Actualmente las fincas de la empresa Ticofrut S.A están en plena cosecha anual de naranja en las plantaciones ubicadas en el cantón de Los Chiles de Alajuela.
Unos 2 mil trabajadores, en su mayoría migrantes nicaragüenses, cosecharán unas 5 millones de cajas de naranja, las cuales serán procesadas en la planta de la misma empresa Ticofrut S.A para la exportación.
Un monstruo agroexportador fabricado a base de la súper explotación de los obreros.
Esta empresa es propiedad de un consorcio empresarial donde figura el multimillonario nicaragüense Carlos Pellas y el empresario panameño Staley Motta con el 60% de las acciones, así como el empresario costarricense Carlos Odio con el 40% restante.
Según datos de Procomer, esta empresa ocupa la cuarta posición de las empresas exportadoras de la industria alimentaria superando a empresas como Gerber, Pozuelo o Sardimar, en esta escala el primer lugar lo ocupa Coca Cola Industrias Ltda.
TicoFrut S.A lleva sus productos procesados a decenas de países en varios continentes, recientemente uno de sus principales clientes es China.
Por otro lado, del total de las empresas exportadoras de la industria alimentaria a Estados Unidos y la Unión Europea, Ticofrut ocupa el segundo lugar, por arriba de empresas como el Ingenio Taboga, Sandimar, Gerber, Florida o Phillips.
Cada año el precio del trabajo es más barato.
Desde hace años, cada vez que hay cosecha de naranja la empresa pone el salario que quiere, lo que ha generado que en muchas ocasiones los compañeros trabajadores hayan realizado huelgas para tratar de mejorar las condiciones el precio de la saca.
La empresa se aprovecha de que son ellos quienes definen el tamaño de las sacas de naranja y el precio, por no estar regulado por el decreto de salarios mínimos, como lo están otras labores agrícolas como la cajuela de café o la tonelada de caña de azúcar.
Ticofrut tampoco respeta las normas laborales de seguros, pólizas y mucho menos respeta las normas de salud ocupacional y salubridad en el trabajo.
Por otro lado si un trabajador falta al trabajo por cansancio o enfermedad, de inmediato es despedido, así como los que no cumplen con el ritmo de trabajo que se impone diariamente, el cual varía según las “necesidades” de la empresa.
Otro de los problemas es que Ticofrut desde 1988 contrata trabajadores para las cosechas por 5 meses o más, pero nunca ha pagado liquidaciones una vez que los despide al terminar la cosecha, ahorrándose montañas de plata al no pagar lo correspondiente a las liquidaciones de miles de cosechadores.
Si vencemos el miedo y organizamos una huelga podemos cambiar la situación.
Desde que en el 2013 unos 500 trabajadores de la finca 12 pararon todo el día para exigir que no bajaran el precio de la saca, no se han realizado huelgas bien organizadas en las fincas.
Hemos visto como en estos años, en todas las fincas, los compañeros hacen huelgas pequeñas, muchas veces con el apoyo de solo una parte de los cosechadores. Esas luchas aunque han sido importantes no nos han permitido obtener grandes victorias, a lo sumo la más victoriosa fue la huelga de hace dos años en finca 20, donde se pasó de 3 mil a 4 mil por la huelga que se hizo en una mañana.
Ahora tenemos la oportunidad de empezar la preparación un movimiento que nos permita que todos los que trabajan en la cosecha de la naranja puedan participar en un gran movimiento de huelga que detenga la producción y nos permita discutir con la empresa el precio que deben tener las sacas de naranja.
Cuando contratan a los compañeros el ingeniero les dice que si hacen huelga los despiden y no van a darles más trabajo, lo que es una forma de meterle miedo a la gente y así soporte que el precio de la saca del año pasado y de este sea menor que los años anteriores.
Necesitamos luchar para que la empresa pague los salarios mínimos, eso quiere decir que cada saca debe valer 5 mil colones como mínimo para garantizar que si hacemos dos sacas nos podamos ganar 10 mil colones al día, y no 6 mil como pasa actualmente.
Ya los trabajadores de la piñera en Santa Fe dieron un ejemplo de que luchando y haciendo huelgas es posible mejorar nuestras condiciones de trabajo, pero para eso debemos vencer el miedo y levantarnos por nuestra dignidad como trabajadores y por nuestros derechos, ya que si no hacemos algo la empresa cada año va a empeorar las condiciones de trabajo.