Mientras el Coronavirus continúa matando por miles y arruinando a millones alrededor del globo, líderes y empresarios capitalistas siguen sin encontrar una solución para los tres principales dilemas que enfrentamos hoy: 1) ¿Cómo poner en cuarentena a toda la población posible para frenar los contagios? 2) ¿Cómo superar el colapso de la infraestructura hospitalaria y la escasez del equipo médico necesario para combatir la pandemia? y 3) ¿Cómo evitar que el paro en la economía y el desempleo masivo nos lleven al despeñadero económico?.
Lejos de combatir la catástrofe eficazmente, el mismo sistema capitalista y sus tomadores de decisiones están conduciendo a una mayor dispersión del contagio y a una mayor cantidad de muertes por COVID-19 al obligar a trabajadores no esenciales a seguir operando para generarles grandes ganancias en medio de esta pandemia.
Anarquía en la producción
El marxismo tiene una explicación de por qué el capitalismo, pese a estar científica y tecnológicamente preparado para lidiar con este virus, es incapaz de hacerlo sin sacrificar millones de vidas humanas en el proceso.
En primer lugar, se trata de un sistema económico basado en la competencia de empresas privadas por el lucro. Esto imposibilita que la producción y distribución de bienes y servicios se priorice y planifique según las necesidades de las grandes mayorías empobrecidas.
Un gran ejemplo de lo anterior es como la empresa General Motors adaptó sus plantas para fabricar respiradores artificiales en media escasez, pero aún debe esperar a que su CEO y Trump acuerden su disputa en torno a la astronómica suma de 1 billón de dólares que el presidente le ofreció a la compañía.[1]
El ejemplo de la Revolución Rusa
Durante los meses posteriores a la Revolución de Febrero, la participación del Zarismo en la primera Guerra Mundial produjo más de un millón de muertos y generó una crisis económica y hambre que asoló a millones.
En aquel momento Lenin y los Bolcheviques se enfrentaban al Gobierno Provisional de los Mencheviques y Social Revolucionarios (que en realidad eran reformistas) que se negó a salirse de la guerra y a tomar medidas radicales frente al hambre y la miseria producida por el capitalismo.
El Partido Bolchevique proponía que los Soviets (Consejos) de obreros, campesinos y soldados tomaran el poder para acabar con la guerra y para expropiar a la clase capitalista de todos los recursos productivos del país con el fin de ponerlos a funcionar en pro de las necesidades de las masas rusas.
Para lograr esto Lenin proponía 5 medidas para avanzar hacia una economía socialista planificada[2]:
- La nacionalización y unificación de todos los bancos en un banco único del Estado.
- La expropiación de los negocios capitalistas clave (industria, agro, minería, energía, etc.).
- Apertura del Secreto Comercial de las empresas para conocer sus ganancias y secretos técnicos.
- La agrupación de las industrias y el comercio por ramas y su operación planificada. Sindicalización de los trabajadores para fiscalizar su operación.
- La organización de asociaciones de consumo que garanticen la distribución de bienes y servicios entre la población.
Dichas medidas tienen total vigencia como alternativa para enfrentar los dilemas del COVID19. La nacionalización la banca podría hacer efectivo el cobro de impuestos a las empresas sobre la base de sus verdaderas ganancias y terminar con los altísimos intereses de las tarjetas de crédito y así proteger a millones de la miseria.
La nacionalización de la industria médica podría permitirnos poner su tecnología al servicio de la fabricación de equipo médico y respiradores artificiales para Costa Rica y toda Centroamérica. Los medios capitalistas quieren convencernos de que nuestros líderes burgueses hacen lo mejor posible, la historia de la Revolución Rusa demuestra que existe una alternativa mejor.
[1] https://fortune.com/2020/03/27/coronavirus-ventilators-shortage-gm-mary-barra-us-government-covid-19/
[2] Lenin, V. “La Catástrofe que nos Amenaza y como Combatirla”. Obras Completas Tomo VII. Editorial Progreso.