Limón, 24 nov (SocialismoHoy.com) – La mayoría de fincas bananeras y piñeras de la zona atlántica operan con normalidad en pleno huracán Otto, una muestra más de la dictadura patronal que domina el sector privado en el país, donde más de un millón de trabajadores y trabajadores exponen sus vidas.
Según denuncias anónimas que los mismos trabajadores hicieron llegar a Socialismo Hoy, fincas como Duacarí 2 y 3 Bandeco (transnacional Del Monte) y Calinda, propiedad del presidente de la Asamblea Legislativa y precandidato del PLN Antonio Álvarez Desanti, trabajan con normalidad.
“A mi esposo lo mandaron a ‘carrear’. Aquí está soplando mucho viento y los ríos están llenos. Estoy pensando, muy precupada, porque tiene que cruzar los ríos para poder pasar con la fruta”, afirmó de manera anónima una trabajadora.
Durante estos días, antes de la jornada laboral, a los trabajadores se les reúne para “motivarlos” en su función, recalcando que están en temporada alta y que eso depende el alimento y su salario.
“A ellos lo que les interesa es su bolsillo, sus ganancias. Dicen que traen desarrollo pero ¿qué desarrollo va a ser ese cuando lo económico está por encima de la vida de nosotros los trabajadores”, declaró otra fuente anónima.
Por si ya el solo hecho de obligarlos a laborar es grave, en los mismos lugares de trabajo no se garantizan condiciones de seguridad mínima para las labores más riesgosas, máxime tratándose de los efectos de un huracán, los cuales siempre causan grandes estragos en los países centroamericanos.
Además de esta situación, en el sector de Moín nunca llegaron las autoridades a evacuar a la población, pese a ser una zona costera. Según informan compañeros del comité de lucha por la tierra, al no tener medio de transporte, tuvieron que resguardarse en su casas protegiéndose con lo que puedan. Esto no los sorprende porque los gobiernos de turno los tienen siempre en el completo abandono: prueba de ello es que en la zona no hay agua potable ni electricidad.
El presidente Luis Guillermo Solís, quien aprovecha esta coyuntura para levantar su débil imagen, dice sin ningún reparo que no puede obligar a las empresas a detener sus labores.
En el marco del huracán Otto se desnuda aún más la dictadura del sector privado que hemos venido denunciando. Una dictadura que mantiene salarios de hambre, extensas jornadas laborales, persecución y despidos a quien forme sindicatos; una dictadura que no paga impuestos y se enriquece sin importar si las trabajadoras y trabajadores pierden su vida a manos de un desastre natural.
Desde el Partido de los Trabajadores nos solidarizamos con los miles de obreros y obreras que ponen en riesgo su vida, obligados a trabajar en zonas de alerta roja, y nos ponemos a disposición de ellos en lo que se necesite.
En caso de una tragedia como consecuencia del huracán, responsabilizamos a la patronal y al gobierno cómplice de Luis Guillermo Solís. Frente a los medios de comunicación y de manera hipócrita, se proyecta como eficiente al suspender las labores en diversas instituciones públicas. Además la emprendió contra aquellos funcionarios públicos que no atiendan su responsabilidad, amenazándolos con sanciones.
Sin embargo, se muestra servil e inoperante con la empresa privada, para que en todo de súplica solo los insta a “tomar las previsiones del caso”.
Ante el irrespeto a la seguridad y la vida de la clase trabajadora por parte del gobierno y la dictadura patronal, se hace más que necesaria la organización y la lucha del sector privado.