La prohibición del ingreso al comediante nicaragüense Reynaldo Ruiz por parte del Ministerio de Seguridad reavivó la tensión xenófoba en el país, alentada por los gobiernos de Costa Rica y Nicaragua, tal como ocurrió con la muerte de Natividad Canda Mairena o los conflictos por Isla Calero.
El humorista venía a hacer un show a Costa Rica, pero el ministro Gustavo Mata le negó la entrada bajo la justificación de que no se le podía garantizar la seguridad debido a que grupos xenófobos podían asesinarlo, atacar al público e incluso al dueño del local.
Ante la inminente llegada de Ruiz, estas agrupaciones empezaron a actuar, a levantar la voz y a gozar de una amplia difusión de los medios de comunicación.
“No se le está limitando la libertad de expresión (a Ruiz), incluso yo soy una persona muy consciente de que ese es uno de los principales estandartes que este país debe proyectar. Sin embargo, al tener noción y conocimiento de amenazas, la ley me faculta para impedir el ingreso”, expresó el funcionario en un programa radial[1].
Así, el gobierno de Luis Guillermo Solís reconoce que hay bandas xenófobas armadas y dispuestos a asesinar, como el grupo paramilitar “Patrulla 1856”[2].
Más allá de estos golpes de pecho y reconocimientos inútiles del ministro, se deben contestar estas preguntas: ¿Qué ha hecho el gobierno por desmontar a estas agrupaciones? ¿Por qué son tolerados, si saben de su existencia?
Gustavo Mata, al lavarse las manos y reconocer que no puede garantizar la seguridad del comediante, en los hechos ha alentado la fuerza política de estos sectores armados; les ha dicho que pueden actuar impunemente y que ni siquiera la policía podría evitar su actuación.
Si el ministro es consecuente con su postura, podemos esperar que en posibles agresiones a nuestros hermanos trabajadores nicaragüenses no se les garantice protección y se deje a las bandas xenófobas actuar libremente sin ningún castigo.
Estos grupos son tolerados porque en el fondo sirven para la política del gobierno y los empresarios: aumentar la división entre los pueblos y la escalada de xenofobia interna. Al igual que en Costa Rica, en Nicaragua este fenómeno es alentado sistemáticamente por el gobierno de Daniel Ortega y por el FSLN.
La división a su vez sirve para fomentar la explotación de mano de obra barata, principalmente en Costa Rica. Hoy es el ministro negando la entrada, pero todos los días son los patronos y el gobierno que pagan salarios de hambre y someten a jornadas de hasta 12 horas a los miles de nicaragüenses que cruzan la frontera, mientras los patronos siguen enriqueciéndose.
Tampoco apoyamos el humor xenofóbico de Reinaldo Ruiz
Un aspecto que debe quedar claro es que no apoyamos a Reinaldo Ruiz. Nos parece un cómico menor cuya voz es permanentemente amplificada cada vez que hay tensión sobre del conflicto fronterizo. Los videos que se utilizaron eran del año 2010 en el pico del enfrentamiento por Isla Calero.
El humor de Ruiz reproduce la xenofobia, el machismo y el racismo, pero no dista mucho de programas nacionales como El manicomio de la risa o Pelando el ojo, o humoristas como Carlos Ramos, “El Porcionzón”. Detrás de los chistes se esconde una política de ambos estados de alentar las divisiones entre dos pueblos hermanos. Este tipo de humor alienta la xenofobia en los dos países, algo repudiable desde todo punto de vista.
Unidad de los pueblos en contra de los mismos planes que aplican ambos gobiernos
Como Partido de los Trabajadores, reafirmamos nuestro apoyo incondicional a la unidad de los pueblos pobres costarricenses y nicaragüenses contra los gobiernos de Solís y Ortega. En Costa Rica, apoyamos la amnistía general e inmediata para todos los nicaragüenses, el otorgamiento cuanto antes de todos los derechos políticos, por su derecho a organizar sindicatos y dirigirlos ellos mismos.
Consideramos lamentables las declaraciones de los diputados frenteamplistas Araya y Vargas[3], donde si bien dicen que no se debe fomentar la xenofobia, terminan respaldando la decisión del Ministro de Seguridad que claramente es no intervenir ante posibles ataques contra los nicaragüenses. Creemos que hay que ser claros y levantar la bandera clara de solidaridad entre los pueblos, en contra de todo tipo de xenofobia y además, en contra de medidas permisivas como la del Ministerio.
Reivindicamos la lucha de los pueblos de Nicaragua contra el canal, por lo derechos sociales y reproductivos de las mujeres, por los aumento de salarios, entre otras demandas que ignoran los políticos y que solo la fuerza de la movilización podrá conquistarlas.
Ambos gobiernos llevan a cabo planes de ajuste donde son los trabajadores ticos y nicas quienes pagamos por la crisis económica. Los dos sectores populares están sometidos a la política imperialista que se impone en la región centroamericana y que hoy han entregado nuestra soberanía y recursos naturales al capital extranjero.
Ante la división que quiere imponer la clase política y los patronos de las dos naciones, la clase trabajadora tica y nica debe unificarse y combatir junta. Esa unidad debe tomar como bandera la lucha por una segunda independencia, la cual, a su vez debe concretarse en una Federación de Repúblicas Socialistas Centroamericanas.
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[1] http://www.ameliarueda.com/nota/ley-impedir-ingreso-humorista-nica-para-resguardar-seguridad-ministro
[2] Según el diario digital CrHoy, el 1 de octubre de 2013, “ surgió en Internet un grupo que se bautizó Patrulla 1856, que se describe como un grupo paramilitar y apolítico cuyo propósito es servir a la patria en pro de la defensa de la soberanía costarricense (..) aunque Costa Rica no tiene ejército, podrían formar un “ejército del pueblo” para defenderse ante una posible invasión de militares nicaragüenses”.
[3] http://www.laprensalibre.cr/Noticias/detalle/61381/frente-amplio-pide-a-ticos-sobre-comediante-nicarag%C3%BCense-no
