¿Un giro en la política del FA?
El ingreso del FA al gobierno es la continuidad del proyecto de un partido cuya apuesta principal es ocupar puestos en la administración del Estado y llegar a ser gobierno.
Tanto en su campaña electoral como en su desempeño dentro de la Asamblea Legislativa, el FA ha intentado presentarse como una opción responsable para gobernar, y por eso, su reciente decisión de ser parte del partido de gobierno, viene a ser solo un paso más para concretar su política.
Con tal de garantizar un puesto en el gobierno, han estado dispuestos a hacer todo tipo de negociaciones, tanto con el PAC como el PUSC. Patricia Mora ha dicho que en el marco de los acuerdos con Rodolfo Piza “tuvieron que ceder” para eliminar el parto humanizado del documento que firmarían entre el PAC, el FA y el PUSC, porque Piza tenía diferencias con este tema. Es decir, la misma Patricia Mora, en su papel de futura Ministra de la Condición de la Mujer, está ayudando a sostener esos acuerdos con el objetivo de llegar, como ella misma lo dijo, con un documento firmado para el día del traspaso de poderes, que es la prioridad.
El rol del FA en este gobierno
La conformación de un nuevo gobierno de unidad, como le han querido llamar, es una política consciente del PAC para devolver la confianza en las instituciones del régimen. Esa confianza que se ha visto tan desgastada por los casos de corrupción, la inoperancia, pero sobre todo por los constantes ataques sobre la clase trabajadora.
Pero para devolver esa confianza ya no es suficiente con el cambio del gobierno, es necesaria una apuesta más osada, que de un respiro a ese régimen político y por eso la unidad de los distintos partidos, incluido el FA, cumple un papel importante.
La labor de Patricia Mora en la Asamblea Legislativa ha sido vista con simpatía por muchos activistas, ya que ha utilizado ese espacio para promover falsas esperanzas en el trabajo legislativo, creando la idea de que se puede hacer un cambio desde adentro. Su incorporación es parte de un acuerdo por puestos realizado entre las cúpulas políticas, donde inclusive a Mora no se le conoce una trayectoria como defensora de los derechos de las mujeres, por el contrario, ha mostrado la posición más flexible del Frente Amplio ante a los casos de machismo en su bancada. En el 2014, cuando salieron a la luz las denuncias por violen
cia doméstica contra el diputado Jorge Arguedas, Mora manifestó que en su opinión, “si Jorge Arguedas se compromete a respetar los principios éticos del Partido y se compromete a respetar nuestra postura con relación a todo lo que tiene que ver con cuestiones de género y absoluto respeto a las mujeres, podría entrarse en una conversación con él”.
El nombramiento de Mora y la incorporación de su partido al gobierno, es parte de un esfuerzo por intentar embellecer una institución desgastada, creando la ilusión de que dentro de estas, independientemente del programa político, se pueden hacer cambios importantes.
Su papel ante el movimiento
Con el ingreso del FA al gobierno del PAC, se consolidará la línea que han venido aplicando durante los últimos cuatro años, de llamar a confiar en el diálogo y la acción de las instituciones para desviar la lucha de las calles.
En esta línea, ya Patricia Mora ha anunciado que ante los femicidios en el país promoverá la declaratoria de emergencia nacional, como lo han venido exigiendo los sectores organizados desde las calles. Pero mientras el gobierno no eche para atrás con su propuesta del plan fiscal y no destine recursos a la inversión en trabajo, vivienda y servicios de atención para las víctimas, esta será solo una declaración de buenas intenciones.
Esta será el papel que vendrá a desempeñar el FA, ser un engranaje fundamental para mostrar una imagen más amigable del gobierno a través de pequeños cambios, mientras se convierten en cómplices de los gigantescos ataques contra la clase trabajadora.