Rodrigo Chaves promueve una línea autoritaria, estilo “Bukele”. Por otro, el Partido Liberación Nacional (PLN) lidera una oposición burguesa que intenta reagruparse con otras fuerzas como el PAC y el Frente Amplio (FA), este último actuando como un furgón de cola.
Mientras Chaves impulsa su nuevo partido Pueblo Soberano (PPS) con giras y actos públicos, buscando controlar el próximo Congreso, la oposición lanzó la “Agenda Viva”, un intento de reeditar la “Coalición Costa Rica” de 2018. Ninguno de los dos proyectos es una salida para la clase obrera y el pueblo trabajador.
En este contexto, el movimiento sindical y popular permanece fragmentado. Algunos sectores, como UNDECA y el SEC, se acercan al FA o mantienen vínculos con el PLN, lo que reproduce la dependencia política hacia las corrientes burguesas.
Desde enero de 2025, se ha intensificado la violencia social y política contra las mujeres, particularmente contra las mujeres trabajadoras. Esta ola de violencia feminicida ha cobrado vidas, afectado comunidades enteras y desnudado el abandono institucional frente a la protección de los derechos de las mujeres. Lejos de dar respuestas estructurales, el gobierno ha instrumentalizado esta crisis para justificar más represión y aumentar sus argumentos machistas. Esta situación exige una respuesta organizada desde una perspectiva de clase y género.
A la par vemos, la militarización de barrios populares, el aumento del poder del OIJ y las reformas represivas avanzan con apoyo de varias fracciones legislativas, incluyendo al Frente Amplio. A esto se suma la ofensiva neoliberal con proyectos como las jornadas 4×3, la flexibilización ambiental y el avance privatizador en el sector eléctrico.
En el plano económico, el gobierno prioriza el pago de la deuda pública, destinando en 2024 más de ¢2.186.000 millones en intereses, mientras recorta presupuestos en salud, educación e infraestructura. Buena parte de esta deuda está en manos privadas, muchas de ellas anónimas. Esto refleja un modelo que privilegia a los acreedores por encima de las necesidades del pueblo.
Frente a esta dualidad burguesa, el Partido de la Clase Trabajadora (PT) se construye como una alternativa obrera y socialista. Nuestro objetivo no es integrarnos a ninguna coalición burguesa, sino levantar una opción política independiente, que use su inscripción electoral para contribuir a la organización política de la clase trabajadora y los sectores populares. Solo con una herramienta propia podremos enfrentar tanto al autoritarismo de Chaves como a la recomposición neoliberal encabezada por el PLN.
El futuro político del país no debe quedar atrapado entre dos salidas capitalistas. La tarea es avanzar en la construcción de un tercer campo de lucha, que organice a la clase trabajadora para disputar el poder desde abajo, con una estrategia socialista y revolucionaria.