Por Comité de Nicaragüenses de la LIT
Se cumplen casi 5 meses de las protestas de abril que pusieron a tambalear a la tiranía de la familia Ortega-Murillo. Muchas cosas han pasado desde entonces, pero creemos que la necesidad inmediata sigue siendo la misma: luchar hasta que caigan.
La fuerte represión de un gobierno débil
En las vísperas de las celebraciones del 19 de julio el gobierno endureció la represión en los bastiones más importantes de la resistencia, intentando con ello dar la imagen de que en Nicaragua ya todo está normal. Pero esa imagen de fortaleza militar lo que esconde es un gobierno muy débil, que como cualquier régimen tiránico se apoya en su último recurso que es la feroz represión.
Las más recientes detenciones de estudiantes en León y Managua lo que han hecho es aumentar el descontento mediante marchas espontáneas que han reunido a miles.
La falsa ilusión de las elecciones
Hay sectores como el COSEP, la propia jerarquía de la Iglesia Católica y un sector de la Alianza Cívica que alientan la ilusión de sacar a Ortega con elecciones. Esos sectores pretenden canalizar el malestar popular hacia unas inciertas elecciones pactadas con el propio Ortega, que de momento el tirano ha dicho no tener ningún interés de que se realicen de manera adelantada.
Desde la LIT hemos señalado que hablar de elecciones sin la salida inmediata de Ortega es una trampa que solo favorece a la propia tiranía para que sus intereses se sigan aferrando al poder. La consigna más importante hoy en Nicaragua es ¡Fuera Ortega Ya! y no ¡Adelanto de elecciones! como sugieren algunos sectores.
La violencia del gobierno debe ser respondida con autodefensas
El llamado a la resistencia cívica y pacífica lo que hace es exponer a los luchadores que se enfrentan a la tiranía. Para retomar la lucha hay que tener claro que se requiere repeler los ataques de la policía y las bandas paramilitares, que las marchas pacíficas y los luchadores seguirán siendo perseguidos si las armas no están también en manos del pueblo y del lado de las trincheras.
Como hemos señalado cuando hablamos de autodefensa no lo entendemos como una guerrilla, sino como el movimiento de todo el pueblo que desde abajo discute en sus barrios cómo hacer frente a las balas y la persecución de la tiranía.
Una huelga general para sacar al dictador
Una de las grandes lecciones de julio del 79 es que la paralización de Nicaragua fue lo determinante para sacar a Somoza. Hoy esa lección debe ser aprendida, si desde abajo los trabajadores no pueden hacer una gran paralización el tirano se va a seguir aferrando al poder.
El COSEP y la Embajada de EE.UU. son enemigos hoy de una huelga o un paro general, hasta ahora no lo han impulsado porque prefieren “estabilizar” la situación pactando con la dictadura. El paro general no se va a conseguir con plantones a José Adan Aguerri o a los Pellas, sino organizando la resistencia en cada fábrica, en cada plantación y también en cada barrio de Nicaragua.
Durante los momentos de mayores movilizaciones los empresarios no convocaron el paro y ahora que arrecia la represión esconden la cabeza y con la calculadora sacan cuentas de los negocios que quieren seguir haciendo. A ellos no les importan las vidas, las cárceles llenas de presos políticos o los miles de exiliados, por eso como dice la consigna ¡solo el pueblo salva al pueblo!
La necesidad de un partido y una estrategia revolucionaria en Nicaragua
Una de las grandes debilidades de esta lucha es que no hay una alternativa política verdaderamente revolucionaria en Nicaragua que defienda abiertamente una nueva revolución. La espontaneidad de la lucha llevó a un elemento muy progresivo que fue el repudio a todos los partidos conocidos, pero de esa lucha debe surgir una nueva organización verdaderamente socialista y revolucionaria que se plantee no solo acabar con la tiranía sino también que impulsar una alternativa verdaderamente socialista, que expropie los negocios de los grandes ricos como Ortega y las tierras de las grandes familias como los Pellas.
La palabra revolución debe dejar de salir de la boca de los Ortega-Murillo que la han traicionado una y otra vez, para pasar a resonar en la voz de todo un pueblo que necesita de una revolución triunfante para construir una verdadera Nicaragua libre.
Desde la Liga Internacional de los Trabajadores nos planteamos esa necesidad de la construcción de una organización verdaderamente revolucionaria en Nicaragua y llamamos a los luchadores nicaragüenses dentro y fuera del país a construirla junto a nosotros.