El pasado mes de junio, el Frente Amplio y el bloque de agrupaciones sindicales liderado por Albino Vargas (Patria Justa) sellaron públicamente un pacto con el PAC denominado ‘’Una Agenda Patriótica para el Bien Común’’.
Este acuerdo es el fruto de la política de “frente antineoliberal” que ambas fuerzas venían impulsando desde el 1 de mayo, cuando la alianza (PLN, PUSC, ML) liderada por Liberación Nacional sacó al oficialismo del directorio legislativo.
Además de una agenda común, incluye elementos como la alianza del PAC y el FA en las elecciones municipales y la colaboración de las dirigencias sindicales con el gobierno, en su plan de recortar las convenciones colectivas vigentes en el sector público.
Este “pacto” es presentado por sus defensores como la unidad necesaria de los partidos que expresaron las aspiraciones populares de cambio en las elecciones, que “comparten aspiraciones de justicia, solidaridad, equidad e igualdad de oportunidades para la ciudadanía’’ y que combaten el neoliberalismo.
Si bien es cierto millones de trabajadores votaron expresando gran descontento con Liberación Nacional y en repudio a los viejos partidos neoliberales, también es cierto que estas aspiraciones ya han sido traicionadas por Solís; basta ver tres ejemplos.
En materia de inversión social ha sido claro cómo Solís viene aplicando una agenda de recortes a las ayudas del IMAS, a Avancemos, a la educación, a la salud y a la Red de Cuido mucho más marcados que los de sus antecesores. En relación con la crisis de salas, equipamiento y personal médico en la CCSS ha dejado claro que impulsará nuevas privatizaciones de Ebáis y clínicas en lugar de otorgar más presupuesto.
Finalmente, el gobierno, ante su incapacidad de responder a las necesidades del pueblo que se moviliza en las calles, como sucedió en Paquera, responde con represión policial como cualquier otro gobierno proempresarial.
Con este pacto, el FA y las dirigencias sindicales corren a cubrir las espaldas de un gobierno continuista y represor, que se desgasta aceleradamente frente al pueblo. Ni siquiera las medidas que defienden junto al PAC para resolver el problema del hueco fiscal, y con las que tienen enfrentamiento con el PLN, favorecen a la clase trabajadora o cuestionan la herencia de los gobiernos neoliberales anteriores.
Su proyecto de ley para “revisar” las exenciones fiscales en el país conserva los beneficios de no pago de impuestos de las zonas francas, las bananeras y los grandes hoteles. Esto sin mencionar que proponen aumentar el impopular impuesto de ventas de un 13% a un 15%, recargando el peso del pago de tributos aún más sobre los trabajadores.
Como Partido de los Trabajadores creemos que es necesario prepararse para resistir los ataques del PLN y el PUSC; sin embargo, consideramos que hacerle creer al pueblo que el gobierno es su aliado en esta lucha es una trampa. Una que desarma a los sectores populares frente a los ataques de Solís y que le oculta una verdad fundamental, que debe encarar a dos enemigos con más planes en común que diferencias.
Solo con un plan de movilización y de propuestas de los trabajadores y los sindicatos que enfrente los ataques, tanto del gobierno como del PLN, es que el pueblo podrá reponerse de esta gran crisis económica y fiscal que lo viene hundiendo en la miseria. En eso consiste la verdadera lucha contra el neoliberalismo.