COVID-19 Nacionales

El COVID en los centros penales: una bomba de tiempo

La pandemia del COVID-19 llegó a los centros penales del país el pasado 20 de abril, al reportarse el caso de un policía penitenciario en la Unidad de Atención Integral (UAI) Reinaldo Villalobos, ubicada en el complejo penitenciario La Reforma, en San Rafael de Alajuela.

El trabajador contagiado, quien tuvo contacto con personas infectadas en el hospital de Alajuela, fue aislado e incapacitado por 14 días; según trascendió en los medios, no mostraba síntomas. Dada la naturaleza de su trabajo, él tuvo contacto con compañeros, administrativos y reclusos, todos ellos quienes a su vez mantuvieron contacto con decenas de personas externas al entorno penitenciario.

Se dio a conocer que toda esa UAI, donde permanecen 769 reclusos, fue declarada en cuarentena. Esto significa que la totalidad de la escuadra policial debía permanecer más tiempo dentro del centro penal y no hacer el intercambio con los compañeros a quienes les correspondía realizar el relevo.

El COVID 19 y la situación en los centros penales

El coronavirus empezó a moverse en los aeropuertos, se instaló en los condominios de clase alta y, como no podía ser de otra forma, ha llegado para afectar con mayor dramatismo a la población pobre del país, mucha de la cual abarrota las cárceles.

En dichos lugares las condiciones inhumanas existen mucho antes de la llegada del COVID, donde llega a dificultarse el acceso a agua potable y el hacinamiento es una constante. Actualmente en esa UAI se encuentran 763 personas cuando la capacidad máxima es de 704 cupos.

Este es un reflejo del panorama general en todo el país. Trece cárceles nacionales exceden su capacidad total, 10 de ellas rebasan por 20% el máximo, generando hacinamiento y condiciones deficientes para los privados de libertad. Según reportó el Ministerio de Justicia en 2018, la capacidad carcelaria pasó de 10.757 personas a 11.437 entre mayo y agosto, al mismo tiempo en que la población privada de libertad aumentó de 14.324 a 15.020 personas.[1] Esta dura realidad se torna en una bomba de tiempo a punto de estallar y extenderse a todos los centros penales del territorio nacional.

La actitud del gobierno, lejos de mejorar las condiciones de las cárceles, minimizó la cuestión diciendo que están manejando el caso con mucho cuidado para evitar el miedo y malestar tanto en los privados de libertad como en sus familiares.

En realidad, los verdaderos responsables de la situación son ellos. De nada les valió suspender un mes las visitas a los privados de libertad si no se protege a los trabajadores del lugar, quienes enfrentan largas jornadas laborales, en muchas ocasiones no cuentan con acceso a lo más básico como lo es un servicio sanitario; también viven con bajos salarios y una mala alimentación producto de los recortes presupuestarios hacia el Ministerio de Justicia y Paz.

Por otro lado, las condiciones sanitarias que viven todos los días los privados de libertad son un claro factor de riesgo. En entrevista al Diario Extra, un privado de libertad relata el escenario a lo interno del centro penal:

“Van a venir problemas, bajo presiones es otra cosa, este domingo se dieron dos peleas, uno le faltó el respeto a la directora del centro y otro intentó agredir un oficial y fue aislado, espero irme en libertad, no padeciendo el Covid-19, sentimos que nos han mentido con la verdad de lo que sucedía. Nos aíslan en el mismo lugar donde compartimos hasta con el pulpero, aquí hay diabéticos, hipertensos y con problemas de la tiroides como mi caso y hasta asmáticos. Tenemos un médico y un enfermero, la clínica no está capacitada para llevar esto, nos llevan a la clínica de La Reforma, no hay capacidad de reacción en la UAI” [2]

El año pasado un brote de paperas atacó fuertemente distintos centros penales, vulnerando a los trabajadores del sistema y a los reclusos. En el caso del COVID, con un poder de contagio aun mayor, la posibilidad de un foco está a la orden del día si el gobierno se rehúsa a tomar medidas contundentes para combatir la pandemia entre los sectores populares.


[1] https://semanariouniversidad.com/ultima-hora/hacinamiento-se-mantiene-alto-pese-a-construccion-de-nuevas-carceles/

[2] https://www.diarioextra.com/Noticia/detalle/416609/policia-penitenciario-positivo-con-covid-19