la especulación con los productos y garantizar así precios justos y comercio justo, también es considerada una actividad que interviene en los “derechos de las empresas”. Esto lo debería saber muy bien Henry Mora, quien escribió mucho sobre esto. Lo concreto: ¿Es el andamiaje institucional del TLC parte de la economía solidaria? ¿Van o no van a promover la salida del TLC, como parte de las medidas de la economía solidaria? La respuesta que darán nuestros estimados progresistas- si dan alguna- es que no, que no se puede hacer eso. Es decir economía solidaria, pero en medio de una economía dependiente. Que es poco más o menos como defender la posibilidad de un robo a mano armada “solidario y ecológicamente responsable”.
  • El segundo problema: ¿Quién financia estas redes de economía solidaria? Es obvio que las redes más vinculadas al trueque y a la economía de subsistencia, no son financiadas por nadie, pero por ejemplo una cooperativa de trabajadores que fabriquen platos de cerámica. ¿Quién la va a financiar? ¿BAC San José? Y ¿Quién va a distribuir nacionalmente esos productos? ¿Wallmart? ¿Quién los va a suplir de materias primas baratas y ecológicamente responsables? ¿Las empresa dela UCCAEP?

 

Es decir las organizaciones cooperativas solo pueden desarrollarse con una política agresiva del Estado para que se desarrollen controlando y direccionando el crédito y la refinanciación, obligando y coordinando nacionalmente la distribución de los productos, penalizando los intentos externos e internos de boicotearlas. Para lograr esto se necesita una banca nacionalizada y controlada democráticamente por los productores directos y mecanismos de planificación central de la economía. Todas estas medidas son clásicas del socialismo y de los proyectos anticapitalistas. ¿Defienden Patricia Mora, Morales Zapata y Henry Mora este programa? La respuesta es no, no lo defienden.

 

Sin un programa radical anticapitalista, lamentablemente las cooperativas tienen solo tres posibles suertes:

1) Desaparecer porque no pueden competir en el mercado capitalista. (no reciben crédito barato, los pagos a los bancos son muy altos, tienen que aumentar los ritmos de explotación, son boicotedas por la competencia empresarial).

2) Se mantienen a través de un radio muy reducido, con consumidores muy ganados y muy leales a ese proyecto, pero en ese caso es solo un medio de subsistencia y que está sometido permanentemente a aumentar sus niveles de auto explotación.

3) Si se vuelven exitosos y se transforman en organizaciones capitalistas tradicionales, que es más el caso costarricense, las empresas cooperativas exitosas tienden a abandonar sus objetivos cooperativos y a empezar a tener una amplia diferencia entre los gerentes y los socios, y eventualmente empiezan a contratar cada vez más trabajadores que explotan de manera “clásica” (5).

 

Como se ve la “economía social solidaria” de nuestros queridos progresistas no es más que un eufemismo que intenta mostrar al gobierno tomando medidas sociales, cuando en realidad está profundizando y garantizando las necesidades estratégicas de los grupos transnacionales y los grupos empresariales: mantiene el TLC, mantiene los incentivos a las Zonas Francas, protege a la banca privada, radicaliza los ataques contra el salario real y social delos trabajadores.

La posición socialista: la lucha por el poder obrero y la economía de transición.

Queremos intervenir en este debate presentando a grandes rasgos nuestra propuesta. Lo primero que queremos decir es que evidentemente las propuestas de la UCCAEP son un proyecto delirante, radicalizar las viejas recetas de “libre comercio” (es decir usar el Estado exclusivamente en función de los intereses empresariales) ya ha dejado claro el resultado: dependencia económica, súper explotación laboral y pobreza que conviven con un lujo y una opulencia nunca antes vista.

Por otro lado las propuestas de los “progres” o son hipócritas o son inútiles.

Nuestra propuesta pasa por tres medidas que son centrales: 1) La nacionalización de las principales empresas transnacionales y nacionales. 2) La nacionalización de la banca y el monopolio del comercio exterior. 3) La reforma agraria. 4) La planificación democráticamente centralizada de la economía.

Estas medidas son las únicas que efectivamente pueden independizar al país de su dependencia económica y tecnológica y crearían las bases de una economía solidaria.

En relación con las cooperativas de trabajo, las empresas autogestionadas o las asociaciones que promueven el comercio justo, creemos que hay que verlo en detalle.

Marx por ejemplo defendió la importancia de las cooperativas, decía en 1864 durante el discurso inaugural de la Primera Internacional:

«Pero había en la reserva una victoria todavía mayor de la economía política del trabajo sobre la economía política de la propiedad. Hablamos del movimiento cooperativo, sobre todo de las fábricas cooperativas, levantadas con los esfuerzos de unas cuantas “manos” valientes y sin ayuda. El valor de estos grandes experimentos sociales no puede ser infravalorado. En hechos más que en palabras, han demostrado que la producción a gran escala, de acuerdo con los mandatos de la ciencia moderna, se puede llevar a cabo sin la existencia de una clase de patronos que contratan a trabajadores; que para dar frutos, los medios de trabajo no necesitan ser monopolizados como medio de dominio por encima del (y de extorsión en contra de) trabajador, y que, igual que la mano de obra esclava, igual que el trabajo servil, el trabajo asalariado no es sino una forma transitoria e inferior, destinada a desaparecer«.

El cooperativismo surge simultáneamente que el movimiento comunista y son muchas las experiencias cooperativas que fueron impulsadas por comunistas o anarquistas. En Argentina después de la caída de De la Rúa, mucha de la resistencia obrera pasó por la recuperación de fábricas abandonadas y quebradas por los empresarios, que luego fueron organizadas de manera cooperativa. Hay muchos oficios como los artistas o los productores culturales que usan las cooperativas como una forma de organización, protección y des mercantilización de la cultura.

Pero por el otro lado, también tenemos cooperativas que son grandes empresas capitalistas como Dos Pinos, o como lo fue Coopemontecillos, también mucha de la privatización de servicios y de la desregulación laboral se ha llevado a cabo a través de la cooperativización de los servicios, se despiden empleados públicos para transformarlos en cooperativistas, que venden servicios tercerizados al Estado, el resultado es precarización laboral y deterioro de los servicios.

Asi que estamos en presencia de una experiencia de organización que puede ser usada tanto para promover la organización obrera y popular, pero no siempre, ni necesariamente es así.

Para los socialistas las organizaciones cooperativas, asociativas o de comercio justo, pueden ser útiles en la construcción de un tejido anticapitalista siempre y cuando estén insertas en el marco de una estrategia general anticapitalista, es decir en una estrategia general de enfrentar y abolir el poder burgués y sustituirlo por un gobierno obrero y campesino que de paso a una economía democráticamente planificada, en ese marco sin duda las organizaciones cooperativas pueden juegar un rol nada despreciable.

El debate, no tanto con los “progres”, sino con un sector de la vanguardia autonomista y/o ecologista es si es posible una estrategia de construir en el marco del capitalismo “islas” de economía no mercantilizada, que paso a paso, demuestren su superioridad productiva, moral y ecológica y que poco a poco ganen espacio al capitalismo hasta que finalmente los sustituyan total o casi totalmente.

Nuestra posición con respecto a esta estrategia de “islas anticapitalistas” o de “derrotar el capitalismo usando los intersticios del sistema” es que no toman en cuenta justamente lo que ya hemos señalado el control monopólico del capitalismo y del imperialismo de los procesos productivos, de la tecnología, de los circuitos mercantiles y del crédito.

Justamente, por eso nosotros los socialistas vemos posibles estas formas de organización cooperativa, pero acompañadas de medidas anticapitalistas clásicas: nacionalización de la banca, reforma agraria, ruptura con el imperialismo , etc.

Notas.

https://www.youtube.com/watch?v=EXrqO2ghogg