Cada 28 de junio se celebra el Día internacional del Orgullo LGBTTIQ+.
En muchas partes del mundo se ha convertido en una muy visibilizada “celebración” que tiñe de los colores del arcoíris a ciudades enteras, se observan anuncios en vallas, televisión, radio y redes sociales. Algunos programas y medios de comunicación cubren eventos relacionados con esto. Y en el mejor de los casos hasta se dan charlas, foros y conversatorios sobre el tema. Junto con esto se hacen desfiles y caravanas donde participan muchas empresas que expresan abiertamente su apoyo a la comunidad sexualmente diversa.
Y definitivamente es muy progresivo que todo esto ocurra, pues permite visibilizar la presencia de dicha población dentro de la sociedad.
Sin embargo, de forma muy lamentable el capitalismo ha tomado este movimiento en sus manos y lo ha banalizado, convirtiéndolo en una marca, en un objeto más de mercadeo, pues todo lo descrito anteriormente siguen siendo acciones mínimamente paleativas e insuficientes.
En el caso de Costa Rica, aunque el matrimonio entre personas del mismo sexo fue aprobado desde el año 2020, aún quedan muchos pendientes, como: la posibilidad del cambio registral de las personas trans según su género autopercibido, incluso desde la niñez. La posibilidad de adopción de hijos para parejas o personas de la comunidad LGBTTI, acceso real a la educación, vivienda, trabajo, salud, de forma libre y segura, sin discriminación. Datos científicos que permitan tipificar los crímenes de odio. Y a nivel mundial todavía hay 67 países aproximadamente donde se persigue y se sentencia con cárcel y hasta con pena de muerte a aquellas personas que se identifiquen como parte de esta población.
Por esta razón, sigue siendo muy pertinente tomar esta fecha para organizar procesos de lucha que presionen y exijan a los gobiernos del mundo por una avanzada en la validación de los derechos de todas las personas, sin importar su orientación sexual o identidad de género. Y más importante aún, escalar a un tipo de organización que sea congruente con todas las exigencias planteadas por los trabajadores, pues los miembros de la comunidad sexualmente diversa no quedan exentos de sufrir los embates de las agendas políticas que favorecen a unos pocos empresarios ricos y dueños de los medios de producción y que por otro lado precarizan y explotan a los trabajadores con más impuestos, aumento de tarifas de los servicios, desempleo y más.
Y en el Partido de los Trabajadores tenemos seguridad que dentro de la sociedad capitalista estas demandas nunca van a ser satisfechas en su totalidad. Razón por la cual debemos organizarnos en conjunto por una sociedad justa e igualitaria y que sólo tendrá cabida dentro del socialismo y todos seamos: “socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres” (Rosa Luxemburgo).