Debate

El papel de los partidos reformistas y el deber de los revolucionarios

Por: Juan Connolly

Muchos luchadores se cuestionan de manera honesta por qué la izquierda se mantiene dividida en distintas organizaciones trotskistas, anarquistas y reformistas, etc.; les ilusiona pensar en una posible unidad de la izquierda que lleve a una victoria en las elecciones y con esto a un posible cambio social radical o mínimamente al fin de los planes neoliberales que se aplican a nivel mundial. 

En nuestro país este ha sido un reclamo que por años se le ha hecho al Partido de los Trabajadores. Ante cada traición del Frente Amplio nuestro partido ha salido a denunciarlo y a postularse como alternativa revolucionaria y por ello muchos nos han tildado de dividir al pueblo en beneficio de los partidos de los ricos.

Lo cierto es que existen razones de peso que justifican el combate político que nuestra corriente, la Liga Internacional de los Trabajadores, y en general los marxistas revolucionarios, han realizado contra los llamados partidos “reformistas”.

Llamamos “Reformismo” a una serie de organizaciones que, aunque presentan variantes respecto a su base social, su programa o el sector social que los dirige, han tendido a cumplir un mismo rol en la lucha da clases.

Dicho rol es el de utilizar los medios de la democracia para impulsar los intereses de la burguesía  dentro del movimiento de masas, la clase trabajadora y sus organizaciones.

Son organizaciones que, bajo alguna clase de discurso de izquierda, buscan evitar o desviar revoluciones y aplicar planes políticos y económicos necesarios para la clase capitalista.

Cuando es necesario inclusive se asocian con sectores contrarrevolucionarios para derrotar revoluciones como lo hicieron los Mencheviques al apoyar a los ejércitos imperialistas que invadieron Rusia en 1918 para derrotar la Revolución Bolchevique o el Partido Socialdemócrata Alemán que estando en el gobierno ordenó el asesinato de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknetcht.   

Para Trotsky, el Reformismo:  

“…es la corriente surgida de los estratos superiores y privilegiados del proletariado, que refleja sus intereses. Especialmente en algunos países, la aristocracia y la burocracia obreras conforman una capa muy importante y poderosa con una mentalidad que en la mayoría de los casos es pequeñoburguesa en virtud de sus condiciones de existencia y formas de pensar; pero deben adaptarse al proletariado sobre cuyas espaldas se encaramaron. Los  más  elevados  de  estos  elementos  llegan  al  poder  y bienestar supremos por los canales del parlamentarismo burgués.”(1)[1]

Según esto el reformismo se compone de sectores acomodados de la clase obrera, aunque también puede conformarse de sectores de la clase media, que se  apoyan en el conjunto de la clase trabajadora para llegar al parlamento o al gobierno y desde ahí ejercer su rol. 

Trotsky opina que en la etapa imperialista actual la burguesía se ve forzada a apoyarse en dichas organizaciones para mantenerse en el poder.

Él argumenta que la burguesía transforma a los reformistas en “verdaderos activistas  de  sus  monopolios  y  maniobras  gubernamentales” al permitirles acceder al poder y a los privilegios económicos (puestos políticos, altos salarios, negocios) que este conlleva en la democracia burguesa. Es decir: los compra para que de ser necesario puedan hacerse cargo del poder en tiempos de crisis.

Es por eso que Trotsky les llama “Canserberos” o Perros Guardianes de la propiedad privada capitalista y de sus mismos privilegios económicos asociados a su participación en la democracia burguesa. Como tales son enemigos de la revolución de la clase trabajadora que deben ser combatidos política e ideológicamente.

El Frente Amplio viene cumplido este rol de manera muy clara durante los dos gobiernos del PAC.

Durante el Gobierno de Luis Guillermo Solís el FA utilizó todos sus recursos para sostener la confianza de todo el movimiento social en el PAC. Bajo el discurso de que el “progresismo” había ascendido al poder y que esto representaba una ruptura con el bipartidismo se dedicó a impulsar una conciliación entre el PAC y las dirigencias del movimiento social que condujo a importantes derrotas como la de la huelga de SINTRAJAP en 2014 contra APM Terminals.

Ya ante la segunda ronda electoral de 2018, el Frente Amplio le dio su apoyo político al PAC e inclusive entró a formar parte del Gobierno colocando a Patricia Mora en el Ministerio de la Condición de la Mujer.

Mediante esta participación el Frente Amplio dio un salto en su participación dentro de un gobierno burgués que lo convierte en responsable directo de todo lo que este viene impulsando.

Hoy el Frente Amplio no solo calla frente a todos los ataques de Alvarado, sino que realiza una defensa directa del mismo y del régimen ante las movilizaciones anti gobierno que se acrecientan. Basta notar como José María Villalta hoy utiliza su curul para disparar contra las huelgas del sector público y los bloqueos de los estudiantes de secundaria y los traileros.


[1] Trotsky, León. “¿Qué es el Centrismo?”. Disponible en https://www.fundacionfedericoengels.net/images/PDF%20Trotsky/1930-Centrismo.pdf