Por Alejandro Cedeño, excandidato a la presidencia de la APSE, militante del PT
El 18 de setiembre, el presidente del SEC, en Surcos, hace un bosquejo de la realidad del país y del trabajador y trabajadora de la educación, haciendo referencia a la corrupción, al narcotráfico, al político corrupto y populista como los males que afectan al pueblo y a la democracia.
Ante sus afirmaciones, el objetivo de este texto es dar un punto de vista de la situación actual del sindicalismo del magisterio ante la coyuntura de ataques que vive la clase trabajadora en general.
En primera instancia, la magnitud de los ataques que vive la clase trabajadora (las mujeres, los migrantes, la juventud, las y los trabajadores de la educación…) es producto del sistema económico que vivimos, el capitalismo. Este sistema económico que defiende el estado y el gobierno de nuestro país con sus políticas económicas y sociales regresivas, son caldo de cultivo de estos males: el narco y la corrupción que afecta la clase trabajadora.
En segunda instancia, propiamente la situación de las y los trabajadores de la educación, (en donde efectivamente, conserjes, guardas y oficinistas son de los más afectados) es producto de como las instituciones del estado costarricense como Hacienda o el MEP, planifican las políticas educativas bajo directrices de organismos financieros internacionales como el FMI o el BM: ello ha conllevado a la situación de reducción del presupuesto en educación para 2025, el no cumplimiento del FEES, el congelamiento de plazas, la pésima infraestructura o bien la reducción en becas.
Ahora, ¿cómo enfrentar estos problemas? Ahí es donde se difiere mayormente con Diaz. Un elemento central de un sindicalismo democrático, clasista y combativo es la unidad sindical desde las bases. En APSE varios compañeras y compañeros llevamos años luchando contra una burocracia sindical que cada vez más, cercena los espacios democráticos para discutir y articular acciones de calle, que incluso traiciona la huelga del 2018 y da pie a la firma de la ley antihuelgas. Fue vergonzoso, por ende, de la dirigencia de la APSE, su postura de no acudir a la última movilización convocada por diversas organizaciones sociales en defensa de la educación pública.
Una cuestión vital además es, ¿dónde está la unidad sindical en los planteamientos de Diaz en su artículo de opinión? Pues está ausente y no es casualidad. La estrategia del SEC y demás dirigentes burócratas del magisterio nacional es buscar negociar con el gobierno en mesas de diálogo como la estrategia primordial, o que los reciban en la Asamblea, o confiar en la sala IV, en la Contraloría, cuando estas, ya han fallado anteriormente en contra de la clase trabajadora, como por ejemplo con la regla fiscal o la ley antihuelgas.
No genera buena espina, pues el abrazo de Diaz y los rectores, con Rodrigo Arias, dirigente del PLN que ahora parece ser el gran amigo del pueblo, político pilar del neoliberalismo y desmantelamiento de las conquistas de la clase trabajadora.
Otro elemento central que no está en sus verdades del sindicalismo del magisterio: Se necesita construir direcciones sindicales que sean independientes del gobierno y los partidos del régimen. Cabe hacer un ejercicio de memoria: como uno de sus dirigentes más connotados, Marvin Rodríguez Cordero, fue vicepresidente con el gobierno PAC de Carlos Alvarado, de los gobiernos más anti obreros de las últimas décadas, donde se gestó la reforma fiscal y la ley antihuelgas. Corolario, hoy en día, Rodríguez Cordero, sin mas ni menos, está recibiendo las jugosas dietas de ser representante ante JUPEMA.
Por último, en vez de abogar al discurso de “construir patria y a partir de allí luchar por derechos y la democracia y el solidarismo”, debemos articular a las bases bajo un programa: que incluya elementos de democracia obrera, unidad sindical e independencia del gobierno y los partidos de los empresarios, apoyar a sectores comunales, populares y clase trabajadora del sector privado en sus luchas, hacer campo de acción con ellos, no con el PLN, el FA o la CGR para hacerle frente a los ataques del gobierno. Para verdades el tiempo, y la verdad es que actualmente, el sindicalismo del magisterio, cooptado por las burocracias, han abandonado los principios del sindicalismo de base, obrero, democrático, combativo e independiente.