Editorial

SAJIPLAST: Cómo una fábrica de plásticos viola la ley y persigue trabajadores sindicalizados

• La empresa fabrica productos para marcas como Dos Pinos, Almacenes El Colono, Durman Esquivel, Coquisa, Arrocera Costa Rica, Ticofrut, Palí entre otros.

El domingo 25 de junio, catorce trabajadores de la empresa de plásticos SAJIPLAST se cansaron de las pésimas condiciones laborales dentro de la planta de producción, ubicada en Barreal de Heredia.

Ese día, reunidos con dirigentes del Sindicato de Trabajadores del Sector Privado (SITRASEP) decidieron fundar una seccional en la empresa. Ellos exigían tres puntos en concreto a la empresa: Un ajuste de salario, pues en las últimas semanas la empresa les recortó su salario a la mitad al quitar las horas extra con las que siempre habían contado. A esto se le suma que a pesar de ser operarios de maquinaria la empresa les reporta un salario obreros no calificados.

Por otra parte, exigieron un reconocimiento de la experiencia de los trabajadores que llevan muchos trabajando en la empresa. Ellos son los encargados de formar a los nuevos trabajadores que ingresan a la planta.

Y finalmente, se unieron para exigir también mejoras en las instalaciones físicas de empresa, pues al no existir un Comité de Salud Ocupacional (pese a que la ley así lo ordena), las condiciones son inhumanas y los accidentes ocurren con frecuencia. Cuando suceden, la empresa procura ocultarlos al INS y envía a los trabajadores a mentir ante la Caja del Seguro Social.

Aunque sus demandas son justas y completamente racionales, la empresa reaccionó airadamente en contra de los trabajadores. En tan solo la primera semana, decidió despedir a 5 afiliados del sindicato en una clara muestra de persecución.

¿Cómo un despido “justificado” es persecución? Es sencillo, si consideramos que la empresa en los últimos meses ha estado contratando más personal, pues está creando un nuevo turno de trabajo. Según los mismos trabajadores, la situación de despidos masivos no es algo que hayan visto durante los muchos años que llevan en la fábrica.

Y “casualmente”, la semana de creación del sindicato, la empresa decidió despedir a 5 de los trabajadores afiliados a la organización.

Con la fundación de la seccional de SITRASEP y por su solicitud, la empresa fue llamada ante el Ministerio de Trabajo para realizar una primera reunión de conciliación. A pesar de confirmar su asistencia, los representantes de la empresa decidieron a última hora cancelar su participación alegando “que sintieron que sus vidas corrían peligro”, pues algunos activistas y sindicatos se solidarizaron con las reivindicaciones de los trabajadores haciéndose presentes de manera pacífica frente a las oficinas del Ministerio de Trabajo.

Claramente, la actitud de la empresa no es más que una excusa para no negociar con los trabajadores ni reconocer al sindicato. Para este momento, ya el sindicato ha doblado su afiliación en tan solo una semana.

De igual manera, se apersonó al Ministerio de Trabajo un abogado en representación de la empresa, pero sin ningún poder firmado para tomar decisiones que los vincularan. Así, el abogado se dedicó a “expresar las buenas intenciones de la empresa”, que se convirtió en nada más que palabras vacías para ganar tiempo y realizar todo tipo de prácticas antisindicales.

Luego de esta reunión, la empresa intensificó su campaña contra el sindicato. No sólo los administradores y jefaturas reunieron a trabajadores para hablar mal de las organizaciones sindicales, sino que hasta han emitido comunicados para distribución interna atacando y tratando de desacreditar a SITRASEP.

Como por ejemplo el «comunicado 3», donde la empresa acusa al sindicato de amenazar la seguridad de los representantes de la empresa. Además de esta calumnia, la empresa en el mismo comunicado acusa a SITRASEP de «interés ideológico contrario al sistema democrático».

La empresa emprendió una batalla contra el sindicato, lo que sólo significa que la empresa emprendió una batalla contra los trabajadores organizados. SAJIPLAST, a través de sus comunicados oficiales se ha opuesto abierta y descaradamente al derecho a la libre asociación de los trabajadores; y por lo tanto, es la misma administración de SAJIPLAST quien confronta las libertades democráticas más básicas.

Pero esto no es todo. El pasado viernes 14 de julio, los 5 trabajadores despedidos fueron llamados a las oficinas de la empresa para negociar el pago de sus liquidaciones. Ellos fueron acompañados por un representante de la Junta Directiva Nacional de SITRASEP, quien los asesoraría en los derechos que la ley laboral vigente les otorga a los despedidos.

Sin embargo, la empresa nuevamente desconoció los derechos de los trabajadores de ser asesorados por su sindicato, y de manera unilateral e intimidatoria impidió el paso al representante sindical.

SAJIPLAST obligó a los trabajadores a negociar a individualmente, a puerta cerrada, en desigualdad numérica, bajo amenaza de no recibir el pago de sus liquidaciones y de demandarlos si no aceptaban los términos del “acuerdo” y comentaban lo ocurrido en la “negociación”.

A pesar que la empresa fue citada nuevamente por el Ministerio de Trabajo para el lunes 17 de julio, la representante de la misma se excusó para no presentarse a negociar. Una vez más, SAJIPLAST demuestra que no tiene ningún respeto, ni le interesa tenerlo, por las leyes laborales del país; ni por la libertad sindical vigente por acuerdos internacionales.

Y para rematar, el mismo lunes 17 de julio SAJIPLAST despidió a otros 5 trabajadores sindicalizados.

Así las cosas, encontramos una empresa reconocida en el país que abierta y descaradamente violenta la legislación laboral nacional e internacional, persigue a los trabajadores que desean organizarse, los intimida y hace campaña contra los sindicatos a través de sus comunicados oficiales.

La empresa fabrica productos para marcas como Dos Pinos, Almacenes El Colono, Durman Esquivel, Coquisa, Arrocera Costa Rica, Ticofrut, Palí entre otros. ¿Será que estas marcas están a gusto con que su proveedor viole la legislación nacional e internacional abiertamente?

A esto cabe preguntarse también: ¿Será que el Ministerio de Trabajo, a pesar de conocer el caso, no piensa actuar y se limitará como en otras ocasiones a ser un observador pasivo?

¿Acaso no es justificación suficiente todas las pruebas de violaciones a la ley por parte de la empresa?

Pues sí, no es la primera vez que el Ministerio de Trabajo deja pasar las más grandes injusticias frente a sus ojos, sin siquiera mover ni decir una palabra. Menos aún el gobierno central, cuyo presidente es muy diestro para amenazar trabajadores del estado cuando plantean irse a huelga; pero por otro lado, es mudo ante los atropellos de los empresarios.

Con el caso de SAJIPLAST lo que se demuestra es que en este país, los grandes millonarios tienen permiso y protección del gobierno para violar la ley.