La juventud es una de las poblaciones más atacadas por el desempleo: hay 444 mil personas de 15 a 24 años buscando empleo y las mujeres jóvenes son las más perjudicadas. Además, los hombres menores de 35 se han visto directamente afectados por agrupaciones del crimen organizado (narcotráfico y sicariato), dando cuenta del 54% de los homicidios dolosos el año pasado; y se sabe que ha habido también un aumento en la violencia machista (en cuanto cantidad y ensañamiento) que las mujeres jóvenes sufren en esos mismos contextos.
Lo anterior no es una irregularidad de un supuesto “Estado social de derecho” en decadencia que se puede salvar eligiendo una nueva presidencia, sino consecuencia inevitable del capitalismo, donde el circo de la democracia burguesa que se da cada 4 años existe para enriquecer a unos cuantos pocos a costas de la vida y sueños de la clase trabajadora.
Sin duda, estos ataques directos a la juventud seguirán siendo la tendencia en lo que queda del gobierno de Chaves, y marcan el contexto donde se inscribirán las siguientes elecciones. Es comprensible que en entornos de alta incertidumbre y profunda desigualdad la juventud deposite su confianza en las instituciones tradicionales pensando que su voto puede hacer la diferencia, o que decida desmarcarse completamente de lo que sucede, alegando que todo está demasiado arruinado como para poderse cambiar.
Los problemas que aquejan a la juventud no son naturales ni inevitables sino producto directo de las políticas del estado burgués y como tales, pueden cambiarse por medio de una organización socialista y revolucionaria que ponga en el centro lo que les jóvenes necesitamos. Queremos aprovechar el proceso de inscripción electoral para darle un empujón a la construcción de esa Juventud.