El pasado 16 de enero 35 diputados y diputadas votaron en segundo debate la llamada “Ley para brindar seguridad jurídica sobre las huelgas y sus procedimientos” (Ley N° 9808).”, conocida por el movimiento popular como Ley Antihuelgas.
Con la aprobación de esa Ley, los diputados, el gobierno y los empresarios, nos quitaron el derecho a hacer huelgas contra políticas públicas, nos obligan a poner en juego nuestros salarios cada vez que vamos a huelga para que un juez decida si nuestra lucha es justa o no, además de dejar a miles sin tener derecho siquiera a organizar una lucha.
Esas medidas son una forma de ponernos grilletes a la clase trabajadora para que les dejemos el espacio libre para seguir hipotecando al país, seguir ejecutando despidos masivos y para cobrar cada vez con más violencia económica la crisis a nuestras familias.
En día que se votó el proyecto de Ley en segundo debate, a las afueras de la asamblea legislativa se encontraban un pequeño grupo se trabajadores de la CCSS y funcionarios de los aparatos sindicales, replicando discursos contra los diputados y señalando que “con permiso o sin permiso la huelga es huelga”.
Lo cierto es que la clase trabajadora estaba recibiendo sin luchar uno de los golpes más graves en los últimos años, y las burocracias sindicales trataban de hacer una pantomima pública, sabiendo que ya no se podía hacer nada y que se había permitido a los enemigos de clase dar un golpe muy duro sin “poner siguiera las manos”.
Debemos hacer un balance de la actuación de los sindicatos
Hoy queda hacer un balance dentro de cada organización sindical para debatir los métodos y las formas en que las direcciones sindicales han actuado durante los últimos años de ataques.
El gobierno ha estado atacando directamente los intereses de la clase trabajadora y quiénes están a la cabeza de los sindicatos han preferido mantenerse divididos o peor aún, completamente inactivos para garantizar sus propios privilegios en las cúpulas sindicales.
Las y los trabajadores de base, deben luchar por crear espacios de discusión con democracia y cobrar de una vez por todas a las direcciones sindicales que tienen décadas de estar al frente de derrotas, ya que en la mayoría de los casos, son las mismas burocracias que han visto como pasan y pasan ataques a los trabajadores y al pueblo sin poder crear una verdadera unidad sindical y la implementación de huelgas con métodos de lucha adecuados que logren derrotar a los gobiernos de turno.
La prioridad del movimiento sindical debe ser el sector privado
Por otro lado, la falta de organización del sector privado debe estar en los debates y en las nuevas estrategias sindicales hacia el futuro, ya que es imposible que podamos organizar acciones defensivas reales o bien, luchar por recuperar el terreno perdido sin que haya organizaciones sindicales en el 85% de la clase trabajadora que está desorganizada y siendo víctima de la dictadura patronal en las empresas privadas.
Le conjunto de la clase trabajadora debe tener claridad en que el futuro de las luchas y de la unidad real de la clase no puede quedar en esfuerzos aislados de trabajadores en el sector privado que hacen focos de resistencia y de organización sindical.
Esos ejemplos aislados, deben más bien ponerse como ejemplos del camino a seguir, pero para eso las organizaciones que existen hoy, deben colocarse al servicio de que las y los trabajadores en las plantaciones, las fábricas, los comercios y demás centros de trabajo en las empresas privadas puedan organizar sus propios sindicatos y así sumarse a la lucha contra los planes de los empresarios y sus gobiernos.
Enfrentar con métodos mucho más contundentes al gobierno y a los empresarios
Quizás la mayor enseñanza de las derrotas de los últimos meses y años, es que las huelgas deben hacerse para ganar, y no para que sean legales.
Con esto debe entenderse que las luchas en el futuro deben tener como principal objetivo crear formas que presionen realmente al gobierno y a los empresarios, y para eso se deben buscar mecanismos de lucha que realmente logren paralizar la producción del país y el tráfico de mercancías, que es la forma de demostrar la fuerza que tiene la clase trabajadora que es justamente la que mueve y crea toda la riqueza del país.
La historia nos ha mostrado la fuerza de la clase trabajadora, y como parando las fábricas, las carretas, el transporte y demás sectores estratégicos podemos hacernos sentir y realmente formar parte de la definición del futuro de nuestras vidas.