Por: Miguel Motta
La condena de 8 años de cárcel al abogado Mario Alberto Cerdas, por cultivar marihuana frente a los tribunales de Alajuela, volvió a traer a discusión pública el tema de la legalización o persecución de la planta. Desde el 2013 el bogado ha sido detenido más de 6 veces por el cultivo de cannabis. Cuando fue absuelto en 2016 parecía que dejaba un antecedente de que era posible el cultivo de la planta. Sin embargo, la fiscalía abrió una causa nueva que terminó con la sentencia antes mencionada.
La posesión de marihuana (Cannabis sativa) en el país está despenalizada, pero su producción a gran escala y distribución sí son ilegales. Hay un vacío sobre el autocultivo o cultivar para consumo propio. A pesar que no hay nada que indique que es ilegal, día a día se escuchan más casos como los del Abogado Cerdas.
Por otro lado, miles de jóvenes son arrestados por delitos relacionados con el consumo, posesión o distribución de esta sustancia. El gran desempleo y pobreza que se viven, empuja a nuestra juventud a buscar salidas rápidas, como ingresar al crimen organizado. Esto aumenta la violencia que se vive en los barrios, satura las cárceles y deja como saldo una juventud perdida: unos mueren a manos de pistoleros y otros no pueden dejar atrás el crimen por tener hojas de delincuencia manchadas.
La guerra contra el narco
Nuestro país es uno de los escenarios donde se desarrolla la guerra contra las drogas, impulsada por EEUU. En enero del 2020 la Presidencia de Costa Rica afirmaba que nuestro país es el principal colaborador del país norteamericano en la incautación de droga. En nombre de esta causa el país recibe millonadas de parte del gobierno gringo para reforzar el combate al narcotráfico.
Esta excusa ha sido ideal para la militarización del país y la región. Nuestras fuerzas policiales son entrenadas por bases gringas, colombianas, chilenas y panameñas. El país recibe insumos como helicópteros o vehículos de asalto. Dicho sea de paso, muchos de estos activos, terminan siendo utilizados para reprimir la protesta social. A pesar de esta inversión millonaria, no sólo en CR, sino en toda la región, el narcotráfico aún existe y es más fuerte que nunca. En la historia, las grandes prohibiciones, sólo fomentan el crimen organizado y el contrabando.
Narco y capitalismo
La ilegalización de las drogas es la base del monopolio del narco. Si una persona, por ejemplo: es consumidora de marihuana, no la puede sembrar porque es ilegal y puede ir varios años de cárcel como el abogado. Se ve obligada, en ese sentido, a comprarle drogas al narcotráfico, la compra es ilegal, pero su posesión está despenalizada. En caso de ser detenido solamente procede un decomiso. Es decir, representa menos riesgo para usted comprarle marihuana a un vendedor, que probablemente es parte de una estructura criminal, que sembrarla en su casa sin hacerle daño a nadie. Entonces al narco le conviene que el autocultivo sea ilegal.
Por otro lado, el narco funciona al margen del capitalismo, pero con sus mismos principios. La propiedad y la riqueza es concentrada por unos pocos poderosos, los cabecillas de los carteles. Ellos operan con el consentimiento y participación de las castas políticas nacionales. Por ejemplo, es conocido el vínculo del presidente hondureño Juan Orlando Hernández con el narcotráfico o que el mismo Pablo Escobar llegó a ser diputado de Colombia.
Sus trabajadores son explotados. La paga que reciben no es ni una migaja de la riqueza que generan. Hablamos desde los peones de las fincas clandestinas, hasta el narco peón que vende en su barrio.
Tienen armas para defender su propiedad privada (ya que no puede hacerlo el Estado). Con ellas hacen que sus trabajadores no puedan oponerse a sus condiciones laborales. Es el mismo capitalismo, sin ninguno de los derechos que ha ganado el movimiento obrero. Por otro lado, al operar al margen de la ley no pagan impuestos, lo que vuelve enormemente lucrativa su ganancia.
¿Es peligrosa la marihuana?
Como todas las drogas, el consumo problemático es peligroso, de igual manera que el consumo desde tempranas edades. No hay que embellecer el consumo de drogas, pero tampoco hay que satanizarlo. A la par de drogas legales como el alcohol o los cigarrillos, la marihuana ha demostrado ser menos dañina.
Por otro lado, se han encontrado múltiples beneficios medicinales. Sus componentes conocidos como CBD (cannabidiol) son de importancia médica por su uso terapéutico para distintas dolencias. Por otro lado, el THC (tetrahidrocannabinol) que sí tiene efectos psicoactivos (altera la percepción), ha demostrado tener valor terapéutico de igual manera. Sí se han encontrado relaciones entre el consumo de marihuana y la predisposición a sufrir enfermedades mentales.
Esto quiere decir, si en el historial familiar hay casos de esquizofrenia, paranoia o brotes psicóticos, el consumo puede dispararlos. En fin, cualquier intento de legalizar las sustancias psicoactivas tiene que venir acompañado de fuertes campañas de educación para buscar un consumo consciente. Se ha visto el caso en que, en lugares donde se ha legalizado la droga como en Uruguay, no se ha reportado un aumento en el consumo ni en los consumidores. Cada vez hay más países y estados estadounidenses que apuestan por distintos niveles de legalización.
Legalización en Costa Rica
Se han dado varias iniciativas de legalización en el país. La mayoría no hablan sobre la marihuana, sino sobre el cáñamo. La Cannabis tiene plantas machos y plantas hembras. El cáñamo es el macho y no tiene cualidades psicoactivas, pero sí tiene gran valor industrial, se utiliza para producir textiles, combustibles y papel. También se pretende legalizar la producción de cannabis con fines medicinales.
Todas estas propuestas hablan de legalizar la producción para la industria y la investigación. No contemplan una legalización para autocultivo o consumo recreativo. El Gobierno ha manifestado su apoyo al proyecto de ley número 21388, “Ley de Producción de Cannabis y Cáñamo para Fines Medicinales”, impulsado por Zoila Volio, mientras sólo se legalice para fines medicinales e industriales.
Es una legalización para el gran empresariado y no para los consumidores. No atacan los problemas sociales detrás de la ilegalización del cannabis. Legalizar la marihuana sería el más duro golpe al narcotráfico. Sin que su venta este mediada por bandas ilegales, al consumidor se le garantiza su seguridad, la calidad del producto y se puede cobrar un impuesto sobre su producción y venta que caería a las arcas del Estado.
Desde el Partido de los Trabajadores, defendemos la liberación de las drogas, estamos por el autocultivo y el consumo libre con fines medicinales y recreativos. Así como el acceso a información y educación sobre el consumo. La mejor lucha contra el narco es quitarle su monopolio.