Sindical

Lucha obrera, sindicatos y participación electoral

Desde 1943, el Código de Trabajo contiene una prohibición para que las organizaciones sindicales intervengan en “asuntos político-electorales”, bajo la amenaza de disolución en caso de incumplimiento. Desde las primeras regulaciones de los sindicatos, la clase dominante impuso barreras para evitar que las organizaciones obreras usaran su influencia en el movimiento y las comunidades para intervenir en la política electoral del país.

El empresariado teme profundamente que la clase trabajadora entre en la disputa política de manera organizada, por lo que introduce obstáculos en la Ley, ese sector protege sus intereses a través de la legislación, y este es un ejemplo claro y contundente.

Entonces, ¿qué se puede hacer?

Quienes se organizan o dirigen sindicatos, deben tener plena claridad de que esa limitación es para las organizaciones, no para las personas que forman parte de los sindicatos. Incluso aquellas personas en juntas directivas tienen el derecho pleno de participar activamente en la política electoral, incluso formar parte de candidaturas.

Contrario a lo que quieren las patronales, las personas que realizan activismo sindical deben visualizar que la participación electoral de la clase trabajadora debe centrarse en construir un programa político que ofrezca soluciones a las principales necesidades de su propia clase, y no adherirse a opciones políticas financiadas por grandes intereses empresariales que buscan mantener el orden social bajo el dominio de sus intereses económicos.

La construcción de alternativas independientes de la clase trabajadora para participar en la política nacional, son verdaderamente importantes sobre todo si se entiende que los intereses que las personas depende del lugar en la sociedad que ocupan. Es claro que los intereses de la clase empresarial son contrarios a los de la gran masa trabajadora del país.

Las personas trabajadoras en general, y quienes más sufren las consecuencias del capitalismo como las mujeres, la juventud, las familias campesinas sin tierra, indígenas y demás sectores oprimidos, deben tener claro que si no trabajan en salidas propias, la realidad no va cambiar en la dirección que se necesita.

Costa Rica tiene una historia de candidaturas obreras

A lo largo de la historia del movimiento obrero en el país, existen muchas experiencias de personas que han participado en elecciones, representando alternativas propias de la clase trabajadora, un ejemplo notable es Carlos Luis Fallas, quien fue electo diputado del Congreso Nacional en 1944. También destacan las candidaturas de Carlos Coronado en 1978 y Edwin Badilla en 1990.

Desde que logró su aparición electoral, el PT ha recuperado esta tradición, como en 2016 con las candidaturas a registradurías de Santiago Aguinaga y Lucrecia Robleto en Los Chiles, la diputación de Freddy Rodríguez en 2018 por Puntarenas, y las candidaturas obreras a diputaciones en el año 2022, como la de Alexis Casanova y Olga Brenes por San José y la de Obeth Morales y Lidieth Rojas por Alajuela.

De cara a las elecciones 2026, la tarea de construir candidaturas obreras se pone sobre la mesa, por eso es fundamental que el PT logre su inscripción electoral y pueda abrir espacio para candidaturas de y por la clase trabajadora.